Mejor imposible

Los menos habituales desfilaron los primeros por el túnel de vestuarios, ganando el verde para afrontar un partido que daría por concluida una eliminatoria ya resuelta desde la ida. Los cuatro goles conseguidos en Cornellá le daban la tranquilidad necesaria al Real Madrid para poder darle descanso a sus grandes figuras, y probar fortuna con las muchas, y de calidad, piezas de la plantilla.

Con Medrán y Pacheco como grandes novedades, especialmente en el caso del portero, se plantó el cuadro de Ancelotti en el primer tramo de un partido que dominaba a sus anchas Isco. El de Arroyo de la Miel, que recibió tratamiento de estrella en el anuncio de las alineaciones, parecía ser el bailarín más aventajado de la compañía más prestigiosa del mundo, y sorprendía al respetable con una acción de calidad diferente cuando llegaba con el balón a la zona de riesgo.

Las internadas de Coentrao por izquierda, tímidas, le daban algo de profundidad a un equipo acostumbrado al vértigo con los Cristiano y Bale en los costados, que en esta ocasión tenían al malacitano y James como inquilinos de visita, con ánimos de hacer méritos para ser invitados de nuevo.

El Cornellá avisa, James no duda

Apenas un minuto después de fallar un penalti, James de vaselina inauguró el marcador

Pero fue, sin embargo, el cuadro catalán, el primero en apuntar peligro. Una falta de Arbeloa en el interior del área, tan clara como evitable, le permitió a Boniquet disponer de la oportunidad más clara del Cornellá hasta el momento. Desde los once metros, sin embargo, el jugador blanquiverde no acertó, y mandó su golpeo elevado sobre la portería de Pacheco.

Perdonar en el Bernabéu suele tener consecuencias fatales para el que no ejecuta sus ocasiones, y así lo hizo pagar James. El colombiano aprovechó un pase filtrado al corazón del área para, con calma, pinchar el balón ante la salida de Íñigo, y con una sutil y letal vaselina, inaugurar el marcador cuando apenas se había alcanzado el decimosexto minuto de juego.

Partido sentenciado antes del descanso

El rubor le llegó entonces a las piernas del Cornellá, que había salido intentando dar la campanada. El ánimo inicial de los catalanes se vino abajo poco después de la media hora, tras el control total en la posesión que el Madrid había adquirido desde hacía unos minutos.

Sendas asistencias geniales de James primero, y sobre todo de Chicharito después, les pusieron los tantos en bandeja a Isco y al propio futbolista cafetero, que firmó un doblete justo después de que el malagueño se inventase una nueva vaselina sobre la salida de Íñigo. El colombiano, por su parte, aprovechó un magistral taconazo del punta mexicano para batir al meta catalán por segunda vez en la noche.

Se adormeció el ritmo tras el arranque de fútbol blanco. Aprovechando la somnolencia volvió a crecer el Cornellá. A través de Luis, por banda derecha, lo intentó el conjunto de Jordi Roger, aunque sin el éxito pretendido, gracias a las apariciones de Nacho primero, y Khedira después.

Expectación por Jesé

La primera parte se escapó sin más sobresaltos para ninguno de los dos guardametas. En el descanso, Llorente ingresó en el campo por Varane, y Khedira dio el susto, apenas tres minutos después de la reanudación. El germano recibió un fuerte golpe en un choque, y se quedó aturdido. Aunque intentó reincorporarse al campo, el mareo que sufría le impidió seguir sobre el verde.

Jesé disfrutó de 35 minutos de fútbol más de 250 días después de caer lesionado

El elegido para sustituirle fue el canterano más buscado con las miradas, que fue recibido más de 250 días después de caer lesionado con una estruendosa ovación. Jesé dispondría de 35 minutos para volver a sentirse futbolista, y el respetable se mostraba ilusionado por la vuelta del mirlo que más expectación había creado en los últimos 15 años en la Casa Blanca.

La salida de Jesé despertó al Madrid, que apenas dos minutos después de su salida hilvanó una jugada de izquierda a derecha que culminó un zaguero, aunque él no quería, del Cornellá, tras disparar Chicharito al larguero. El cuarto llegaba a la nómina de goles madridistas, que aún así, quería más.

El premio al esfuerzo

Hasta seis canteranos tenía el cuadro blanco sobre el césped que dominaba a placer Isco. El de Arroyo de la Miel volvió a destaparse con una actuación soberana, asistiendo a Jesé para que el canario tuviera el re-debut soñado. Abierto en la derecha, el mirlo recogió el pase del malacitano, para cruzársela a Íñigo en su salida y recibir el cariño del gol en su retorno.

Javi Muñoz, en sus poco más de veinte minutos sobre el campo, dejó grandes sensaciones de su calidad. El parleño probó incluso fortuna, y obligó a estirarse al guardameta del conjunto catalán, ya casi con la hora cumplida.

A pedir de boca. Con el transcurso de los minutos, la evidencia de la superioridad blanca se hizo imposible de taponar, y la serie de acontecimientos que rodearon los noventa minutos, a excepción del choque de Khedira y su necesidad de ser sustituido, convirtieron la noche en un auténtico festival para una grada que vio a su equipo hacer cinco goles, a su estrella juvenil reaparecer, y hacerlo, además, consiguiendo ver portería.

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