Entonaban los aficionados el nuevo himno del Real Madrid, mientras los jugadores salían del túnel de vestuarios en lo que prometía ser un noble choque de planteamientos ofensivos y atractivos. Ni Ancelotti ni Jémez decepcionaron, y ambas escuadras ofrecieron una bonita batalla.

Agustín Herrerín hacía la entrega de la Bota de Oro al astro portugués para que éste se la ofreciera al publico que acudió al Santiago Bernabéu.

Apenas tardó dos minutos el astro portugués en generar su primera ocasión de gol. Un potente disparo desde su sector izquierdo avisó a Cristian Álvarez.

Sin embargo, el Rayo no había empezado en falso. Ambos equipos saltaron al verde con ganas de mandar, bien posicionados, presionando la salida de balón del contrincante y dispuestos a no tener concesiones con sus rivales.

Min.9 y se lanzó con convicción al ataque el alemán Kroos, quien recibió en banda izquierda un pase de Cristiano, para servir en bandeja el primer tanto del choque a un Bale que llegaba desde el segundo palo para mandar a placer el cuero al fondo de las mallas rayistas.

Mandaba Paco Jémez a seguir con la presión a pesar del gol, no se iba a dejar amedrentar para jugar de tu a tu a todo un Real Madrid.

Se desesperaba Cristiano Ronaldo por la intentona de conseguir su gol, mientras que los jugadores rayistas se empleaban con dureza para poder parar al astro portugués

Como si un calco pareciese, tres años consecutivos por unas cosas o por otras, llovía en un Real Madrid - Rayo Vallecano, y Paco Jémez realizaba su cambio antes del min.30, esta vez obligado por la lesión de Insua.

En el min.40 la tozudez madridista tuvo su recompensa en un córner botado desde la izquierda, Pepe no llegó a rematar, pero su contacto con el balón bastó para habilitar a Sergio Ramos, que convirtió con un sutil remate el 2-0.

En un intercambio de golpes tan activo, cualquier despiste podría ser mortal. La precisión de los dos equipos había sido hasta el momento muy alta, pero fue el Rayo el que sacó provecho de uno de esos momentos en los que el fútbol señala a un jugador por un error de peso. James recibió un balón raso de las manos de Navas y este, agobiado por el ímpetu en la presión del Rayo, regaló el cuero a Alberto Bueno.

Tras el tanto de Bueno, no hubo tiempo para más, ambos conjuntos se introducían en los vestuarios para descansar de cara a la segunda parte de la batalla.

Segunda mitad:

De nuevo ambos equipos quisieron tejer con paciencia las primeras jugadas del periodo, y así el partido se jugó más tiempo en el mediocampo. Todo ello sin renunciar al ataque, lo que hizo que las ocasiones se siguieran sucediendo.

Si la eficacia vikinga había roto la igualdad a los diez minutos del primer tiempo, el metrónomo del Madrid, preciso al milímetro con el reloj, volvió a desequilibrar la balanza, pero esta vez marcando en vez de asistiendo. Kroos recibió un pase de Cristiano Ronaldo desde la banda derecha y su diestra de precisión germana colocó un disparo raso imparable en el palo izquierdo de Cristian Álvarez.

Mientras llovía sobre el Santiago Bernabéu, los madridistas se unieron al temporal desatando un vendaval de fútbol sobre sus contrincantes. El choque pasó a jugarse en el terreno del Rayo, que pareció noqueado tras el tercer tanto de los locales.

Cuatro minutos más tarde era Benzema el que hacía el cuarto tanto madridista para lanzar a la lona a un Rayo Vallecano luchador, a los de Paco Jémez se le hacía largo un partido con una ilusionante primera parte.

Faltaba la guinda mientras que el Bernabéu cantaba "una manita queremos una manita", y Cristiano Ronaldo poseído por su afán luchador intentaba conseguir su gol, el equipo se limitó a tocar el esférico en media cancha y quedando adormecido el conjunto vallecano, llegó el Bota de Oro para de un tiro raso cruzado anotar su tanto festivalero en el 83.

Medrán tuvo su momento en el Bernabéu a poco para el final pero su tiró se topó con una parada espectacular de Cristian Álvarez.

El enorme potencial madridista se impuso finalmente de forma holgada a la valentía rayista, que a pesar de la goleada dejó su impronta orgullosa en el Bernabéu. La andadura aplastante del Real Madrid sigue su curso.