En octubre de 2013, el 'milagro' se hizo realidad. Cristiano Ronaldo dio muestras por una vez de sentirse igual que el resto, cuando su terrible voracidad se vio encogida por su deseo de querer ser engullido por las fauces de la tierra. El angosto camino al gol que le propuso Willy Caballero aquel 19 de octubre de la temporada pasada.

Llegó el Málaga al Bernabéu con la temerosa intención de sacar algo positivo del campo del Real Madrid, inmerso en la pelea por no descolgarse de los puestos de cabeza de la Liga BBVA. Con Cristiano Ronaldo como principal arma, una campaña más, los de Ancelotti querían convertir al cuadro de la Costa del Sol en la siguiente de sus 'víctimas' de cara a no desfallecer para que el Barcelona ni el Atlético pudieran bajar la guardia.

Willy Caballero realizó 13 intervenciones de mérito, varias de ellas a un Cristiano incapaz de superarle con el balón en juego

El Madrid comenzó metido en el choque, y también Cristiano. Pero fue Di María el que abrió la lata con un soberano tanto que se envenenó tras su centro fallido buscando la cabeza de, precisamente, el crack portugués. No llegó el de Madeira pero el centro del argentino fue tan preciso que sorprendió a su compatiota, y se alojó por el palo largo en sus dominios nada más comenzar la segunda mitad, mientras que en la primera había dejado su marco a cero.

A partir de ahí, el acoso y derribo del Madrid fue total. El Málaga parecía incapaz de salir de su área, pero el cuadro merengue también lo parecía a la hora de batir de nuevo a Willy Caballero. A bocajarro, tras lanzamiento de falta, con estiradas o en un mano a mano. El cancerbero argentino de 31 años por aquel entonces no hacía más que repeler las acometidas merengues, especialmente de un Ronaldo desesperado ante su nula eficiencia de cara al gol.

El milagro hecho hombre

Le había comido la moral un Willy que esa tarde firmó el récord de paradas hasta el momento en aquella campaña. Hasta en 13 ocasiones el guardameta intervino decisivamente para salvaguardar los intereses de su equipo, incluida una magistral muestra de reflejos para salvar con el pie el que parecía un tiro franco a Cristiano Ronaldo tras un gran pase de Jesé, que ya se relamía en boca de gol ante la claridad de la oportunidad que se le presentaba.

La desesperación fue tomando cuerpo en el rostro del luso, que se enfrentó a sus fantasmas a poco más de dos minutos para la conclusión del partido. Bale cayó en su carrera por Weligton, y el de Madeira tomó la responsabilidad de ejecutar el lanzamiento desde los once metros. Tras realizar su pose natural, comenzó la carrera y consiguió, esta vez sí, superar a Caballero por su lado derecho, a pesar de que el guardameta argentino acertó a la hora de intuir el costado por el que se decidiría Ronaldo y a punto estuvo de detener la pena máxima.

Foto | EFE

Lograba así su objetivo Cristiano, pero un depredador del gol como él no se mostraba satisfecho. No celebró el tanto con su actual alegría, sino que se dedicó a pedirle perdón a la grada. "Hoy no, no es el día", repetía Cristiano mientras juntaba las manos para disculparse ante su público y hacía el 'no', alternativamente. El respetable respondió con una estruendosa ovación y cánticos en favor de su futbolista para hacerle ver su conexión con el jugador, al que absolvían de sus pecados.

En la tarde más humana de Cristiano emergió una figura casi heroica. Tras el partido, tras su exhibición, Willy no se mostró contento: "Estoy satisfecho con la actuación, pero lo importante es el resultado. Me voy con un sabor agridulce", reveló el argentino.

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Sobre el autor
Manuel Vergara
Coordinador y redactor de la sección del Real Madrid y su cantera | Contacto: [email protected]