Corría el minuto 89 de partido. El Castilla, completamente volcado sobre el área de Coronado, buscaba a la desesperada un gol que les metiera de nuevo en el partido. Un balón dividido fue objetivo de Mariano y Diego Llorente, que buscaron el cuero para seguir con el acoso de un filial merengue mermado por el esfuerzo físico de tener que jugar más de una hora de partido con un hombre menos.

El delantero de origen dominicano y Llorente, segundo capitán del primer filial del Real Madrid, chocaron en el aire con desigual suerte. El punta salió indemne, pero el zaguero cayó a plomo al suelo, generando preocupación tanto a compañeros como extraños, que rápidamente pidieron la salida de los servicios médicos.

Tras unos segundos de duda, Llorente recuperó la verticalidad, e incluso pudo salir por su propio pie del campo. El central madrileño dejó la acción en un tremendo susto, y por suerte su problema no pasó a mayores. Desde el propio club han confirmado a VAVEL que Llorente se encuentra perfectamente, y que ni siquiera debió pasar por el hospital para realizársele pruebas.

Hace una temporada, también Llorente fue protagonista de un episodio similar, pero de mucha más gravedad. Ante el Girona, en un partido que terminó con 1-1, Llorente sufrió un choque en la mitad de la segunda mitad, que a punto estuvo de costarle algo más que una simple, dentro de la gravedad, noche de hospital, si el galeno Julio de la Morena Garzón no llega a interrumpir el partido a pesar de la negativa del colegiado a hacerlo.

Entonces, Llorente no pudo acabar el choque, y tuvo que permanecer en el hospital Josep Trueta una noche en observación, con un traumatismo craneoencefálico moderado. En esta ocasión, Llorente no sólo no debió acudir al hospital, sino que ni siquiera perdió el conocimiento, respondió correctamente a las preguntas de los médicos, y abandonó Valdebebas en su propio vehículo.