El Real Madrid sobrevivió a Balaídos alzándose como vencedor en una batalla futbolística de muchos quilates. El Celta recibió a unos vikingos con necesidad de vencer para seguir vivos en la lucha por la Liga BBVA, y lo hizo con el cuchillo entre los dientes y la valentía por bandera. Caracterizado por una altísima intensidad y el protagonismo del juego ofensivo, el choque se tiñó del negro que vistieron los madridistas gracias a su mayor potencia de fuego, su puntería en los momentos fundamentales y su capacidad para enfrentarse a los rebeldes celestes. El Celta, por su parte, no ganó ningún punto, pero presumió de una identidad en la que también importa cómo se juega al fútbol.

Desparpajo arrollador

Toda la grada de Balaídos contaba con ello, y su equipo no decepcionó: el Celta saltó al verde como si de once balas se tratase. Los hombres de Berizzo atacaron con toda su artillería al Real Madrid, presionando la salida de balón y buscando ataques muy dinámicos para tratar de quebrar la defensa visitante.

Los vikingos trataron de recomponerse planteando la contienda de la misma forma, tratando de poseer el esférico. Sin embargo, los pupilos de Ancelotti no mordían con la fiereza de los celestes, y no generaron peligro sobre la portería de Álvarez. No fue el caso del cuadro vigués, que hizo bueno el dicho de que "quien avisa no es traidor".

El Celta salió valiente y mirando a los ojos a su rival, y encontró su premio con el gol de Nolito en el noveno minutoEn el noveno minuto de juego, Nolito arrancó desde la banda izquierda y paso a paso, regate a regate, se coló como buen ratón de área entre Illarramendi y Carvajal para entrar en los dominios de Casillas. Después de deshacerse de la primera línea de presión, el ariete aprovechó la pasividad defensiva visitante para ajustar un sutil disparo raso que, sin despegarse del césped, pasó por debajo de las piernas de Varane y superó a Casillas.

Reacción y bendita locura

El Celta puso así la Liga BBVA patas arriba, y como consecuencia las urgencias empezaron a asaltar al Real Madrid. Los del dragón en la elástica buscaron el empate tirando de velocidad y pegada, aunque sus rivales no renunciaron a su pizarra para defender su ventaja. Con los dos conjuntos buscando metas distintas, fue el empate lo que no tardó en llegar.

Cuando corría el minuto 16, el Real Madrid firmó uno de sus conocidos golpes sin previo aviso aprovechando una mínima concesión del Celta. Ronaldo apuñaló por la banda derecha a los celestes, se coló en el área y buscó una asistencia de gol a un llegador inexistente con un pase atrás. Su pase fue despejado a la desesperada por la zaga celtista, pero esta vez sí, en segunda instancia apareció Kroos para introducir el cuero en la portería local.

El intercambio de golpes no solo continuó con el 1-1, sino que se elevó a la máxima potencia. Celta y Real Madrid se enredaron en una majestuosa batalla futbolística con dos propuestas valientes y atrevidas, que consideraban al balón como un aliado. Los merengues buscaban el timón del duelo por la autoexigencia de un gigante de Europa; los celestes lo reclamaban por igual con mirada desafiante y apelando al orgullo que les ha hecho merecedores del reconocimiento nacional por su fútbol.

En cuatro minutos se pasó del 1-1 al 2-2: la majestuosa batalla de Balaídos no daba un segundo de respiroLos minutos corrían veloces como los 22 guerreros que pugnaban por el triunfo en Balaídos, y con la misma velocidad llegaron dos nuevos balazos que no dejaron tranquila ni por un segundo a la grada. En el minuto 24, Chicharito dio la vuelta al marcador batiendo por debajo de las piernas a Álvarez después de hilar una gran jugada a través de una doble pared con James. Solo cuatro minutos después, Mina aprovechó la descolocación de una adelantada zaga madridista para colarse por la espalda de Marcelo y plantarse en un mano a mano ante Casillas. El joven artillero intentó batir una primera vez al guardameta, pero su disparo se topó con el palo. Sin embargo, al rechace volvió a encontrar el cuero y, esta vez sí, hizo que la pelota besara las redes. Sin tiempo para reaccionar, del 1-1 se pasó al 2-2.

El gol antes del descanso, ese gran golpe

Siguió desarrollándose la bendita locura balompédica en Vigo, y la altura del reto siguió motivando a los dos bandos por rival. El bombardeo no cesó, y hasta el descanso la intensidad siguió siendo altísima. Sin embargo, el Celta se debilitó precisamente por su mayor virtud: su descaro en ataque. Los celestes empujaron, pero olvidaron echar el cerrojo atrás. Así, en el minuto 41 Ronaldo mandó un tiro al palo tras desmarcarse sin oposición, y en el minuto 44 James volvió a adelantar a los vikingos justo antes del descanso. El colombiano controló un balón en la corona del área, perfiló el disparo para su pierna izquierda y lanzó un chut que rebotó en la defensa, desviando el cuero para hacer imposible cualquier acción de Álvarez.

Con el tanto in extremis del Real Madrid acabó una primera parte en la que 45 minutos parecieron segundos, el fútbol fue una noble batalla y nadie dio su brazo a torcer. Aún quedaba una segunda mitad que prometía ser un regalo para los ojos del espectador.

Ni hablar de treguas

Habría sido imperdonable que un espectáculo como el vivido en la primera parte bajara sus revoluciones tras el paso por vestuarios, y los dos bandos no decepcionaron. Como si no hubiesen existido 15 minutos de tregua, el guión de la contienda siguió definiéndose por el ímpetu y el juego ofensivo.

Los locales crecieron en la segunda parte e hicieron sufrir a los vikingos, hasta que el minuto 69 mató el partidoAmbos equipos tuvieron ocasiones de oro en el primer cuarto de hora para escribir el 2-4 o el 3-3 en el marcador. Isco dispuso de un mano a mano contra Álvarez, pero la salida del portero a los pies del malagueño anuló sus posibilidades de disparo e incluso le obligó a dar un pase atrás que mató la oportunidad. Instantes después, Orellana pudo fusilar dentro del área a Casillas, pero cayó al piso por un posible penalti de Kroos que el árbitro no pitó y Balaídos protestó.

A partir de ese momento, el Celta creció. Los hombres de Berizzo monopolizaron el peligro durante un tramo del choque, golpeando con fuerza a las puertas del gol, y vivieron un tramo de confianza en el que inquietaron a Casillas. Supo sufrir el Real Madrid y no se negó a lanzarse al ataque cuando el temporal amainase, hasta que esa idea dio sus frutos en el minuto 69.

De nuevo reivindicado, de nuevo ejecutor

Sergio Ramos vio un nuevo agujero por el que atacar al valerosamente adelantado Celta, y con el exterior regaló un pase bombeado al desmarque de Chicharito. El matador mexicano, más killer que nunca, pinchó el balón para tener un tiro claro ante Álvarez, superó al guardameta con definición e hizo subir al marcador un 2-4 de enorme importancia. Experto en reivindicarse, cerró así una semana de ensueño para él.

Chicharito marcó su segundo gol de la noche para dar otro golpe sobre la mesa y matar al Celta en su mejor momentoCon la renta de dos goles lograda, Ancelotti rearmó a su equipo y añadió músculo dando entrada a Pepe y sacando a Chicharito. Sobre el césped, la pelea bajó por fin su endiablada intensidad. Los celtistas no perdieron su fe, e incluso Berizzo metió a Hernández y Charles para intentar batir a Casillas, pero las piernas empezaron a pesar y el Real Madrid se sintió más cómodo replegándose.

Los últimos 20 minutos del encuentro se caracterizaron por los intentos estériles del Celta por aproximarse a un empate que comenzó a parecer una ilusión. Se sucedieron pequeños roces entre los jugadores e intentos de aprovechar el tiempo o derrocharlo según el equipo, pero el triunfo del Real Madrid se convirtió finalmente en realidad con la tranquilidad que dio el segundo gol de Chicharito. Con un 2-4 definitivo se cerró una noble pelea futbolística con unos niveles de intensidad altísimos y que deja dos cosas intactas: las aspiraciones del Real Madrid para luchar por la Liga BBVA y el orgullo del Celta.

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