El Madrid saltó al Bernabéu con su clásico y habitual 4-3-3. La única diferencia con respecto a los últimos partidos radicó en que Ancelotti optó la sustitución de las piezas rotas (Modric y Benzema) por otras de la misma, o parecida, composición. Marcelo y Carvajal rotaron y en su lugar entraron Coentrao y Arbeloa, formando línea defensiva con Ramos y Pepe por delante de Casillas. Kroos siguió en su sitio de pivote y estuvo acompañado por James e Isco a izquierda y derecha respectivamente. Arriba formaron Ronaldo, Chicharito y Bale. Esas piezas dibujaron un 4-3-3, el mismo que puso en liza Nuno para su Valencia. Barragan, Mustafi, Otamendi y Gayá escoltaron a Alves. Javi Fuego fue el pivote, con Adré Gomes y Parejo como interiores. Alcacer fue el ‘9’ y Piatti y Feghouli estuvieron en las bandas. Ese 4-3-3 pasaba a un 4-1-4-1 en transición ofensiva cuando a excepción de Alcacer todos daban un pasito hacia detrás.

El Valencia replegó con un 4-1-4-1

El Valencia fraguó su primera parte en ese repliegue con el equipo muy junto y ese hombre por delante de cada línea de cuatro jugadores. La idea che era clara: robar y salir rápido. Parejo lanzaba hacia las alas (Feghouli derecha, Piatti y Gayá izquierda) o hacia Alcacer mientras que André Gomes y los jugadores de banda llegaban desde atrás. Con el despliegue de pocos jugadores el Valencia igualaba el número de defensores del Madrid que se partía con facilidad. El balón en la primera parte fue del Madrid, pero le faltó dominar con él. El Valencia por su parte lo hizo sin él, bien organizado defensivamente y llegando con peligro a través de un juego más directo. Al Madrid le costó entrar por dentro. El Valencia acumulaba mucha gente por ahí y los blancos se partían en muchas ocasiones. Coentrao y Arbeloa no daban profundidad, James tendía a abrirse e Isco a acercarse a Kroos. Los tres delanteros solo se desmarcaban o movían en horizontal, por lo que quedó mucho hueco entre Kroos-Isco y el resto de jugadores blancos. El Madrid se ahogó en muchas jugadas con sus propios movimientos, despoblando la zona central y dejando muy cómodos a Fuego, Parejo y Gomes. Las llegadas se sucedían por bandas y acababan en Mustafi y Otamendi. Antes de eso se producían centros (19 en esa primera parte) que apenas eran rematados. Mustafi y Otamendi se fueron al descanso con 11 despejes entre ambos, fruto de la gran cantidad de centros que pusieron los blancos.

El Valencia sufría, y hacía sufrir al Madrid. Si los visitantes tuvieron a Alves y los palos como aliados de su sistema defensivo, el cuadro blanco no tuvo ni lo uno ni lo otro. Gayá llegó poco, pero cada vez que lo hacía era con peligro. Bale no lo seguía y Arbeloa no podía ni con Piatti ni con él. Entre ambos llevaron peligro al área de Casillas y mandaron muchos balones al área que Alcacer se encargaría de luchar, rematar y marcar. El Valencia producía vértigo por la izquierda y un poco más de control en la derecha, donde Feghouli y Barragan dieron más oxígeno al equipo juntándose con Parejo.

Poco antes de la media hora Javi Fuego volvió a dejar en evidencia el sistema defensivo del Madrid tras rematar una falta lateral. El segundo gol hizo reaccionar al Madrid, que no se puso el mono de trabajo hasta la segunda parte. Ancelotti metió a Carvajal y Marcelo por Arbeloa y Coentrao y el Madrid ganó profundidad por las bandas y juego interior. En la primera parte Bale abrió el campo por la derecha, quedando la zona izquierda huérfana de profundidad. En la segunda parte fueron los laterales los que hicieron el campo ancho y largo, creando más espacios por dentro para Isco y James.

El Madrid comenzó a llegar, pero fue más por casta que por fútbol. Illarra verticalizaba algunos pases hacia Bale, James o Isco y conseguí contactar con ellos, pero al Madrid le faltó fluidez, ideas y un plan de fútbol con el que derribar el muro valencianista. A pesar de no haber plan A el Madrid generó multitud de ocasiones, tantas como para haber marcado varios goles. Chicharito contagió a sus compañeros con sus carreras, desmarques y presión al rival. Isco, que ya estaba activado, se sumó y el Madrid comenzó a llegar a puerta y a crear ocasiones. Diego Alves no tuvo aliado esta vez, pero él mismo se bastó para repeler la gran cantidad de ocasiones que crearon los blancos. El Madrid no tuvo plan B y se la jugó todo a la carta que tantas otras veces resultó ganadora. Esta vez la épica y la casta no bastaron para remontar el 0-2 con el que el Valencia se fue al descanso. El 2-2 definitivo deja al Madrid tocado en Liga, pero el coraje que sacó en la segunda parte le da alas para remontar el miércoles ante la Juve.

Chicharito, por él y por sus compañeros

El ex del United activó con su garra a algunos de sus compañeros

El mejicano volvió a la titularidad tras quedarse en el banquillo ante la Juve. Chicharito pasa por un buen momento, y ante el Valencia lo volvió a dejar patente. Bale y Ronaldo pusieron los destellos de calidad, pero fue el ‘14’ blanco quien tiró del carro y se echó el equipo a la espalda. Gareth solo apareció en la primera parte, y Ronaldo tuvo un día gris. Como ninguno de los dos va sobrado en esfuerzo y no tuvieron su día el Madrid se quedó corto en el ataque y en el aspecto psicológico. Ahí apareció Javier Hernández para animar a los suyos. Cada carrera, presión, choque, disparo o disputa del balón se saldaba con ovación del público y un contagio hacia algunos de sus compañeros. Carvajal estuvo muy bravo, Isco volvió a desfondarse atacando, replegando y liderando el ataque con sus conducciones y pases entre líneas. El poco fútbol del Madrid lo puso él, pero no fue suficiente. A Chicharito le faltó puntería, como al resto del equipo, pero mejicano se vació y echó en falta más colaboración por parte de Ronaldo y Bale.