El Real Madrid es probablemente uno de los tres conjuntos con un mediocampo más potente y amplio de Europa. La confección en esta parcela del equipo ha sido un pleno acierto. Jugadores de distintos cortes, cada uno con una característica propia que lo hace diferente a los demás.

Mateo Kovacic fue un fichaje de los que nadie esperaba en verano. Desde el club se transmitía tranquilidad a la hora de hablar de fichajes y Mateo no entraba en las papeletas como uno de los futuribles para el club blanco. Sin embargo, el Fair Play financiero que debía cumplir el Inter del Milán, junto al visto bueno que dio Benítez del jugador, hicieron que el Real Madrid no dudase a la hora de cerrar su contratación.

Recital en el Nuevo San Mamés

Modric bautizó su llegada y dijo que se estaba probablemente ante un futuro balón de oro. Mateo comenzó la temporada entrando poco a poco en la rotación, cada vez con más confianza, y llegándose a consolidar como el jugador numero doce de la plantilla. Ante el Bilbao en el Nuevo San Mamés dónde fue titular, realizó un auténtico partidazo sobre todo en la segunda parte dónde desprendía confianza en cada pase y conducción.

Hasta que llego la lesión justo antes de jugar ante el PSG en el Parque de los Príncipes, estadio donde se presumía que iba a entrar de partida en el once inicial de Benítez.  A partir de aquí, Mateo dejó de entrar en los planes. Su protagonismo en el equipo blanco se diluyó. Isco, Modric, Kroos, Casemiro, Lucas Vázquez, Jesé todos ellos le adelantaban por la derecha sin piedad. El equipo blanco no es que brillará sobre el terreno de juego pero iba ganando. Hasta que llegaron los dos tropiezos consecutivos ante Sevilla y Barcelona. La afición pedía algo nuevo y el partido ante el Shaktar era perfecto para Mateo. Rafa Benítez le dio la titularidad en un partido que iba a servir para certificar la clasificación como primero de grupo del club blanco. Kovacic no desaprovecharía la oportunidad. El croata sacó a relucir todo su dinamismo en mediocampo. Idas y venidas continuas, un pulmón en defensa, eficaz en el pase, con conducciones vertiginosas que tanto le gustan.

La hora de Kovacic

¿Y ahora qué? Kroos no está nada bien. Es un mediocentro sin ritmo. Incapaz de contener y llevar el mediocampo blanco como hacía a las mil maravillas la temporada pasada. Modric, en cambio, si que está en un nivel superlativo. Al igual que Casemiro que cómo pivote deja su sello como jugador blanco en cada partido que juega. Kovacic demostró ante el Shaktar que con estos dos medios mezcla a al perfección. Un acordeón tanto en defensa como en ataque. Capaz de tener la pelota y de activarse en la presión tras la pérdida de balón. Benítez tiene un duro dilema: seguir apostando por Kroos y confiar en que este recupere su mejor nivel, o por el contrario darle los galones a Kovacic, darle plena confianza, y ver hasta dónde es capaz de llegar el croata. Mateo Kovacic llama fuerte a la titularidad. 

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Sobre el autor
Juanfran Moreno Marcelo
Periodismo en la Universitat Rovira i Virgili. Intentando hacerme un hueco en esta profesión de ensueño.