Hace poco menos de tres años, los niños adolescentes del Atlético de Madrid habían pasado su vida sin ver a su equipo ser capaz de hincarle el diente al eterno rival. 15 años invicto pasó el Real Madrid frente a sus vecinos, con la consecuente dosis de sorna habitual en las tertulias de bar.

Todo cambió con el cabezazo de Miranda en la prórroga de la final de la Copa del Rey. Aquel día la suerte no acompañó a un Madrid que a pesar de generar hasta seis ocasiones de verdadero peligro, estrelló todas sus tentativas en los guantes y botas de un Courtois que empezaba a dejar muestras de la enorme calidad que atesoraba.

Con el paso del tiempo, las victorias y derrotas han ido cayendo de un modo equilibrado, hasta que el Madrid le ganó la Décima al Atlético en Lisboa. Desde entonces, Diego Pablo Simeone, que ya había cambiado la mentalidad de los suyos, les devolvía a una senda de ausencia de miedos que hacía 40 años no sucedía.

El cambio de época

Y es que en el Vicente Calderón casi ni los más veteranos del lugar recordaban una racha de seis encuentros seguidos sin conocer la derrota ante el eterno rival. Cuatro victorias y dos empates ha cosechado desde el 24 de mayo el Atlético, ganándole además un título (Supercopa) y eliminándole de una competición (Copa del Rey).

Ancelotti, sobre Simeone: "Es un honor y a la vez un problema enfrentarme a él"

En todos los encuentros, ha sido Carlo Ancelotti el técnico que vio cómo los suyos se mostraban incapaces de igualar la intensidad del rival, y de hacerle morder el polvo, en clave futbolística. El último ejemplo, la última gota para colmar el vaso, fue el sonrojante 4-0 que el Atlético le infligió a su rival en el Calderón el pasado 7 de febrero, y que marca un punto de referencia entre ambos equipos.

El Madrid, aunque con pereza, despertó, y el Atlético no ha conseguido la regularidad que atesoró en los años precedentes con Simeone al frente de la nave. Ancelotti, en rueda de prensa, se ha cansado de repetir la negativa a dar por hecho que el argentino le había tomado la medida, y que él era incapaz de romper moldes y escapar de las costuras.

Una relación de amor-odio

En la última, el italiano se ha desmarcado con un comentario picante de ida y vuelta. "Para mí es un honor y también un problema enfrentarme a Simeone", ha afirmado el de Reggiolo, que anhela despejar los fantasmas que le persiguen desde su llegada, afirmando que no es capaz de sacar ventaja a sus rivales directos en duelos entre entidades, para dar un paso adelante en el gran objetivo del año.

La Undécima, la Champions, vuelve a ser el gran bocado del banquete que se prepara en el Bernabéu al final de cada temporada. Una victoria en Berlín elevaría al cuadro de Ancelotti a un lugar en el Olimpo deportivo hasta ahora desierto. Para ello debe reeditar el título, y para lograrlo, debe superar a aquel que ha hecho lo propio en el último medio año.

En seis ocasiones no se dio con la tecla, y a punto estuvo de no hacerse en Lisboa, sin que la providencial cabeza de Ramos acertase a impactar el no menos adecuadro centro de Modric. La suerte está echada, y son ya varios jugadores los que han afirmado conocer el modo de hacerle daño al Atlético. Mientras, Simeone, espera tranquilo. Son ellos, pensará el argentino, quiénes tienen algo que demostrar.