Segunda jornada y de nuevo un recién ascendido como el Real Betis cruzaba su camino con el Real Madrid. Sin embargo, esta vez con el calor de casa. Los blancos se lucieron ante su público con cinco goles y un convincente dominio del duelo, con James Rodríguez como protagonista y Navas y Bale como estrellas secundarias. El colombiano, que marcó dos goles y regaló otro, fue el factor diferencial en una noche de sonrisas necesarias en el Bernabéu.

El más rápido del Oeste

Cuando la exigencia del aspirante aprieta y el máximo rival ya ha cumplido con sus correspondientes tres puntos, no hay pausa que valga. De nada sirvió la ilusión inicial del Betis comparada con el hambre del Real Madrid. Sólo dos minutos habían corrido en el reloj cuando James sacó brillo de su privilegiada bota y regaló un centro de oro a Bale, que se escondió entre la maleza de defensores para pillar por sorpresa a toda la zaga bética. El galés cogió la espalda de toda la defensa verdiblanca y cabeceó a placer para hacer subir en un abrir y cerrar de ojos el primer gol en el marcador. Los blancos habían desenfundado su arma sin dar pie a la reacción.

Apenas dos minutos tardó el Real Madrid en adelantarse gracias a un regalo servido por la bota de James a la cabeza de BaleLa diana del 11 blanco fue el anticipo perfecto del dominio que exhibiría en los siguientes minutos la escuadra local. No fue un rival pobre el Betis, que siguió luchando con garra y coraje, pero sí conocedor de su papel y a la espera de una ocasión recogido en su terreno de juego. Los hombres de Mel consiguieron incomodar en especial por el carril derecho al Real Madrid, aunque las molestias no llegaron a transformarse en dolores.

Sudamérica, tierra de héroes

La explosividad de los merengues fue menguando progresivamente y el ritmo del partido bajó unos escalones. El balón pasó a rodar más por el centro del campo, con el Betis bien plantado y el Real Madrid sin prisas. Los verdiblancos, sin embargo, seguían lanzando avisos con carreras por las bandas cuando encontraban la ocasión. En el lado blanco, las bazas ofensivas encontraron oportunidades para correr al contraataque, pero la imprecisión lastró a los cañoneros de Benítez. Ni siquiera su killer por excelencia pudo llevar algún balón a la red: Ronaldo incluso perdonó un mano a mano poco después de la media hora de juego tras una buena maniobra individual.

Donde el resto vio un centro, James vislumbró la escuadra, y de su chistera salió un precioso 2-0Quizás la afición del Bernabéu había olvidado que, en momentos de apatía, no hay nada mejor que el salero colombiano para reavivar la llama. Corría el minuto 39 cuando Ronaldo fue derribado en la banda derecha, al borde del área. James Rodríguez cogió el balón, pues tanto el portugués como Bale parecían haber descartado la oportunidad de disparar a gol. Pero donde el resto vio un centro, el mago de Colombia vislumbró la escuadra. Su bota izquierda ejecutó un potente, preciso y sutil chut que voló al palo derecho de Adán y lo besó para impulsarse hacia las redes. Sí, definitivamente, James estaba de vuelta. Bastaba con ver el 2-0 en el electrónico.

Justo antes del descanso, un héroe inesperado irrumpió en escena y escuchó su nombre a todo pulmón en el coliseo blanco. Una preciosa jugada del Betis en espacios cortos acabó con el balón en el corazón del área madridista y en las botas de Rubén Castro. El ariete tenía todo para marcar, pero perdió unas décimas de oro. Quiso controlar y acomodar el cuerpo para el tiro, y fue entonces cuando Keylor Navas apareció como una exhalación para arrebatarle el esférico de los pies. Y así, con el nombre del costarricense aún retumbando en el coliseo, se llegó al descanso.

Acrobacias y reivindicaciones

Las prisas no son buenas consejeras, dicen. No será por el Real Madrid. Si en la primera parte apenas dos minutos se hizo esperar el gol de Bale, los blancos copiaron la estrategia tras el descanso. En el minuto 47, Benzema se estrenó con un testarazo express. De nuevo con la cabeza, de nuevo nada más arrancar. Pero la cosa no iba a quedar en el 3-0.

James y Navas terminaron de rendir al Bernabéu en la segunda parte: el primero con un gol de chilena, el segundo parando un penaltiDos minutos después, algo volvió a salir de la chistera del 10. James pasaba por el área verdiblanca cuando recibió un balón de Kroos a medio camino entre tiro y pase, lo que le obligó a detener como pudo el esférico. La fuerza con la que llegó hizo que, en el intento de domarlo, este se elevara ante sus ojos. Sólo quedaba una opción: la chilena. Para desgracia del Betis, ese movimiento también estaba entre su repertorio de trucos. James se elevó, ejecutó un remate acrobático ante la mirada atónita de Chamartín y marcó el 4-0. Este café colombiano era de primera calidad, perfecto para mantener al Bernabéu despierto a pesar de las horas.

Nada más necesitaba James para ser considerado el hombre del partido, pero ¿no había otro héroe entre los blancos? En efecto, Navas no había quedado satisfecho con la parada de la primera mitad, y el fútbol le brindó la ocasión de oro para ponerse a prueba. Alrededor del minuto 60, el Betis vio de alguna forma premiada su actitud con un penalti concedido por el colegiado. Rubén Castro se dispuso a ejecutarlo, pero ante sí tenía a un portero con un halo especial en la noche de Madrid. Navas, con todo el Bernabéu a sus espaldas, adivinó las intenciones del ariete y, una vez más, se interpuso en su camino al gol con una soberbia intervención. No sólo paró, sino que estiró la pierna para quedarse con el cuero. Mejor imposible. Y el estadio, rendido a sus pies.

Bale aprovechó su oportunidad para reivindicarse con un doblete culminado gracias a un disparo que sólo su zurda puede imaginarSin posibilidades ya para los béticos, el Real Madrid disfrutó de unos minutos de relajación, con tiempo para hombres como Casemiro y Kovacic e incluso espacio para el espectáculo. Ramos trató de emular a James con una chilena incluso más complicada que la del colombiano tras un centro, pero el palo separó su remate de la eternidad. Lo que no metió el capitán sí lo hizo Bale para completar su doblete. Cuando el partido ya moría, el imparable galés galopó por el carril central y aprovechó el espacio concedido por la zaga rival para fusilar a Adán con un zapatazo marca de la casa que supo a reivindicación.

Se cerró una inmejorable noche para el público madridista, que esta vez sí vio la versión más dominante del aún inmaduro proyecto de Benítez. La grada verdiblanca, por su parte, no distinguió los buenos momentos de los malos cuando se trata de animar a su equipo: se mantuvo fiel a sus ídolos desgañitándose para alentarles. Y así, con una manita, la capital se despidió del fútbol para dar paso a la madrugada.

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Sobre el autor
Nacho González Rueda
Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid. Coordinador de NBA. Redactor de Real Madrid y Premier League. Creo en el ´where amazing happens´ del baloncesto americano, en la eternidad de los vikingos y en la magia de un campo de fútbol inglés. También fui redactor del Mundial de Fútbol Brasil 2014 y Mundial de Baloncesto España 2014. Contacto: [email protected] ¡Nos leemos!