Alfredo Di Stéfano recibió el último adiós del madridismo en particular y del mundo del fútbol y el deporte en general. El que fuera presidente de honor del Real Madrid fallecía el pasado lunes después de que dos días antes sufriera una parada cardíaca en plena calle, una dolencia que no pudo superar y que detenía su corazón para siempre en el hospital Gregorio Marañón de Madrid.

La capilla ardiente de Di Stéfano se ubicó en el palco de honor del estadio que le vio brillar, el Santiago Bernabéu, donde a lo largo del día y medio que ha permanecido abierta, ha recibido un sinfín inagotable de visitas; desde aficionados hasta personalidades del mundo del fútbol y el deporte, que querían despedir al hispano argentino. No faltó, si quiera, la presencia del rey Felipe VI.

Tras la multitudinaria despedida, los restos mortales de La Saeta fueron trasladadas al cementerio de La Almudena después de un funeral al que acudía el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez y la Junta Directiva del club.