En tiempos difíciles es el momento de reunir a la familia y estar unidos. Papá Florentino mandó a tres de sus hijos a la aventura, a coger experiencia en territorio lejano pero ya es hora de reencontrarse con los suyos. Aún más con la vuelta del padrino de todos ellos, Rafa Benítez. El madrileño ha pedido expresamente que regresen Lucas Vázquez, Casemiro y, ahora, Kiko Casilla. Mientras, el Espanyol agoniza sin sus referentes.

El portero tarraconense no quería dejar escapar la oportunidad de su vida. La portería del Real Madrid, uno de los equipos más prestigiosos del mundo, estaba sin inquilino. Casillas se ha marchado harto del Real Madrid, tal y como contó Florentino Pérez cuando creía que nadie le grababa, y Keylor Navas tiene pocas papeletas para defender la elástica madridista como titular. De Gea se ha esfumado de la agenda blanca. Un tren que no pasa dos veces y Casilla no lo ha rechazado.

Las negociaciones estaban encalladas pero el portero catalán se ha encargado de presionar al club. Ha hablado con Sergio González y con Joan Collet, presidente del Espanyol, para que le dejaran marchar y volver a una casa que, sin embargo, no considera como suya. Las paradas antológicas de Casilla se mudan a Concha Espina. El Espanyol ha sido declarado zona catastrófica pero el Real Madrid vuelve a resurgir, vuelve a recuperar sus orígenes tras la llegada de Rafa Benítez, que parece emperrado en devolver al Bernabéu a jugadores con la genética blanca.

Foto: Perico Domínguez | RCD Espanyol.

Kiko Casilla es un portero con mayúsculas. Una ganga se mire por donde se mire. El de Alcover se ha curtido a base de cesiones para acabar despuntando en un equipo de Primera División, y no solamente con paradas de mérito. La enorme envergadura de Casilla le hace un portero casi inexpugnable por arriba pero el juego de pies también lo domina. De hecho, ha sido el quinto jugador que más pases ha dado en el Espanyol esta pasada temporada y el primero en siete años en jugar en la selección española.

Seguridad, confianza, trabajo y pocas ganas de llamar la atención. Kiko Casilla llega al Real Madrid para guardar la meta blanca. Vuelve a casa en un momento difícil para el madridismo y con la larga sombra de Casillas tapando medio Bernabéu. No le preocupa, el cementerio está lleno de valientes.