Casi un trámite. Así se podría calificar la visita del Madrid a tierras suecas para medirse al Malmo. Los blancos partían como favoritos, y es que nada hacía pensar que el conjunto sueco podría hincarle el diente al Real. Individual y colectivamente el Madrid es un conjunto mucho más fuerte, que además llegaba en buena dinámica, pese al empate frente al Málaga. Un equipo sólido atrás y que pese a la falta de acierto de cara a gol en algunos partidos, ha conseguido muchos goles, así llegaba el Madrid a una cita que debía solventar como pudiese, aunque siempre con los tres puntos. Con el derbi frente al Atleti en el horizonte, Benítez hizo rotaciones y dios descanso a Marcelo y Modric. Arbeloa y Casemiro fueron sus sutitutos. Benítez repitió sistema y salió con un 4-3-3 en el que hubo una variante con respecto a lo que viene siendo habitual en los últimos meses. Toni Kroos abandonó por primera vez desde que Xabi Alonso saliera el puesto de pivote y se ubicó como interior derecho. Kovacic hizo lo propio por el otro lado y Casemiro actuó como mediocentro. Por delante de ellos estuvieron Ronaldo en la banda izquierda e Isco en la derecha, pero con su habitual y clara tendencia interior. Benzema fue la punta de lanza. En defensa se repitió Nacho y Varane como pareja de centrales, con Carvajal como lateral derecho y Arbeloa -que debutaba esta temporada- como lateral izquierdo. El Malmo por su parte compuso un esquema y unos movimientos defensivos similares a los que Javi Gracia había utilizado unos días antes en su encuentro ante el Madrid, es decir, un 4-4-2 muy defensivo, con las líneas muy atrás y muy juntas y con los jugadores de banda cerrados, buscando tapar el centro, dejando más libres los carriles laterales. 

Casemiro encontró en la banda derecha un pase largo, fácil y vertical

El Madrid controló y dominó el encuentro durante toda la primera parte, y lo hizo con el balón. El Malmo se lo cedió y el conjunto blanco no lo rechazó. Kovacic, Isco y Kroos disfrutaron de ello, incluso Casemiro lo hizo. El brasileño jugaba siempre de cara y libre de marcas y presiones, pudiendo disponer de tiempo para vislumbrar la mejor opción de pase (foto). Kroos se colocaba siempre a su derecha, dando una línea de pase que a veces era demasiado horizontal. Kovacic hacía lo propio por su izquierda, aunque unos metros más hacia arriba. De esta manera el Madrid tenía el control total del balón, y del partido, aunque no conseguía verticalizar el juego. Solo el propio Casemiro con pases largos hacia las bandas lo conseguía, sobre todo hacia la derecha, donde Carvajal fue un lateral muy largo, además de encontrar también a Isco, muchos metros por delante de él y en línea de pase. Dani, con muchos espacios por fuera, fue un lateral largo y profundo, y al igual que hizo contra el Málaga cargó el área con varios centros que nunca fueron rematados por jugadores de su equipo. El propio Casemiero, además, se dio un festín a la hora de recuperar balones. En total fueron 17 entre entradas, intercepciones y recuperaciones, aunque siempre dio la sensación de que el brasileño iba sobreexcitado. El mediocentro blanco recibió amarilla muy pronto y realizó cuatro faltas, algunas de ellas innecesarias.

El Madrid repitió el atasco general que hubo ante el Málaga, aunque el conocer su superioridad y el tener a Ronaldo hicieron que los blancos no desesperaran. El luso volvió a ser un martillo pilón que no paró de intentarlo hasta conseguir su primer gol y volvió a no dejar de intentarlo hasta conseguir el segundo, cerrar el partido y dar mayor tranquilidad a los suyos. Cristiano volvió a partir del extremo izquierdo dentro del 4-3-3 con el que salió el Madrid, pero también volvió a ser mucho más delantero, e incluso ‘9’, que en anteriores citas. Durante la primera parte –con Benzema en el campo- se movió por todo el frente del ataque, primando la zona de la mediapunta y el área. El luso ‘mediapunteó’ mucho y entró al área cuando Benzema –muy móvil- salía de ella. En un partido sin mucho ritmo ni intensidad, Cristiano volvió a mostrar el hambre que le ha hecho batir records como futbolista. Durante la primera parte disparó seis veces y marcó un gol tras asistencia de Isco en una de las pocas jugadas en las que el Madrid pudo correr y dispuso de espacios. El guión del partido no cambió apenas, pues el Malmo no apretó en la salida del Madrid y los centrocampistas blancos dispusieron de la bola durante el tiempo que quisieron. Sin balón, el Madrid presionó muy arriba, por lo que al Malmo le duraba poco el balón –dio 260 pases por 820 del Madrid-.

El Malmo subió líneas y apareció Isco entre líneas

En la segunda parte el partido se durmió aún más, pese a que el cuadro sueco subió líneas. El Malmo adelantó a sus jugadores y presionó más arriba que en la primera parte. Este hecho no cambió mucho al devenir del encuentro, pues el Madrid no sufrió. Casemiro estuvo más incómodo, pero Kroos, Kovacic, Isco y luego Modric ayudaron a que el Madrid controlara el partido en todo momento. Ronaldo pasó a ser el ‘9’, Isco y Kovacic los extremos y entró Modric como interior izquierdo. El Madrid, con Luka en el campo, controló aún más el partido y pudo verticalizar cuando el croata tenía el balón. Además, como el Malmo se abrió un poco, emergió la figura de Isco y el propio Modric entre líneas, y ahí hicieron mucho daño. Ellos llevaron el peligro y la bola a las inmediaciones del área local, y con Lucas Vázquez y Denis Cheryshev en el campo Ronaldo encontró alguien que le pusiera buenos centros. Con los dos canteranos en el campo el Madrid pudo jugar más y mejor por fuera y por dentro y finalizar jugadas, al igual que imprimir una marcha más en campo rival. Así llegó el segundo tanto de Ronaldo, tras asistencia de Lucas Vázquez.