La gran noche del fútbol europeo llegaba a las rutinas de Real Madrid y FC Barcelona. Los culés, en esta ocasión, acogían en su feudo un choque que comenzaba con extraña parsimonia en campo propio, pero virulencia en el contrario. El Barça, con Mascherano incrustado entre los centrales en la creación, encontró un hueco en la derecha tras una enorme pared entre Suárez e Iniesta, que terminó con un centro del manchego que despejó Isco y con el de Fuentealbilla doliéndose fuera del campo.

Cristiano moviéndose por todo el frente de ataque intentaba realizar transiciones veloces de un Madrid algo sorprendido cuando el Barcelona, tan pronto como pausaba el juego, lo aligeraba e imprimía una mayor velocidad al juego. Messi, en contraposición con el astro portugués, partía desde la derecha dejándole el centro a Suárez para que éste se 'pegase' con los centrales blancos, sabiendo que el peligro para romper la zaga merengue se puede proponer a través de la sorpresa.

El Madrid avisa, el Barcelona acierta

Pero fue sin embargo el de Madeira el primero en acallar al feudo culé, que se reponía poco a poco de la mejor ocasión del encuentro para el conjunto de Carlo Ancelotti. Benzema se desmarcó por izquierda, recortó a Piqué y la puso al segundo palo dónde apareció Cristiano. Éste, escorado, buscó superar a Bravo por alto, y remató casi a bocajarro hacia arriba pero demasiado. Tanto que el travesaño repelió el disparo. En la siguiente jugada fue Isco el que tensó a su rival, chutando también desde la izquierda sobre el poste derecho, marchándose el balón desviado por poco.

Respondió Messi lanzando un contragolpe para salir del atisbo de dominio blanco que finalizó el de Rosario con un cabezazo desviado al centro de Neymar, que permitió a los azulgrana retomar el tiempo del partido, y el control del mismo. El cuadro culé decidió entonces cambiar las tornas, al menos en el perfil de ataque, y el resultado fue evidentemente exitoso. Suárez provocó una falta de Pepe en la lateral, la puso Messi al corazón del área para encontrar la cabeza de Mathieu que se adelantó a Ramos en la carrera y superó con un inapelable cabezazo a Casillas adelantando así a los suyos.

Mathieu, de cabeza, adelantó al Barcelona. Cristiano, diez minutos después, igualó el partido tras una magistral asistencia de Benzema

Abría así el marcador el Barcelona a balón parado, sorprendiendo al Madrid que trataba a continuación de buscar la igualada, subiendo líneas y tratando de embotellar al Barcelona. A base de ciclos cortos pero intensos, el cuadro merengue lograba su propósito, pero el azulgrana escapaba del mismo con posesiones de cierta continuidad, obligando al Madrid a bascular de un lado a otro para tapar las posibles entradas tanto de Jordi Alba y Neymar, como de Messi y Alves por el otro costado.

Pero el que marcó la diferencia fue Benzema. El galo, en uno de los envites por ciclos que proponía el Madrid, se desmarcó sobre el pico derecho del área azulgrana y encontró, de tacón, a Cristiano que entraba por el medio. El portugués, con un recurso de exterior casi tan excelso como el pase del francés, igualó la contienda en su segunda ocasión. El Madrid apretaba entonces, con un gran Modric y un activo Marcelo, que hacía sufrir a Rakitic, muy superado por las circunstancias. El brasileño era el origen de múltiples oportunidades, y ayudaba en la presión asfixiante del Madrid en la salida del balón de su rival.

Agarrados a Benzema

El Barcelona pasó los últimos 25 minutos de primer tiempo cerca de caer a la lona, con la eficiencia del Madrid en la recuperación pero la falta de precisión en la finalización. Benzema, Marcelo y sobre todo Bale tuvieron grandes ocasiones para desnivelar en favor de los blancos el partido, pero el iguales fue el resultado que marcaba el luminoso en el instante en el que un Mateu excepcionalmente dado a mostrar amonestaciones señalaba el túnel de vestuarios. El galés, que marró la más clara además del gol y el palo de Cristiano, había logrado perforar el arco de Bravo, pero el línea señalizó un fuera de juego previo a su remate, de Cristiano Ronaldo y su asistencia de cabeza.

El descanso le llegó al Barcelona en el mejor momento, al contrario que para un Real Madrid volcado y muy superior en el tramo final del primer tiempo. Benzema se había erigido como referente del equipo en vanguardia, pero el trabajo de Modric, Kroos, Isco y Bale en la línea de cuatro, a los que se le sumaba el del resto subiendo líneas y trabajando al unísono había sorprendido al Barcelona, que desde el tanto de Mathieu no había sabido atacar ni responder a un Madrid intenso y voraz, que sin embargo no había logrado el premio de verse por delante en el marcador.

Tras el descanso, la tónica no se vio alterada. Dominio del Madrid con falta de acierto de cara a portería. El ejemplo, la fenomenal contra que lanzó, condujo y finalizó Benzema, la detuvo Bravo con una intervenció repleta de reflejos, que ante la llegada de Marcelo y Bale le cayó en la espuela a Mathieu, que despejó con un escorzo forzado pero efectivo. El Barcelona se dedicaba a provocar saques de esquina y cartulinas amarillas, llenando la zona central y defensiva blancas de amonestaciones, que caían con cada falta que los de Ancelotti realizaban.

El Barcelona no mata a la contra

Suárez, en un momento de control blanco, volvió a adelantar a los suyos, acusando el golpe el Madrid durante gran parte de la segunda mitad

De forma inesperada, Suárez tiró un demarque a la espalda de Ramos y Piqué encontró el hueco. El uruguayo controló a la perfección, se orientó el cuero y superó a un Casillas que se dejó caer al costado contrario y vio cómo por segunda ocasión tenía que recoger el balón de sus dominios. En una jugada aislada, casi de puntillas, ponía el charrúa de nuevo por delante a los suyos, tras perdonar el Madrid varias ocasiones de gol en el final del primer tiempo e inicio del segundo.

La tensión se elevó dos o tres peldaños en ambos bandos, y las pataditas, los gestos y las entradas comenzaron a ser la tónica. El fútbol se quedó al margen, y eso sólo beneficiaba a un Barcelona en ventaja y con una capacidad de lanzar vertiginosas contras que ponían en aprietos a un Madrid algo bloqueado con el balón en los pies. Neymar arrancó en campo propio y llegó hasta la frontal del área en una gran jugada individual que culminó con un disparo muy aplaudido por la grada pero que se marchó elevado.

Fue Messi, minutos después, el que partiendo desde la derecha y aprovechando el momento de impás con el cambio de Pepe por Varane, para buscar el palo largo de Casillas sin mucho éxito. De nuevo Neymar, a la siguiente jugada, mandó al lateral de la red un nuevo contragolpe azulgrana que condujo hasta la frontal de nuevo el rosarino. El Madrid no se encontraba en el campo, acusando en exceso el golpe del inesperado tanto de Suárez. Lo intentaba, en el tramo final del partido, el Madrid con la entrada de Jesé y la salida de Isco del campo, ante el acuciante paso del reloj. 

Locura sin historia

Era sin embargo el Barcelona el que tenía las ocasiones más claras, con un Luis Suárez muy activo que consiguió deshacerse de Carvajal en la izquierda, recortar sobre su pierna zurda y buscar sin suerte el arco de Casillas. Messi, a continuación, encontró a Jordi Alba en profundidad pero el lateral hizo lo propio con el costado de Casillas, como hiciera a continuación Messi, pero en su caso con los guantes del capitán merengue. Sufría el Madrid en el tramo final ante el empuje de un Barcelona que había olido sangre en su rival.

A través del balón parado intentaba el Madrid el empate, y el Barça contemporizaba el partido con la aparición de varios jugadores desde el banco en la medular como Rafinha o Xavi, que le dieron un poso de calma al equipo ante el previsible temporal que se viviría en los compases finales. La tensión se evaporaba del campo con el paso de los minutos. Los dos equipos conocían lo que estaba en juego, pero el físico no acompañaba. Tan solo en arreones particulares sin ningún futuro se sucedían, hasta que Mateu decretó el final.

El Barcelona, que fue mejor tras el gol de Suárez, perdonó lo mismo que condonó el Madrid en la primera tras el tanto de Mathieu. Por fases, los dos equipos dominaron el choque que sin embargo se quedó el Barça que aumenta hasta cuatro la ventaja con el conjunto merengue, que mostró una cara mejor que la vista en las últimas jornadas, pero que se desconectó en el momento decisivo del choque.

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