La concepción de proyecto en el Real Madrid no termina de asentarse. Con ciclos de apenas tres o cuatro años en el mejor de los casos (José Mourinho o Vicente Del Bosque a principios de siglo), el cuadro merengue va quemando temporadas sin que se logre tomar una decisión de hacia dónde encaminar el rumbo de manera global.

Una Liga en los últimos siete años es un balance pobre para un equipo y afición acostumbrados a acudir a Cibeles de forma asidua. El curso natural de 2014 fue sin género de dudas el más exitoso de la historia merengue, pero como consecuencia de un rebote que alargó un año más un proyecto que parecía morir antes de casi comenzar.

Ancelotti ha vivido siempre con la duda acechando. Incluso en los mejores momentos del equipo, que ha alternado con sombras prolongadas, se ha hablado sobre su futuro

La salida de José Mourinho y la llegada de Carlo Ancelotti trajeron un estado de calma tensa en la entidad. El italiano, con su famosa mano izquierda, logró llevar al equipo hasta dos finales, pelear por la Liga hasta las últimas dos jornadas y llevarse a la postre los dos encuentros decisivos, que dieron acceso además a otros dos títulos en la temporada siguiente.

Pero hasta el 23 de mayo de 2014 la campaña del Madrid dejaba dudas. Momentos de máximo brillo, como la victoria por 0-5 en el global ante el Bayern en semifinales de Champions, o la forma de echar por tierra la ventaja en la Liga y después no poder aprovechar las oportunidades que los tropiezos de Atlético y Barcelona les brindaron para amarrar el entorchado nacional.

Bola extra

Hasta el gol de Ramos en el minuto 92:48 el de Reggiolo, el técnico que había venido a poner algo de calma a un ambiente enrarecido y que ya había ganado la Copa del Rey, parecía más fuera que dentro. Perder una final continental no admite dudas para prescindir de la figura de un entrenador que había conseguido aunar a la plantilla al completo bajo una misma premisa.

Logró el camero al gol, y la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes siguieron a la ansiada Décima. Después de una docena de intentos, Ancelotti le daba la Champions al Madrid. Un juego brillante en el inicio de la vigente temporada aderezado con la impresionante racha de 22 triunfos seguidos parecían acelerar una renovación que se paró en seco con el tremendo bajón que el equipo sufrió al inicio de 2015.

Lesiones, mala planificación, mala gestión de los esfuerzos y descansos y una relajación impropia de un equipo de máximo nivel han terminado por sacar las palas para cavar el cadáver deportivo del italiano. La rumorología existente a su alrededor es incesante, pero no definitiva. Las muestras de confianza que todos los jugadores blancos con un micrófono a su alcance son indudables.

Los ocho puntos de diferencia entre la primera parte del año y la segunda en Liga, la forma de caer ante la Juventus (y de pasar ante el Schalke) conforman una losa que en la T4 del Bernabéu parecen no querer obviar. Mientras en el máximo rival, el Barcelona la confianza en Luis Enrique se ha traducido en la opción de hacer un triplete (ya han asegurado la Liga), en el Madrid la decisión podría ir encaminada en abrir otro proyecto.

Desde Kroos a Marcelo, pasando por Sergio Ramos han expresado su deseo de seguir contando con Ancelotti de cara al próximo curso a pesar de que las intenciones de la directiva, según informan diversos medios, podrían apuntar hacia otra dirección. Incluso el técnico italiano ha mostrado su intención de apurar su contrato (que se extingue en 2016) y seguir vinculado a la entidad merengue al menos una campaña más.

No han sido pocos los jugadores del Madrid que han mostrado su confianza en Ancelotti, y expresado su deseo de que continue la próxima temporada

Más entrenadores que títulos en los últimos diez años para un Real Madrid que posee un ruido mediático a su alrededor que nubla muchas decisiones. La retahila de nombres de entrenadores es constante cuando se precipitan dos malos resultados seguidos. La intención de cambio flota en el ambiente, como si de una necesidad de la propia entidad se tratase.

Ancelotti quiere seguir. Los jugadores también le han mostrado su apoyo. Falta ahora la decisión de Florentino. Más ruido que nueces, los rumores acerca de la identidad de su sustituto no pasan más allá que por simples habladurías por el momento, que después del último partido de Liga podrían terminar mutando en realidad, o quedarse como tal durante al menos una campaña más.

Pero el futuro de Carlo Ancelotti no es lo único que suena en el entorno del club. El ruido también afecta a la portería, tanto a Casillas como a Keylor Navas, y también a los futuribles como De Gea o Leno. En cuánto a salidas, la de Coentrão, Khedira o Illarramendi son la comidilla de todas las tertulias, y los posibles destinos se suceden sin parar.

Fernando Hierro y su futuro

Otros que también reciben cantos de sirena son el binomio que conforman Paul Clement y Fernando Hierro, como mano derecha e izquierda de Carlo Ancelotti en el banquillo. Al inglés le llaman equipos de su tierra para entrenar a diversos conjuntos, mientras que al malagueño, que firmó un contrato de tan solo una temporada, el vínculo le vence y aún no se ha puesto de manifiesto una intención general de que amplíe el mismo.

Hierro podría seguir ejerciendo su cargo, amoldarse a otro puesto (director deportivo o incluso responsable del Castilla si Zidane no continúa), pero también abandonar la entidad. El trabajo del ex jugador merengue ha sido silencioso, de un trato constante con los jugadores y como nexo de unión. De puertas hacia dentro su labor ha sido tremendamente valorada, pero no hacia afuera, con un silencio alrededor de su futuro.

Dependerá en buena medida de lo que termine sucediendo en el banquillo. Si el Madrid apuesta por la confianza, por la continuidad y retoca puntos clave dándole a Ancelotti las riendas del equipo, Hierro seguirá vinculado sin dudas al equipo. Pero si el de Reggiolo termina abandonando la nave merengue, hasta la llegada de un nuevo técnico no podría desbloquearse la situación del malagueño, posponiendo una decisión clave en el tiempo.