Real Madrid y Sevilla habían llevado a sus conjuntos hasta la ansiada final que aunque en un inicio se había de disputar en Cartagena, terminó por producirse en Las Rozas, ante el mal estado del césped del feudo de Cartagonova. Tanto Agustín López como Luis Miguel Ramis, técnicos de hispalenses y madrileños respectivamente, ponían sobre el tapete de la Ciudad del fútbol a sus mejores piezas para la búsqueda del título.

Ambos Presidentes se saludaban antes del comienzo del encuentro en el palco de autoridades.

La primera gran ocasión del partido llegó por la banda de Agoney. Desde ahí, levantó la cabeza y buscó a un Javi Muñoz que se había descolgado hasta la frontal del área, pero cuándo ensayó el tiro a portería, el golpeo se le marchó elevado.

En una acción de ida y vuelta en ambos lados del campo, primero el Madrid tuvo la oportunidad de crear peligro, pero se cruzó perfectamente un zaguero andaluz. En la otra parte del terreno de juego, fue Jose León, el capitán madridista, el que intervinino para denegar la ocasión hispalense.

A balón parado, mediado el primer acto, gozó de sus ocasiones más claras el Juvenil merengue. Primero León, con un soberbio cabezazo hizo estirarse a Soriano para intervenir de una forma sensacional y desviar su disparo a saque de esquina. En el nuevo córner, recogió un balón muerto Febas, y en su intento de cara a portería, solamente un zaguero andaluz se interpuso en el que parecía el primer gol del choque.

Tanto perdonar, terminó por pasarle factura a los de Ramis. Una falta dudosa en el perfil diestro del ataque sevillista sirvió para que Juan Muñoz recibiera solo en la frontal del área para, al primer toque, batir a Caba, abriendo el marcador para los suyos en la primera ocasión hispalense de peligro.

Desde el tanto andaluz, la nada se impuso sobre el tapete de Las Rozas, hasta que el trencilla del encuentro decretó el final del primer acto, apenas segundos después de cumplirse el minuto 45 de juego.

El nerviosismo, no obstante, demostrado por los blancos en la recta final del primer acto se manifestó también en la salida del segundo. Con un Sevilla bien plantado en el campo, esperando su oportunidad a la contra, los minutos pasaban sin que la oportunidad se manifestara. Por contra, sí se acercó con peligro el cuadro andaluz, e hizo aparecer de forma decisiva a Caba, evitando el segundo gol hispalense.

A través de la figura de un Álvaro Jiménez que ha terminado la temporada a un nivel muy alto, se sucedian de nuevo las ocasiónes blancas en la segunda mitad, llegando a desesperarse por tantas ocasiones perdidas.

Ramis, dio entrada a Enzo y Cedrés, que ingresaron en el campo en el lugar de Javi Muñoz y Agoney, respectivamente. Precisamente el mayor de los Zidane tuvo incidencia inmediata en el encuentro, cuándo asistió, pared mediante, a Febas en su entrada en el área, para que éste, buscando un golpeo bajo, introdujo el cuero en el arco rival rozando el poste derecho.

Claramente el ritmo decaía, con el paso de los minutos afectando a las fuerzas de los 22 protagonistas que intentaban hacer méritos para lograr un segundo - y aparentemente definitivo - tanto.

Los 90 minutos reglamentarios transcurrían sin que la portería de uno y otro guardameta se viera afectada. La contundencia y el buen posicionamiento del Sevilla le hicieron al Juvenil blanco, que siempre propuso más, no encontrar espacios, y verse avocado a buscar el triunfo en la final en la prórroga.

Fue Marcos Legaz el que tuvo la ocasión más clara, que pudo deshacer el empate. Un control soberbio con el pecho del ariete madridista le dejó solo ante Soriano, pero cuando buscó el arco rival, el balón le botó antes de impactar con él, y que terminó haciendo que éste llegase manso a las manos del arquero sevillista.

El reloj seguía corriendo, y la visión de tener que decidir la final a penaltis aparecía cada vez más visible en el horizonte.

El sorteo de los penaltis se decanta para un lado:

Y como en la Copa de Campeones, los once metros decidieron. Los dos tiempos de 15 minutos llegaron a su final, y con ello, era hora de los penaltis.

Empezó Legaz fallando, no así ni Sedeño ni Miki Muñoz.

Tampoco faltaron a su cita con el gol Juan Muñoz y Cedrés. Los aciertos se sucedían, hasta que nuevamente la figura de Soriano emergió para detenerle el lanzamiento a Álvaro Jiménez, que con el posterior tanto de Celu, le daba la Copa del Rey en categoría juvenil al Sevilla.

Tras 120 minutos de juego, el acierto desde los once metros marcó al vencedor. Los hispalenses volverán a Sevilla con el título bajo el brazo, el primero de la temporada, mientras que el Juvenil blanco cierra la campaña con un doblete que a un paso estuvo de ser histórico, si la fortuna de los once metros hubiera sonreído al conjunto de Ramis.

Entrega de premios y celebración:

Habitual manteo del entrenador Sevillista.

Desolados los jugadores del equipo blanco, quienes se quedaron a un paso de hacer historia en una temporada envidiable.

El conjunto de Luis Miguel Ramis recogía las medallas de subcampeones en el palco de autoridades.

Los campeones hacían lo propio para recoger su premio.