Golazos para enmarcar entre continuas peticiones de mejora de contrato; asistencias de lujo entre gestos de desagrado por las sustituciones; jugadas de ensueño en medio del descontento por su posición en el campo, declaraciones ambiguas sobre su futuro y enfados, acicalados con gestos técnicos sin parangón. Así es como muchos describirían la estancia de Ángel Di María en el Real Madrid, una relación amor-odio que hoy toca a su fin.

Tras un Mundial llegó Madrid

El Mundial de Sudáfrica 2010 puso la atención del Real Madrid sobre la figura de Ángel Di María. A pesar de la mala actuación de la selección argentina, que caía en cuartos de final, José Mourinho, técnico por aquel entonces del conjunto blanco, ya se había fijado en aquel joven jugador, de espigada figura y delgaducho, que imprimía una electricidad apabullante en cada jugada, en cada movimiento. Y no existieron dudas para el entrenador portugués, que llevaba al club de Chamartín a desembolsar 25 millones de euros para oficializar los servicios de Ángel Di María, el 'fideo' un 28 de junio de 2010, día en el que daba inicio la fulgurante etapa del argentino en la nave blanca.

Ángel Di María, un jugador de gran calidad técnica

En el Madrid, debutó ante el Club América; su primer gol se lo marcaría al Hércules en otro amistoso

La primera campaña fue una sucesión de debuts, de 'primeras veces', como mandan los cánones: primera vez que el 'fideo' se enfundaba la elástica del Real Madrid. Lo haría en un partido amistoso ante el Club América, donde los blancos se imponían por 3-2. Poco después, llegaría su estreno goleador, una faceta en la que no se ha prodigado excesivamente pero que siempre ha dejado perlas de incalculable valor para los blancos. El Hércules ostentaría el 'honor' de vivir 'in situ' la primera diana de Di María como jugador blanco en el triunfo por 3-1 de los 'merengues'. Y del primer gol, al salto sobre el césped del Santiago Bernabéu, ante el que sería su público, en 'su casa' con su gente. El trofeo madridista tuvo la culpa y el invitado de lujo fue el Peñarol de Montevideo, ante el que Di María anotaba, para satisfacción del respetable y victoria de su equipo.

Precursor y aliado del gol

Y en filas del Real Madrid, el argentino escogió a otros dos 'reales' para inaugarse en las facetas oficiales de su juego. El primer partido 'de verdad' con los blancos lo disputaría Di María ante el RCD Espanyol el 20 de agosto de 2010, mientras que su primer tanto oficial llegaría algo más tarde, más concretamente el 18 de septiembre ante la Real Sociedad. En total, 53 partidos en su primera campaña como jugador madridista y nueve goles, más la friolera de 20 asistencias, que ya anunciaban que Ángel Di María iba a convertirse en un socio de oro para los mejores artilleros.

Uno de los mejores asistentes, rubricó, en la última campaña como madriidista, también su mejor registro goleador

Su condición de asistente de lujo quedó confirmada

Su segunda temporada en el Real Madrid fue algo más complicada y exigió de esa capacidad de lucha y sacrificio de la que ya ha hecho gala 'el fideo' en numerosas ocasiones. Nada hacía presagiar las dificultades en la primera vuelta del ejericicio, cuando el de Rosario cerraba su participación como máximo asistente -confirmando sensaciones tras su primera campaña- de la Liga, junto a su por aquel entonces compañero de equipo, Mesut Özil.

Ante la adversidad, lucha

Las lesiones a finales de 2011 y principios de 2012 mermaron su continuidad y se convirtieron en constantes pruebas de fuego para la moral de un jugador que necesitaba de campo para vivir, de césped, de línea de cal, de cercanía con la portería rival. Plantando cara a lo adverso, el 'fideo' lograba regresar hacia el final de la temporda, si bien es cierto que su aportación -buena-, no volvería a ser la misma que en la primera vuelta, resintiéndose de las dolencias que le habían apartado de los terrenoe de juego en más partidos de los que él mismo hubiera deseado. A pesar de todo, Di María cerraba la conquista liguera de su eqiupo -La liga de los récords- como tercer máximo asistente de la competición, sólo por detrás de su compañero de equipo, Mesut Özil y su amigo en la selección de Argentina, Leo Messi. 32 partidos, siete goles y 16 asistencias, en definitiva, para el rosarino.

Ángel Di María siempre ha sabido ser un imprescindible para sus técnicos

El Madrid apuntilló su posición con el fichaje de Gareth Bale

Su tercera campaña en el Real Madrid no podía empezar de la mejor manera: un título ante el eterno rival -la Supercopa de España- y marcando un gol en el choque de ida que resultaría providencial para encarar la vuelta, ya que sólo el golaveraje decidió al campeón, toda vez que ambos equipos empataron a 4 en el cómputo global de la eliminatoria. A pesar del buen arranque, las cosas no tardaron en torcerse para los blancos en Liga, y en diciembre el torneo doméstico volaba ya lejos del Bernabéu, imposibilitatando la reconquista del título. Las fases finales alcanzadas, tanto en Champions como en Copa tampoco resultaron suficientes y, como es habitual en este tipo de casos en equipos como el Madrid, la necesidad de mejorar y evolucionar trajo consigo a nuevos fichajes. Atrás quedaban los 52 partidos disputados, los nueve goles anotados y la 12 asistencias concedidas. El Real necesitaba más y la posicón de Ángel Di María, que había hecho suya la banda derecha con cierta regularidad, fue una de las apuntilladas.

Nuevo rol para Di María

La llegada de Gareth Bale en la temporada 2013/14 ponía en una seria disyuntiva a jugadores como Mesut Özil y Ángel Di María. El galés llegaba con un precio sólo a la altura de los mejores jugadores del planeta y con la vitola de titularísimo, lo que podía relegar a la suplencia, tanto al germano como al argentino. Poco convencido ante la posibilidad de hacerse con una plaza en el 'once', Özil ponía rumbo a Inglaterra para recalar en las filas del Arsenal. La actitud que tomó Di María, por contra, resultó encomiable para la parroquia blanca: llegar al Real Madrid había costado demasiado como para sucumbir ante una posibilidad frente a la que tenía todas las armas para luchar. Si Bale se convertía en el favorito, Di María pondría todo de su parte para complicar lo máximo posible las cosas al nuevo técnico madridista. Y vaya si lo hizo.

La llegada de Bale le reubicó sobre el campo y le convirtió, de nuevo, en pieza clave

Optó por quedarse; pelear el puesto y convertirse, como así fue, en imprescindible

Tanto fue así, que Di María vio modificada su posicón en el campo pero la regularidad en sus alineaciones fue una constante que le convirtió en una pieza imprescindible para el dibujo de Carlo Ancelotti. La banda derecha se había convertido en propiedad de Bale pero Ángel Di maría encontró una nueva e inesperada posición en el centro del campo, que le permitía aprovechar los espacios y los metros por delante para seguir fabricando diabluras, al tiempo que explotaba su mejor faceta defensiva, en la ayuda y la cobertura de la zaga. Ni siquiera las controversias como su famoso acomodamiento tras ser sustituido y llevarse el abucheo de un Bernabéu sediento de entrega e insaciable ante la misma, resultaron suficiente para que el madridismo se rindiera a los pies de un jugador que había logrado su redención a base de fútbol, goles y brega.

Suyo fue el primer gol en la final de la Copa del Rey que dio al Madrid su primer título de la temporda ante el eterno rival, el FC Barcelona, en Mestalla. Y suyas también las lágrimas emocionadas tras la conquista de la ansiada Décima Champions League, por todo cuanto aquel momento de gloria había exigido dejar en el camino. Di María lo sabía mejor que nadie pero el clamor del Bernabéu coreando su nombre en la celebración de la gesta evidenciaba que las cosas no podían ir mejor para el 'fideo'. O eso parecía, pues los 52 encuentros, 11 goles -su mejor marca como blanco- y 24 asistencias -también sus mejores registros en el Real Madrid- parecían el prolegómeno del final.

Tras un Mundial se va del Madrid

La llegada del Mundial de Brasil 2014 hacía saltar las alarmas en el seno del madridismo cuando, al ser preguntado por su futuro, Di María se mostraba poco claro al respecto, exhibiendo una ambigüedad que rápidamente se tomó como desconento del jugador, que según las informaciones que aparecían deseaba recuperar la posición en el campo que Bale había hecho suya. La incerditumbre se prolongaba durante la disputa de la Copa del Mundo, donde Argentina alcanzó la final, en buena parte gracias al juego de Di María, que tiró del carro cuando se esperaba a Messi y este no apareció.

La llegada del período vacacional y tras la derrota ante Alemania, todas las informaciones apuntaban al Paris Saint Germain como destino del 'fideo' en uno de los ventas más cuantiosa de la historia para el Real Madrid, un extremo que parecía confirmarse con la llegada de James Rodríguez, jugador de un pefil similar al del 'fideo' y máximo artillero del Mundial de Brasil 2014.

Di María pone fin a cuatro años como jugaodr blanco

Con la conquista de la Décima, pone rumbo al Manchester United

Hoy la noticia se confirma y el idilio amor/odio que siempre ha existido entre el Real Madrid y Ángel Di María toca a su fin. No han sido pocos los que durante sus cuatro campañas como blanco, han señalado al argentino por contiuas solicitudes de mejora de contrato y cierta irregularidad en su juego frente a un futbolista que no se ha sentido valorado en el club, a pesar de los 189 partidos disputados en sus cuatro temporadas. Ahora, tras la conquista de la Décima, Di María pone rumbo a una de las grandes ligas europeas, la Premier, con el nada desdeñable objetivo de devolver al Manchester United a la posición que le corresponde y de la que ahora está muy lejos. Un nuevo desafío para el 'fideo', que al mismo tiempo reta a Carlo Ancelotti a una vida sin Ángel Di María pero con múltiples posibilidades para sutituirle.