Había transcurrido una hora de partido en el Benito Villamarín, por entonces, el Ruiz de Lopera. Álvaro Mejía, canterano, había saltado de titular aquel 16 de octubre de 2004, como había hecho en alguna otra ocasión en aquella temporada. Por detrás, venía otro mirlo que capitanearía hacia el ascenso 14 años después al Castilla, y que en aquel entonces se desenvolvía en el eje de la defensa.

Oliveira había abierto el marcador a la media hora de encuentro, y el Madrid sufría para intentar sacar algo positivo de su envite ante el Betis. García Remón en el banquillo se debatía en la elección de los movimientos a realizar, y se decidió a dar entrada al capitán del Castilla para intentar darle un soplo de aire a una defensa que sufría las acometidas verdiblancas.

Álvaro Arbeloa hizo su entrada en el minuto 58 del encuentro, y apenas seis después, Ronaldo Nazario igualaría el marcador y cerraría el encuentro con un empate. El debut de Arbeloa no fue ideal, pero sí le valió para darse cuenta que en el primer equipo, no perdían detalle del filial merengue que el salmantino terminó llevando, junto a los Granero, Mata o De la Red a Segunda División.

Partida y regreso

Un encuentro más disputó aquella temporada, lo que hacía que su bagaje fuera insuficiente para seguir permaneciendo en la entidad. Apostó por una salida en el mercado invernal al Deportivo de la Coruña, y seis meses después, fue el Liverpool el que llamó a su puerta, para convertirle en su cerrojo particular por el costado derecho de la zaga.

Arbeloa: "Poder jugar 200 partidos con el Real Madrid era inimaginable y algo de lo que me siento muy orgulloso"

En el intento de recuperar a cuántos futbolistas españoles - y canteranos - fuera posible, en la vuelta de Florentino a la dirección del Real Madrid en 2009, el mandatario blanco organizó el retorno de Arbeloa, que desde aquel momento volvió a defender los colores del equipo de su vida. Desde aquel momento han transcurrido cinco temporadas, y desde su debut, hoy exactamente, diez años, en los que ha podido disfrutar del primer equipo en seis de ellos.

Su palmarés desde entonces no ha dejado de crecer. El último título, la Supercopa de Europa, pero antes, una Liga, una Supercopa de España, dos Copas del Rey y la ansiada Décima Copa de Europa, la primera y única hasta el momento en su nómina de trofeos.

Parte fundamental a su manera

Desde el primer año, su importancia fue capital en los esquemas de Pellegrini primero, Mourinho después y por último Ancelotti, aunque con éste ha dado un pequeño paso al lado en favor de Dani Carvajal, otro mirlo de la casa. Aún así, los minutos de Arbeloa siempre estuvieron en cuestión a principio de campaña, por competencia especialmente, pero al final el lateral siempre convencía a los técnicos para que fuera por él por quién apostasen para la titularidad.

Hace bien poco, además, el salmantino disputó un encuentro redondo. Dos centenares de noches se había puesto la zamarra merengue, y se mostraba orgulloso en una entrevista en la web del club: "Para un canterano como yo poder jugar 200 partidos con el Real Madrid era inimaginable y algo de lo que me siento muy orgulloso. Llegué aquí cuando era un niño y ahora ya soy un hombre con 200 partidos".

Además, el propio futbolista se mostró orgulloso del paso por la Casa Blanca a través de las redes sociales, y más concretamente a través de su perfil de Twitter, dónde aglutina más de 3,3 millones de seguidores. "Cada minuto que paso entrenando en esta casa es un privilegio que no me puede hacer más feliz", decía su mensaje, al que acompañó de una foto con el escudo blanco.