El astro portugués no entiende de parones. Ni las lesiones, ni el tiempo de inactividad le han alejado de su gran meta cada temporada: el gol. Cristiano Ronaldo pasó por uno de los momentos más complicados de su carrera la pasada campaña, con reiterados problemas en su tendón rotuliano.

Esa dolencia le privó de jugar la final de la Copa del Rey, pero no de participar en la Décima Champions del Real Madrid, que finiquitó desde los once metros en los instantes finales de la prórroga. El luso se desprendió de la camiseta, preso de la euforia, y dando por acabada la temporada del mejor modo.

Tras el Mundial, la decepción de la temprana eliminación de Portugal y la insistencia de sus molestias, llegó el momento de parar, hasta reincorporarse con el Madrid en Estados Unidos, para disputar 15 minutos de los 180 que el cuadro merengue disputó en territorio americano.

Con ese bagaje, y con una incógnita sobre su rendimiento, el luso se alineó en el perfil zurdo del Real Madrid en Cardiff, para intercambiar de forma habitual la posición con Bale.

Cristiano no baja el pistón

Precisamente el galés, el que jugaba en casa y desde el perfil zurdo, le puso un balón medido a Cristiano, que entrando desde la derecha remató a portería el cuero, abriendo el marcador y volviendo a ser decisivo para su equipo, al que llevó a la victoria logrando, en la segunda mitad, doblar su aportación al luminoso, gracias a un soberbio disparo desde la izquierda, con la zurda.

Cristiano retoma el fútbol vestido de blanco donde lo dejó. Siendo decisivo de cara a portería y anotando goles claves para que su equipo levante títulos. De momento, y gracias al 2-0 frente al Sevilla, el Madrid alzó al cielo el primer trofeo de la temporada, el tercero en cuatro meses, y se le abre la posibilidad de lograr los cinco títulos a los que aún opta en este 2014.

Mientras que Cristiano siga con su fenomenal racha, las posibilidades del Real Madrid seguirán disparadas, a una semana de la disputa del segundo, la Supercopa de España.