Un año después, aunque solo ha transcurrido algo más de un mes, el Bernabéu abría sus puertas de nuevo para recibir a los suyos. Entre el sol de media tarde y el respetuoso minuto de silencio por las víctimas del ataque a la revista francesa Charlie Hebdo, Iker Casillas ofreció el título logrado en el Mundial de Clubes al madridismo.

Sin más novedades del centro del campo hacia delante, fue en defensa dónde Ancelotti mostró más cambios. Por el costado de una de las novedades, Coentrao en el lateral izquierdo, llegó la primera ocasión para el Espanyol. Apenas habían transcurrido 60 segundos cuando Caicedo se deshizo del portugués y Varane, pero cuando se internó en el área no pudo superar la marca de Pepe, que le obligó a chutar en posición complicada, mandando el balón fuera.

A la tercera va la vencida

El primer aviso del cuadro perico no cambió la mentalidad a los blancos, que mostraron su clara intención de dominar a través del movimiento de balón, aprovechando la velocidad de Bale, Cristiano y Benzema en el último tramo del campo. Fue el galés el que por partida doble tuvo la réplica, pero primero Colotto y luego un cabezazo elevado mandaron al traste su tentativa.

El Madrid abrió el marcador con una jugada de gran precisión y rapidez entre Bale, Cristiano y James

El siguiente paso hacia el arco de Casilla fue aún más claro, y tuvo en Benzema a su ejecutor. Una falta lanzada por James al corazón del área le cayó a su pierna derecha al francés, que desde el vértice derecho empaló el balón, mandándolo a la base del poste, en la oportunidad más cercana al gol hasta el momento.

Dominaba el Real Madrid, se abandonaba a la contra el Espanyol, con la aparición desde segunda línea de Sergio García en la presión. Y no perdonaría una más. Un pase milimétrico de Bale desde la derecha buscando al entrada de Cristiano le llegó perfecto al portugués. Éste, sin dejar que el balón botase, se la dejó con la espuela a la llegada de James, para que, también al primer toque, superase a Casilla, y pusiera en ventaja a los suyos.

Gol para la galería de los blancos, y el marcador desnivelado temprano. A pesar de la ventaja, el patido no cambió de tónica. La presión ofensiva la mantenían los blancos, mientras que la actitud perica no se había visto modificada. A pesar del control territorial, los merengues no desestimaban las posibilidades de salir a la contra, y solamente la falta de acierto en el último pase de Bale o James privó a los blancos de disponer de ocasiones más claras.

Bale se suma a la fiesta con otro golazo

El galés tardó poco en reconciliarse con una grada que había emitido tímidos pitos ante los fallos en el pase del de Cardiff. Una falta por detrás de Montañés sobre Isco desembocó en una ocasión para ensayar un lanzamiento directo que no desaprovechó el de Gales. Chut poderoso, que besó el poste por dentro y se alojó en el arco de Casilla, que no pudo sino mirar cómo el cuero se metía en su arco.

El segundo tanto del Madrid desanimó al conjunto catalán, que se veía avocado a abrirse más, presionando más arriba y dejando más huecos en la zona de atrás. De nuevo, la falta de precisión privaba que los contragolpes lanzados por Benzema, James o Isco llegasen a buen puerto, dejando siempre con la miel en los labios a una grada deseosa de celebrar más tantos.

Por su parte, el cuadro espanyolista le daba el balón a Sergio García, y éste creó la ocasión más clara para los suyos en el tramo final. El capitán perico se asoció al primer toque con Fuentes en el costado izquierdo, y éste puso un centro a la cabeza de Caicedo, aunque una gran estirada de Varane mandó el balón lejos del área merengue.

En los últimos minutos, el estado físico de Cristiano tuvo el principal foco de atención de los allí presentes, tras recibir el luso una entrada en el gemelo por detrás, que le dejó mermado algunos segundos en el centro del campo, y ya con la verticalidad recuperada. Un despeje de puños de Casilla al centro del propio futbolista portugués dio por terminado un primer acto de control total por parte de los blancos.

De salida, cuesta arriba

La expulsión de Coentrao dejó al Madrid más de 40 minutos con uno menos

La vuelta al verde tras 15 minutos de descanso comenzó igual que lo hizo el primer acto, con Caicedo buscando una ocasión que a punto estuvo de convertirse en claro peligro. Hasta dos oportunidades más, ambas sin mayores consecuencias para los dominios de Casillas sucedieron a la primer intento perico, que arrinconaba la portería merengue.

La grada despertó al unísono en el minuto siete del segundo tiempo. Una entrada dura entre Cañas y Coentrao la juzgó el colegiado expulsando al lateral portugués y desatando la ira de la grada. Sin embargo, en inferioridad, el Madrid comenzó a crecerse, lanzando unas contras de gran peligro que culminaba sin demasiada fortuna.

La velocidad al contragolpe de los blancos desarbolaba la zaga perica, creando más peligro en inferioridad que con los mismos jugadores sobre el campo. Hasta cinco ocasiones claras en los primeros 20 minutos de juego, con Bale y Cristiano como principales receptores de los disparos y cabezazos, sin ser capaces en ninguno de los casos de batir a Casilla.

Con uno menos también dominan los blancos

El Espanyol se resignaba a a tocar el balón en ocasiones, sin crear peligro, sufriendo las salidas. En la más clara, el Bernabéu deshizo el lazo de amor que había tejido con Bale. La carrera del galés, con Cristiano a su lado, la culminó el de Cardiff mandando el balón fuera. La posición del luso, desmarcado a su lado sin oposición, provocó los pitos en la grada, que duraron un lapso hasta que otro gran sector los acalló con aplausos.

Fue el argumento que sirvió al Madrid para aumentar la intensidad de la presión, y por fin, culminó una nueva jugada. Isco generó una jugada con gran dosis de magia que puso en el corazón del área Arbeloa, y remató el otro lateral, Nacho, con la pierna izquierda, logrando su primer gol oficial con el conjunto merengue.

El dominio era total por parte del Madrid, que gracias a los cambios se había acoplado mejor a las exigencias del partido, mientras que su rival había perdido con la entrada de más delanteros el control del mismo. Al contragolpe, los de Ancelotti se habían mostrado intratables, generando un constante peligro para la portería de Casilla. Tras el tanto de Nacho, el Madrid bajó el pistón, amasando el balón y dejando pasar los minutos sin demasiado sufrimiento.

Y así, sin que el cancerbero merengue tuviera que poner sus guantes a prueba, se concluyeron los 90 minutos. A pesar de la desventaja numérica, el conjunto merengue supo reponerse y jugar un partido según las exigencias de las condiciones, venciendo y convenciendo en la víspera de la que los seguidores merengues esperan que sea otra nueva muesca en el revólver de las remontadas.