Ancelotti y Allegri pusieron sobre el césped del Bernabéu a ‘sus’ once futbolistas. Nada de experimentos ni cambios de sistema con respecto a los que sus equipos han sido durante la temporada. Carletto salió con su clásico 4-3-3 en fase ofensiva que replegaba en torno a un 4-4-2 sin balón. La baja de Modric en el interior derecho fue suplida por Isco, mientras que el resto del equipo fue el de gala. Allegri por su parte ordenó a sus hombres en torno a su clásico 4-3-1-2, que al igual que el Madrid defendió con dos líneas de cuatro por detrás de sus dos delanteros. Maximiliano pudo sacar su once de gala, entrando Pogba por Sturaro con respecto al once del partido de ida.

Marcelo y Benzema dinamizan al Madrid

El Madrid salió al campo con la clara idea de que solo necesitaba hacer un gol para clasificarse, y que incluso si la Juve marcara ‘solo’ tenía que marcar dos tantos para seguir vivo. Los blancos tuvieron esa idea demasiado presente y eso hizo que salieran al campo a medio gas. La Juve era consciente de que traía una buena renta y viendo que el Madrid estaba demasiado tranquilo comenzó a jugar el partido antes que su rival, pese a que tampoco apretó mucho. Los italianos tuvieron el balón en los primeros minutos, aunque no llegaron a puerta. El Madrid trataba de salir a la contra y creaba peligro, por lo que se calmó aún más. Haciendo muy poco estaban creando ocasiones de gol, por lo que tardó en apretar el acelerador y hacerse con el balón. El pie que lo pisó fue el de Marcelo, quien junto con Benzema le dieron vértigo a los ataques blancos. El Madrid no maduraba sus jugadas, no le hacía falta, pero pisaba el área con mucha facilidad. Ramos y Kroos encontraban a James y Marcelo por la izquierda y el alemán a Isco y Carvajal por la derecha. Todos ellos a su vez encontraban a Benzema que aparecía por todos lados y el Madrid comenzó a crecer. Una vez que Kroos e Isco superaban la primera línea de presión, la Juve replegaba en un 4-4-2 muy blando e ineficaz que permitió al Madrid mover el balón horizontalmente hasta encontrar un pequeño hueco por el que verticalizar el juego. Marcelo llegaba desde atrás como un ciclón y encontraba con facilidad a Benzema. Al francés, hiperactivo, no lo encontró Pirlo, pero sí James, el propio Marcelo y cualquiera que pasara cerca de él con una camiseta blanca. Karim dio un recital de movimientos entre líneas, de apoyos para verticalizar la jugada y de asociaciones con sus compañeros. Entre él y Marcelo sembraron el pánico entre los Juventino, que resistieron las embestidas del club blanco, que de la mano del brasileño y el francés jugaron los mejores minutos del partido. Fueron pocos, pero el Madrid dio la sensación de que podía cerrar la eliminatoria. La falta de pegada hizo que esta siguiera muy abierta y los hombre de Ancelotti volvieron a confiarse. Creaban ocasiones con demasiada facilidad para que tarde o temprano no llegara un segundo o tercer gol.

El Madrid volvió a generar mucho, y eso le dio calma

La inercia y el fútbol que generó el Madrid en un buen tramo de la primera parte se desvaneció al comienzo de la segunda. El Madrid había llegado tantas veces en los primeros 45 minutos que volvió a confiarse y dejar de pisar el acelerador. Benzema comenzó a acusar su inactividad durante el último mes y bajó un par de marchas, pero a cambio Bale se enchufó un poco más. El Madrid, con poco fútbol volvió a generar ocasiones, pero fue la Juve en una jugada aislada quien empató el marcador y llevó totalmente la pelota al tejado del Madrid, quien ya no podía especular. Sin Benzema y con una Juve más defensiva, el Madrid comenzó a verticalizar aún más su juego, a partir más el partido. Con Ronaldo muy desactivado y sin Benzema el Madrid perdió calidad en sus movimientos ofensivos y solo Bale no bastó para romper el muro defensivo de la Juve. Los blancos encontraban huecos en los costados y centraron por ahí sus jugadas, volviendo a caer en el mismo error del partido de vuelta: centros laterales hacia las cabezas de tres centrales experimentados, rudos, italianos y muy altos y poderosos en el juego aéreo. Solo Bale creó peligro de cara a puerta y solo Isco pareció tener algo de fútbol en sus botas.

Mención especial para Isco, que al igual que hizo en la ida volvió a cuajar una gran actuación. El malagueño se vació en defensa y dio lucidez al ataque. Bien escalonado con Kroos y James el ex del Málaga fue muy importante en la salida de balón. Toni siempre lo tenía desmarcado a su derecha y podía pasarle el balón. De esta forma Isco activó a Carvajal y a otro de los más destacados del Madrid, Gareth Bale. El galés quiso jugar, jugó y creó muchas ocasiones. Solo le faltó puntería para cerrar una gran actuación. Isco la cerró con un gran despliegue físico, llegando defensivamente a casi todos lados, vaciándose y estando además lúcido con el balón en los pies.

El Madrid brilló individualmente, pero fracasó como conjunto

El Madrid fue una suma de individualidades, unas individualidades que rayaron a un nivel muy alto, pero que no lo hicieron conjuntamente. Al Madrid le faltó el plan B, pero también el A. Ancelotti lo fio casi todo al talento individual de los suyos y solo la mala puntería les privó de que saliera bien. La Juve concedía mucho y defendía mal, por lo que el Madrid llegó tanto y tan fácil que los blancos obviaron lo más elemental de este deporte: sumar todas las individualidades para idear un plan conjunto y hacerlo funcionar. Benzema, Marcelo, Isco, James, Kroos, Carvajal o Bale jugaron bien o muy bien, pero el Madrid, como equipo, jugó mal o muy mal. La Juve aprovechó al máximo todo lo que tenía, ningún jugador jugó por debajo de su nivel y Morata volvió a aparecer para culminar el trabajo del resto de sus compañeros, que se habían vaciado para tratar de corregir sus propios fallos.

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