Benítez y Mendilibar afrontaron el partido de manera similar. El conjunto local se plantó sobre el césped sin la necesitad de tener que cambiar ni un ápice de lo realizado hasta la fecha. El Eibar salió valiente, con sus mejores hombres y tratando de hacer lo que siempre hace, algo que le está saliendo muy bien. Benítez por su parte salió con el mejor equipo posible –o al menos con uno de los mejores onces que podría formar-. Además, Rafa, repitió el sistema que mejor le está yendo últimamente, un 4-3-3 en el que Kroos volvió a jugar en su posición, acompañado por Modric y Kovacic en los interiores. Arriba estuvieron James –derecha- y Bale y Ronaldo, quienes alternaron banda izquierda y zona central del campo. En fase defensiva Benítez se marcó un Ancelotti y convirtió el sistema en un 4-4-2. James bajó a la línea de medios para echar una mano por el costado derecho, mientras que Kovacic se abrió para tapar la banda izquierda.

Kroos fue clave para dar salida desde atrás

El partido comenzó con una intensidad altísima. El Eibar presionaba enérgicamente la salida de balón del Madrid, mientras que los blancos, con Kroos al mando, consiguieron salir airosos ante tal envite. Además de Kroos, Nacho y Pepe tuvieron cerca a Kovacic y Modric, lo cual supuso una ventaja más a la hora de salir de la presión. Si la disposición de los dos interiores blancos permitía al Madrid salir con el balón controlado desde atrás, esa misma ubicación hacía que el equipo no se asentara en campo contrario con el balón. La primera causa reside ahí: Modric y Kovacic, tendentes siempre a acercarse al balón, estaban muy cerca y en la misma línea. Esto restaba alturas a un Madrid que además no contó con apoyos interiores de los tres delanteros. Bale y Ronaldo casi siempre tiraban hacia arriba, mientras que James tardó en despertar y buscar líneas de pase verticales por dentro. De esta forma el Madrid conseguía salir desde atrás, pero el balón le duraba muy poco. Bale y Ronaldo corrían al espacio y los blancos se precipitaban, mandando un balón que pocas veces acababa en los pies de un futbolista merengue.

El Eibar creó peligro desde las bandas

El Eibar, fiel a sus ideas, conseguía crear peligro atacando las bandas y siendo vertical. Juncá y Capa subían y hacían trabajar a Kovacic y James, quienes estuvieron muy generosos en el esfuerzo. Los dos laterales del conjunto local se unían a Inui y Berjón para meter balones al área que buscarían la cabeza de Sergi Enrich o las caídas y segundas jugadas hacia Adrian González. Si el plan no salió mejor fue por Pepe, líder en la sombra de un equipo que comienza a hacerse fuerte y mejorar desde atrás. El Eibar lo intentó, pero el Madrid apenas recibió claras ocasiones de gol. En la segunda parte el guión apenas cambió, al menos mientras duraron las fuerzas y hasta que entró Lucas Vázquez. El Eibar seguía buscando el gol y cada vez hacía más daño por los costados. James cada vez volvía menos, Kovacic notaba la inactividad y Danilo y Carvajal tuvieron mucho trabajo. El Madrid trató de defenderse con la posesión cuando robaba, mientras intentaba cazar alguna contra. Fue la entrada de Lucas la que terminó de matar el partido. Por un lado porque el canterano blanco entró con muchas ganas y energía y tiró de su equipo hacia arriba. Vázquez cogía el cuero y desequilibraba, o al menos no la solía perder. Además de provocar el penalti, ayudó a su equipo a salir de atrás, a tener una vía de entrada al campo rival. Si en ataque aportó, en defensa no se quedó corto. Lucas, como lleva haciendo toda la temporada, se mostró como un lateral. El Madrid sangraba por la banda derecha y el ex del Espanyol ayudó detener la sangría inyectando además un golpe moral a su adversario que a la postre sería definitivo. Lucas provocó el penalti del 0-2, dio amplitud y profundidad a su equipo y frenó eso mismo en el rival. Benítez acertó de inicio con Kroos de pivote y Kovacic y Modric como interiores, y también lo hizo al final con la entrada de Lucas. El Madrid respira y vuelve a crecer desde la defensa y el colectivo mientras las piezas ofensivas se ajustan al colectivo.