Todo jugador pasa por una mala racha, hasta el mismo Messi o el mismo Cristiano saben lo que es sufrir una temporada en el que la confianza hace mella tanto en lo técnico como en lo físico. Esta vez le ha tocado a James, y la prensa en general parece haberlo colocado en el centro de la diana. Desde gordo, hasta fiestero son algunos de los disparatados y despreciables calificativos que se han utilizado para definir el estado de forma del futbolista colombiano en estos meses. Sin embargo, a James hay otro calificativo que es el que verdaderamente le define como futbolista, y es el de decisivo.

Relación rota con Benítez y vuelta a la ilusión con Zidane

Con Benítez las cosas no le estaban saliendo. Él sabía que daba igual lo que hiciera tanto en los partidos como en los entrenamientos, Benítez prefería otro tipo de jugador, Casemiro o Lucas Vázquez, antes que él. Con la salida del técnico madrileño, llegaría al banquillo su ídolo de toda la vida, Zinedine Zidane. El francés lejos de ponérselo todo más difícil hizo todo lo contrario, James no estaba bien y antes de darle la titularidad y quemarlo, prefirió meterlo en la dinámica del equipo poco a poco y hacer que el colombiano fuese recuperando tanto la confianza como su mejor nivel físico.

En el Villamarín, vuelta a la titularidad

En el día de ayer tuvo su primera oportunidad como titular después de muchas jornadas, aprovechando la baja de Bale. La primera parte no fue nada fácil para el colombiano que vio como ese James que destilaba confianza por los cuatro costados no aparecía. Sin embargo, en la segunda parte todo cambió, el colombiano comenzó a ser más incisivo en el juego blanco y sobre todo, y haciendo valor del calificativo que más le define como futbolista, fue decisivo en el encuentro. Dio la asistencia del empate y a punto estuvo de marcar el segundo gol después de un disparo cruzado desde la frontal del área. Zidane decidió que ya era suficiente en ese instante, James habló en el campo y luego fuera de él. El colombiano es la gran estrella blanca del futuro y del fútbol mundial.

Un jugador que lleva el ser decisivo en los genes y que incluso no estando al cien por cien es capaz de serlo en un partido. Un aspecto del juego que muchos no tienen a pesar de ser brillantes futbolistas, sin ir más lejos Isco es un claro ejemplo de ello. El malagueño tiene una depurada técnica y una gran visión de juego pero eso de hacer goles y asistencias es una tarea que se le resiste. El colombiano es todo lo contrario, es difícil verle en un partido sin dar un gol o hacer él mismo.

En lo que llevamos de temporada, James ha anotado tres goles y ha repartido siete asistencias en catorce partidos disputados, 850 minutos en total. Mientras que Isco ha anotado también tres goles y ha repartido 9 asistencias en 23 partidos, 1614 minutos en total. Con estos números podemos ver que James participa en un gol del equipo blanco cada 85 minutos, mientras que Isco lo hace cada 134 minutos. Datos que demuestran que el colombiano es más decisivo que su principal competidor por un puesto en el once. La temporada pasada, sin ir más lejos, James disputó 46 partidos en los que anotó 17 goles y repartió 18 asistencias, en 3518 minutos en total. Lo que sale a una participación en un gol blanco cada 99 minutos, sin duda unos registros estratosféricos.

James participa en un gol blanco cada 85 minutos

James Rodríguez quiere volver a ser ese jugador que enamoraba a la afición, y con segundas partes como las de ayer lo tiene más cerca.