Aquello era un Clásico. Lo que en él sucede torna a la raíz. Ajusta cuentas. Se vuelve trascendental. Y no solo para los técnicos, también para los jugadores. La buena noticia, la recuperación de las estrellas que hoy iluminaban Chamartín. El Real Madrid contaba con sus mejores jugadores, el conjunto culé recuperaba a un Leo Messi que no salió desde el inicio. Ni falta que hizo.

Sergi Roberto rompió la defensa y asistió a Suárez en el primer gol

El FC Barcelona comenzó el partido con determinación y calidad a la hora de sacar el balón. Cuando los merengues recuperaban la pelota, el repliegue era total: Neymar y Suárez quedaban como hombres más adelantados. Y presionaban. En el equipo merengue, la situación era bien distinta. Replegados para no dejar huecos, ni sus hombres más adelantados presionaban con la intensidad de los visitantes, ni el centro del campo acompañaba. De esta forma, solo diez minutos fueron necesarios para que el primer gol subiera al electrónico. El detonante fue una jugada sideral de Sergi Roberto, quien cada día se consolida más en la diestra. Se metió hacia la frontal del área y dejó solo con un toque de calidad a Luis Suárez, quien con su habitual calma y calidad definió cambiándola de palo ante Keylor Navas. Su disparo con el exterior fue imparable.

Con el 0-1 campeando, el Real Madrid trató de presionar arriba para buscar alguna jugada rápida y lograr el empate, pero fue inútil. El Barça estuvo muy seguro atrás. Desde la frontal, un chut de James Rodríguez protagonizó lo más peligroso del Real Madrid en toda la primera mitad. En aquella ocasión, Bravo estuvo muy atento para detener el peligro.

Benzema perdona y Neymar aparece

La posesión pertenecía a los culés y las ocasiones, pese a ser escasas, también llegaban del lado visitante. La zaga blanca no estuvo expeditiva, perdió demasiados balones en los primeros pases, lo que propició que Neymar y Suárez, acompañados casi siempre por Iniesta, Sergi Roberto y Rakitic, pudieran combinar con tranquilidad en la zona de tres cuartos de cancha.

El equipo de Benítez no se rindió pese al evidente dominio rival. Con un Cristiano entonado buscó abrir el campo por las bandas. Así, Benzema tuvo su oportunidad; completamente solo en el segundo palo recibió un balón que bien pudo haber significado el gol del empate. Pero lejos de ser así, no iba a ser más que la antesala de una nueva diablura del brasileño Neymar.

Quien perdona lo paga, es un dicho que se puede aplicar a lo que pasó tras el fallo de Karim. Varane no estuvo acertado. Se erró en la salida del balón. Iniesta dejó solo a Neymar. Tras controlar, definió por debajo del brazo de Keylor Navas. Fue el segundo. El brasileño se encontraba en fuera de juego, pero el colegiado no lo vio.

Un jarro de agua fría cayó sobre el estadio. Nadie supo reaccionar, nadie sacó la casta, el orgullo y la lucha que caracteriza al equipo portador del escudo acreditador como el único en ganar diez Copas de Europa. Se echaba de menos al mejor Cristiano, al mejor James, al mejor Kroos o a un buen Danilo. Por el contrario, el FC Barcelona tocó su mejor sinfonía, demostró por qué es el líder de la competición. Con el 0-2 se llegó a los 45 minutos de descanso no sin antes presenciar otra buena jugada de Neymar, que acabó con un Marcelo sacando la pelota bajo palos. El maremoto era evidente, tanto que provocó una espectacular pañolada de todo el estadio.

Iniesta completa el tridente goleador

La segunda mitad prometía más entrega y lucha de los jugadores de Chamartín. Nada más comenzar, un trallazo de James, desde fuera del área, y un par de remates peligrosos metieron a la afición en el césped.

Keylor Navas no pudo detener a la delantera visitante

Con el equipo volcado en busca de la portería de Bravo, apareció, de nuevo, el ataque de los de Luis Enrique. Neymar le devolvió la asistencia a Andrés Iniesta, quien tras un taconazo del primero disparó con el alma para colar la pelota por la escuadra de la meta defendida por Keylor Navas. Una obra de arte. El manchego sustituía a Messi en la terna ofensiva. Estuvo a la altura.

De nuevo, el color blanco invadió la grada. No eran bufandas ni banderas, eran pañuelos pidiendo un responsable por la hecatombe que se estaba viviendo en el Santiago Bernabéu. Los intentos merengues fueron totalmente estériles. Las oportunidades llegaban a cuentagotas y en aquellas en las que se lograba disparar a puerta, allí estaba Claudio Bravo. El chileno realizó un partido excelso, con estiradas maravillosas y una seguridad digna de un Clásico. Esa misma seguridad que faltó en los once que saltaron vestidos con la elástica blanca al terreno de juego.

Suárez y Bravo finiquitan la masacre

Con un tercer gol muy pesado sobre la espalda de los jugadores madridistas, la remontada se hacía imposible. Benítez dejó el café para otro día: quitó a James. Isco entró para buscar más movilidad en la zona de tres cuartos de campo. Individualmente estuvo bien, pero su calidad y su desborde no fue acompañado por un equipo entregado, pues los tres balazos recibidos hicieron que la mayor parte de los jugadores se desangraran.

En el minuto 83 Isco fue expulsado

Cuando faltaba algo más de quince minutos para el pitido final, Suárez se vistió de gala para batir a Keylor. Se había quedado solo gracias a una asistencia perfecta de Leo Messi, que había entrado por Rakitic tras superar la lesión que le mantuvo dos meses alejado de los terrenos de juego. El estadio no enmudeció, volcó su ira contra jugadores y directiva.

La goleada pudo ser aún mayor a la contra, pero también pudo ser menor. Bale, Ronaldo y Benzema tuvieron ocasiones claras de gol, pero tenían delante un muro chileno que no pudieron superar. Bravo desesperó al tridente merengue y no hubo forma de batirle, ni siquiera a balón parado, donde también dejó intervenciones de mérito.

En el minuto 83, Isco perdió los papeles y dio una patada sin balón a Neymar, la cual le costó la roja directa. Estaba jugando bien, pero no pudo aguantar ante los continuos toques de balón y la tranquilidad mostrada por los rivales. El FC Barcelona ya tenía la victoria y los tres puntos y el Real Madrid se mostró impotente ante él. Los culés se reafirman en el liderato y demuestran que actualmente son el equipo más en forma. La maestría del Barça calcinó al Real Madrid.