El Real Madrid llegaba a Riazor en un ambiente extraño. Tras comenzar su andadura en la liga con una victoria y dos dolorosas derrotas consecutivas ante Real Sociedad y Atlético de Madrid, la Champions League devolvió la sonrisa a los blancos con una contundente victoria por 5-1. Ahora, es la Liga la que ha hecho regresar las buenas vibraciones a la Casa Blanca.

En uno de los escenarios más temidos de los últimos tiempos para los madridistas, el estadio de Riazor, el Real Madrid se ha deshecho de todos los fantasmas existentes dando un brutal golpe sobre la mesa. Ante un Deportivo de la Coruña que luchó con orgullo mientras tuvo posibilidades, el marcador final de 2-8 define lo que ha sido una exhibición de capacidad goleadora y de dominio del club de la capital.

Primeros compases de tanteo con un Deportivo sólido

Los locales comenzaron el partido plantando cara al Real Madrid desde la defensa. Juntando las líneas y obligando a los hombres de Ancelotti a crear en estático, el Deportivo se asentó sobre el campo. El Real Madrid no se sentía cómodo, y la falta de ideas, movilidad y precisión atascaba el juego blanco.

Los primeros diez minutos se desarrollaron sin claras ocasiones para ningún bando. Ambos equipos parecían observar y analizar el planteamiento de su rival, y eso se tradujo en un tempo lento. Los locales esperaban en su campo y los visitantes trataban sin éxito de imponer su mando.

El Deportivo planteó una férrea defensa inicial que obligó al Madrid a jugar en estáticoA la hora de atacar, también el Deportivo parecía tener las ideas más claras. Sus ofensivas se construían en base a pases seguros con poco riesgo y a embestidas por la banda derecha, donde la profundidad de Juanfran y Laure hacía sufrir a Marcelo. Por parte del Madrid, el peligro llegaba cuando Benzema, Bale, James y Ronaldo entraban en juego y pillaban desprevenida a la defensa gallega, que dejaba intermitentemente huecos. Más allá de esa opción, el muro rival sólo daba pie a jugadas combinativas en espacios muy cortos que requerían mucha precisión y solían acabar truncadas.

Fruto de esos huecos, llegó la primera gran oportunidad de abrir el marcador de las botas de Bale en el minuto quince. Un muy participativo Benzema intentó un disparo que salió errático de sus pies desde fuera del área, pero al segundo palo apareció el galés ante la pasividad de la zaga. Lux salió a por el balón y blocó el intento de vaselina del madridista, salvando a su equipo en el mano a mano.

En el minuto 19, los visitantes encontraron por primera vez de forma clara la solución que más les gusta para desbloquear partidos: el contraataque. Tras un robo en defensa después de un mal saque de esquina del Deportivo, los blancos galoparon hacia el área de Lux y Ronaldo, desde fuera del área, finalizó con un potente disparo que se marchó alto. El Madrid jugaba lento y con poca movilidad, pero veía posibles vías de escape.

Ronaldo y James derriban el muro

Ante un partido que parecía que sería complicado por la presencia de un rival tan correoso, apareció un jugador especializado en destrozar defensas. En el minuto 28, tras una gran salida de balón propiciada por las combinaciones de Kroos y James, el balón llegó en la banda derecha a un Arbeloa que tuvo mucha proyección ofensiva. El canterano colgó el balón al área y allí estaba Cristiano Ronaldo, que con un impresionante salto y giro de cuello, ejecutó el remate perfecto para colocar la pelota en un ángulo imposible para Lux. El siete del Madrid había abierto la lata y marcaba por fin en Riazor, estadio que se le resistía.

El Real Madrid se creció en el partido, mientras que el Deportivo de la Coruña trataba de aguantar de la mejor manera posible. Los gallegos siguieron fieles a su estilo con la esperanza de encontrar la oportunidad de igualar el marcador. El gol no cambió el planteamiento del partido, los locales esperaban y los visitantes tenían el balón.

En doce minutos el Real Madrid perforó tres veces la portería rivalLa balanza se desequilibró en el minuto 35 cuando James Rodríguez sacó su magia de la chistera. Un Deportivo demasiado retrasado dejó espacio al colombiano en la sección izquierda de la frontal del área y este colocó el balón con el interior en la esquina contraria de la portería rival. Un gol de bella factura que aupó a los blancos y deprimió a los blanquiazules.

Cinco minutos después, volvió a ser Ronaldo el que terminó de matar, momentáneamente, al Deportivo. Tras un pase en largo a Benzema, Lux salió varios metros de su área, a pesar de contar con el apoyo de dos defensas, y el delantero galo le regateó. El portero zancadilleó a Benzema, pero Ronaldo llegó en segunda instancia para rematar a puerta vacía.

El partido llegó al descanso con 0-3 en el marcador y un Real Madrid muy confiado ante la gran pegada que había demostrado en el arreón final.

El regreso de los miedos blancos

Estaban avisados y a pesar de ello volvió a ocurrir. El Real Madrid salió, una vez más, relajado en la segunda parte y el Deportivo decidió combatir con honor a pesar del resultado adverso. Fruto de esta intención, los orgullosos gallegos consiguieron su premio a los cuatro minutos de juego con un penalti por mano de Sergio Ramos.

El Madrid volvió a salir relajado y encajó pronto el 1-3Medunjani convirtió en el minuto 50 el 1-3 y Riazor trató de llevar en volandas a su equipo, conscientes de que su rival tiene fama de empequeñecerse tras el descanso. El Depor creyó en sus posiblidades y salió al ataque con corazón y presión al rival.

Dos disparos errados de Fariña en el 56 y Cavaleiro en el 58 no consiguieron subir más goles al marcador, pero sí que tuvieron un gran efecto psicológico. El estadio del Deportivo se animó y los jugadores estaban convencidos de sus posibilidades.

Ancelotti recupera el equilibrio

Ante este panorama, Carlo Ancelotti supo leer las necesidades de su equipo y reforzó el centro del campo para recuperar la batuta. Sacó del campo en el minuto 58 a Benzema y metió en su lugar a Illarramendi. Kroos jugaría entonces de mediapunta y la medular estaría más resguardada.

Ancelotti retomó el control del partido superpoblando el centro del campo con la entrada de IllarraEl técnico italiano lo consiguió. Su equipo volvió a estar equilibrado, mientras que el Deportivo se desinfló y dejó de tener el esférico. Y así, gracias al dominio blanco, llegó el gol de la tranquilidad para los visitantes. En el minuto 65, un enorme despiste de la defensa del Deportivo hizo que Bale se desmarcase en el área sin el riesgo de caer en fuera de juego y el galés, tras un gran pase de Marcelo, definió ajustando su tiro al palo izquierdo de la portería. El 1-4 fue el desequilibrio definitivo.

A partir de este momento, el Real Madrid fue un vendaval furioso. Las ansias de agradar de los blancos ante los malos resultados impulsaron a querer más al equipo de Ancelotti, mientras que un Deportivo lastrado por el gran esfuerzo que había hecho durante el resto del partido no encontraba parches para tantos agujeros.

Furia blanca y lluvia de goles

Primero fue Bale en el 74 con una sutil vaselina tras un preciso pase entre líneas de Isco el que empezó el arreón. Tres minutos después, Ronaldo marcó en una jugada que reflejó el final del partido para los dos equipos: un Diakité cansado y sin ideas perdió el balón en el área ante la insitente presión de James y el colombiano, viendo a Ronaldo galopar por la banda izquierda, asistió al luso para que este batiera con potencia a Lux. La cuenta ascendía a seis goles y Ronaldo había completado un hat-trick.

En el 83, el Deportivo de la Coruña rindió tributo al esfuerzo realizado durante todo el partido con un gol de cabeza de Toché tras una buena jugada de los locales. Su afición se lo reconoció con aplausos, a pesar de que el partido estaba perdido.

Ronaldo completó un hat-trick y Chicharito se estrenó con dos golesOcho minutos antes del gol del Deportivo, Ancelotti había metido a Chicharito Hernández para que el mexicano tuviese más oportunidades de demostrar su valía. Y lo hizo con creces. En una exhibición de lo que es un killer puro, Hernández anotó dos golazos en los minutos 87 y 91. El primero, con una impresionante volea desde fuera del área que perforó la castigada escuadra de Lux. El segundo, también procedente de un disparo lejano, que esta vez rebotó en un defensa y sorteó por arriba al portero del Deportivo. El nuevo fichaje del Madrid había acabado de redondear un resultado demoledor: 2-8.

El árbitro pitó el final y dio por finiquitada la goleada madridista. Los blancos se habían quitado de un plumazo todos sus fantasmas: el de Riazor, el de la crisis de resultados y el de la falta de gol. El Deportivo, por su parte, había sido duramente castigado, pero su objetivo es distinto y sus ojos están puestos ahora en batir a su eterno rival en el próximo compromiso de liga: el Celta de Vigo. La fiesta goleadora del Real Madrid volvió a dibujar una sonrisa a los merengues.