Ratificó el Getafe el mensaje de su técnico en la alineación e inició el partido instalándose en campo rival y permaneciendo allí para presionar en caso de pérdida. Sabedor de su déficit de calidad para generar fútbol, intentaba que el partido transcurriera lejos de su área. Quería que la distancia, al menos, no fuera un impedimento para llegar a Casillas.

Así el Madrid se vio obligado a acechar el área local mediante un ataque estático o posicional que no inquietaba seriamente al guardameta Codina. James solía abandonar  su posición de interior en el 4-3-3 para mezclar en banda izquierda con Ronaldo y Marcelo. Era el intencionado desorden posicional en ataque que tanto gusta a Ancelotti. Incluso Benzema acudía por momentos a la izquierda intercambiando su posición con Ronaldo que hacía de 9.

La presencia del balón en la izquierda atraía la basculación del Geta que abandonaba el lado débil en la derecha del ataque blanco. Allí Bale y Carvajal con espacios eran meros espectadores sin que Kroos tuviese un buen juego horizontal que les llevara la pelota de forma rápida. El Real desaprovechaba al galés, que aunque no mezcle bien en la elaboración de la jugada, sí suele tener una óptima relación con el gol cuando recibe con espacios.

Los tiros de Bale, Isco y Kroos al larguero completaron el pobre bagaje ofensivo visitante en la primera mitad, que acusó sobremanera la apatía de Ronaldo

El continuo traslado de James a la banda izquierda, desprotegía la parcela de Kroos en el centro que por extensa, se hacía ingobernable para el alemán. Desde allí edificó el Getafe sus respuestas ofensivas sin excesivo peligro ni profundidad, pero que sí le mantenían emocionalmente dentro del partido. 

A partir del 25', más por insistencia que por calidad táctica ofensiva, el Madrid intensificó sus ataques y empujó al Getafe hacia atrás. Hasta el 28' no apareció la primera clara ocasión merengue a raíz de una incursión por la izquierda de Benzema que James remató contra un rival desde el punto de penalty. Seguían inéditos Casillas y Codina. Más tarde, los tiros de Bale, Isco y Kroos al larguero completaron el pobre bagaje ofensivo visitante en la primera mitad, que acusó sobremanera la apatía de Ronaldo.

En la reanudación el panorama era idéntico. Un Getafe con su 4-4-2 en repliegue bajo, viviendo en las inmediaciones de su área. Y un Real intentando quebrantar el buen equilibrio defensivo azulón con constantes ataques.

Ahora el 'Geta' contaba con un inconveniente adicional. A la falta de velocidad arriba para amenazar a la contra y ausencia de hombres por delante del balón, se unía la aparición de la fatiga. Todo ello, retrasó aún más la altura de todas sus líneas. La entrada de Hinestroza por Sarabia en el 55' buscaba esa velocidad y profundidad de la que carecían los locales. Pero resultó intrascendente.

Los espacios constituyeron una seria amenaza para el Getafe y el hábitat natural para jugadores como Bale, Ronaldo, Benzema...

En el 62', la pérdida de precisión local permitió al Madrid recuperar y salir ante un Geta recién estirado para atacar y, por tanto, con  espacios entre sus líneas. Ronaldo no perdonó tras una excepcional jugada de Benzema sobre la línea de fondo. Acto seguido y en idénticas circunstancias, Bale hacía el 2-0 rematando un centro de James desde la izquierda. Las líneas de ambos equipos se habían distanciado. Los espacios constituyeron una seria amenaza para el Getafe y el hábitat natural para jugadores como Bale, Ronaldo, Benzema...

Por propia inercia y con la definitiva desaparición de la intensidad defensiva azulona, llegó el 0-3 de Ronaldo de nuevo aprovechando un centro de James. Espacio y agitación del ritmo del juego volvieron a ser combustible que descongeló la creatividad madridista en una mañana fría hasta la saciedad. Lo que bastó para derrotar a un Getafe decoroso, esperanzador y competitivo mientras le duró la batería.

Ancelotti continúa intentando mezclar y compatibilizar el ataque posicional y el extraordinario contraataque que la propia naturaleza de sus delanteros reclama en cada partido. Pero este modelo de ataque posicional sigue sin ser autosuficiente para superar a rivales replegados con buenas dosis de orden e intensidad. Deberá mejorar este aspecto con celeridad, toda vez que los grandes de Europa le negarán tantas oportunidades a la contra, allá cuando la Champions League entre en su fase definitiva.