Con una capacidad competitiva desorbitada, un alma y una mentalidad de líder, y un pincel en su pierna izquierda, James Rodríguez se ha convertido en uno de los jugadores más importantes para el Real Madrid desde su llegada a Concha Espina el verano de 2014. El centrocampista colombiano llegó procedente del AS Mónaco después de que el conjunto blanco desembolsara una cantidad cercana a los 80 millones de euros, una cifra que parecía desorbitada en un principio pero que tardó tan sólo unos meses en borrarse de la memoria de los aficionados madridistas. A nivel goleador, el jugador sudamericano logró ver portería en su segundo partido oficial con la camiseta blanca, pero su importancia va mucho más allá de las estadísticas goleadoras.

Llegar y besar el santo

El cafetero fue una pieza indispensable en el esquema de juego de Carlo Ancelotti, y todo parece indicar que será igual de importante para Rafa Benítez en su etapa en el banquillo del club madrileño. El entrenador del Real Madrid pudo comprobar en el encuentro liguero ante el Real Betis la capacidad anotadora de James Rodríguez, pero también su visión de juego, su capacidad para asociarse con sus compañeros y las continuas roturas de líneas rivales a través de su excelente golpeo con la pierna izquierda. El centrocampista colombiano consiguió dos de los cinco goles de su equipo y participó en otros dos, siendo el asistente de Gareth Bale en el primer tanto del galés y colaborando en la jugada colectiva que finalizó con el gol de Karim Benzema.

Pero la aportación de James Rodríguez, no sólo en el partido de anoche sino en la pasada temporada, también puede valorarse en términos defensivos, pues un jugador ofensivo y diseñado para vivir de manera permanente cerca del área rival aprendió a correr hacia atrás de la mano de Carlo Ancelotti. El sudamericano, ansioso de triunfar con la elástica blanca y con un hambre de fútbol al alcance de muy pocos jugadores, entendió desde su llegada al cuadro madridista que para alcanzar la cima hay que trabajar sin descanso, y se le vio en numerosas ocasiones llegar hasta su propia área para recuperar balones u obstaculizar el avance de un rival.

Gracias a su capacidad de trabajo y a su calidad ofensiva, James Rodríguez se convirtió en uno de los jugadores imprescindibles para Carlo Ancelotti. Tanto es así que el cafetero entró en el once inicial en 29 de los 38 encuentros ligueros de la pasada campaña, dejando un total de 13 goles y 12 de asistencias de gol. Las cifras totales fueron 17 goles y 18 asistencias en 46 partidos con la camiseta blanca, teniendo en cuenta que estuvo más de dos meses alejado de los terrenos de juego por dos lesiones diferentes, lo que provocó que se perdiese una parte importante de la temporada. Aún así, las cifras son sólo las estadísticas de una enorme trascendencia en el juego del equipo.

17 goles y 18 asistencias logró James en su primera temporada en el Real Madrid

El futbolista colombiano cerró la temporada como una de las estrellas del Real Madrid y ofreciendo un rendimiento mayor del esperado en su primera temporada en el club de Concha Espina. Pero la llegada de un nuevo entrenador al banquillo blanco provocó que los méritos realizados quedaran en un segundo plano y el trabajo diario que comenzó en la pretemporada determinara qué jugadores estarían en el once de Rafa Benítez en el primer partido oficial del conjunto madrileño. Y en esa tesitura, James Rodríguez tenía las de perder porque no pudo realizar la misma temporada que la mayoría de sus compañeros al disputar la Copa América con la selección de Colombia e incorporarse unos días más tarde a la disciplina del Real Madrid.

Cabeza, corazón y calidad

Tras no estar en el once titular en Gijón, el centrocampista sudamericano regresó a la titularidad en el primer partido oficial de la temporada en el Estadio Santiago Bernabéu. Su actuación fue espectacular en todos los sentidos, y sobre el césped del coliseo blanco dio la sensación de que James Rodríguez va a ser tremendamente importante en el presente y en el futuro del Real Madrid. La culpa de esta importancia reside en las tres cualidades que posee el cafetero y que son imprescindibles para triunfar en este deporte y en un equipo de la exigencia del conjunto blanco, donde la presión siempre se encuentra en su nivel más alto.

James se ha especializado en marcar golazos

La primera de estas cualidades reside en la cabeza. El centrocampista del Real Madrid posee una fortaleza mental inusual para su juventud, y consigue superar las dificultades deportivas y extradeportivas con solvencia. Es el líder de la selección colombiana y le encanta asumir galones y responsabilidad, una ‘carga’ que no todos desean llevar cuando todos los focos apuntan hacia su persona. Esta solidez mental y su capacidad para crecerse ante las adversidades es una de estas condiciones inherentes a James Rodríguez.

La segunda se encuentra en el corazón. El futbolista colombiano es uno de esos ‘guerreros’ habituales que produce Sudamérica. James no da un balón por perdido y compite hasta el pitido final, mostrando durante los 90 minutos un continuo sacrificio y una capacidad de trabajo que, con toda seguridad, será una de las características que más valore Rafa Benítez a la hora de considerar al jugador una pieza importante en su esquema de juego.

La tercera de estas cualidades está instalada en su pierna izquierda. James Rodríguez posee una gran calidad, un excelente golpeo de balón y, además, cuenta con una característica endémica en el fútbol mundial: es capaz de convertir sus goles en auténticas obras de arte. El futbolista cafetero se ha acostumbrado a marcar auténticos golazos con la elástica blanca, y esta temporada ha comenzado al mismo nivel en lo que se refiere a esta faceta del juego. Un potente y ajustado saque de falta desde el lateral del área fue el primer tanto que logró frente al Real Betis, mientras que el segundo fue una chilena que el propio futbolista ha situado entre los mejores tantos de su carrera deportiva.

Además de todas estas cualidades, su importancia en el juego reside en su capacidad para abrir las defensas rivales, bien sea por sus pases, por sus centros, por las acciones a balón parado o por su continuo movimiento entre líneas para desestabilizar el entramado defensivo del cuadro rival. Su trabajo defensivo, su capacidad de sacrificio por el bien del colectivo y la permanente asociación con sus compañeros completan una serie de cualidades que convierten a James Rodríguez en un jugador trascendental para el Real Madrid.

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