Séptima temporada en el Real Madrid para Pepe y su hegemonía en el centro de la defensa, junto a Sergio Ramos, parece indiscutible. Lejos quedan ya las dudas suscitadas en la etapa de José Mourinho, cuando el central portugués quedaba relegado, tras su lesión, en favor del jovencísimo Raphäel Varane.

Si en algún momento el débil rendimiento de la defensa blanca al inicio de la pasada campaña, pudo amenazar con resucitar las dudas, el buen hacer y la solidez adquirida en la segunda vuelta, espantaron viejos fantasmas. Pepe es otro de los hombres fijos en el dibujo de Carlo Ancelotti. Además, el luso ha hecho también gala de su polivalencia, llegando a jugar algo más adelantado cuando la ocasión lo requirió.

Pepe ha demostrado ser uno de los mejores centrales de Europa; rapidez, anticipación y bien por alto, pocos son los defectos que pueden achacársele, más allá de esos comportamientos que en poco tienen que ver con lo meramente futbolístico y que le han hecho ganarse una fama de jugador extremadamente duro.

Fijo también en las filas del combinado portugués, Pepe suma en el Real Madrid dos ligas, dos Supercopas de España, dos Copas del Rey, una Champions League y la recientemente conquistada Supercopa de Europa.

Ni siquiera el paso de los años hace tambalear la titularidad de una posición que Pepe se ha ganado por méritos propios. La juventud de hombres como Nacho Fernández o Raphäel Varane confirma la perfecta continuidad al legado de Pepe, que amenaza con prolongarse en volandas de su fantástico rendimiento. Esta temporada, el luso ya ha empezado a dar buena muestra de que sigue en perfecta forma y, al igual que Sergio Ramos, tampoco él está dispuesto a que las dudas y críticas generadas en la pasada campaña se den en la presente.