El rendimiento de Cristiano Ronaldo siempre se cuantifica, justificada su presencia por las desorbitadas cifras de anotación  que acostumbra acreditar al término de cada temporada. Cómo discutir a un futbolista cuyo promedio goleador en las últimas seis temporadas, momento en el que desembarcó en Chamartín, supera la anotación por partido, es decir: en cada ocasión en que el portugués figura (figuraba) en la alineación, el Madrid empieza (empezaba) ganando por 1-0. Si bien nunca jugó un papel decisivo en el nudo del juego, su capacidad de despachar el desenlace devino en un activo de tronío, capaz de justificar los 94 'kilos' que costó sin dorar su etapa con trofeos colectivos: Cristiano era un chuletón en su punto al que no acompañaba la sal gorda, los pimientos del padrón y la patata panadera.

En el inmenso patrimonio del Madrid no constan la paciencia ni el crédito, y el ayer es solo un preámbulo del hoy; que se lo pregunten a Casillas. El caso de Ronaldo, de connotaciones opuestas, guarda puntos comunes con el del ahora guardameta del Oporto: ambos fueron vanagloriados y, acusado declive mediante, resultaron censurados por el Bernabéu y la opinión pública, aunque el grado de reproche al excapitán, que pasó de Santo a animal de madriguera, marque la crucial diferencia entre una y otra problemática

La elocuencia de los números

Este artículo comenzaba aludiendo al factor numérico como fiel amigo de Cristiano. Aunque en VAVEL somos de letras, hemos de tirar de calculadora y aderezar así esta humilde reflexión:

-Hasta el momento, Ronaldo ha anotado 16 goles en 21 partidos de Liga. Su progresión, que raya en torno a los 30 goles, es notable en comparación con cualquier mortal; sin embargo, es sensiblemente inferior a su ratio habitual.

-La distribución de los goles es el dato más significativo: Villarreal, Sevilla, Barcelona, Atlético, Valencia, Athletic y PSG -en dos partidos- no han sido abatidos por el portugués. De los ocho primeros clasificados, solo ha mojado ante el Celta.

-Sus tantos se traducen en solo dos puntos, los mismo que, por ejemplo, han producido Munir o Vermaelen para el Barcelona.

-Regatea una vez cada 89 minutos, lo que revela que la calidad de sus intervenciones lejos de zonas de remate es a todos los efectos ínfima.

Impotencia contrastada

Es público y notorio que el temperamento de Cristiano ha asomado en la peor dirección posible, y es que la acumulación de agresiones, un porrón en los últimos dos meses, no es sino un síntoma inequívoco de que el futbolista es consciente de su pérdida de capacidades. Incluso proceder con la prensa es refractario, como si viera en los junta-letras a los causantes de su merma de rendimiento. El luso aprovechó tras el partido contra el Sporting que los micrófonos pasaban por allí para lanzar un dardo cuyo fondo trasciende al ataque a un jefe cascarrabias que te bajó el sueldo y cambió tu pupitre por un geranio: "Con Zidane hay más empatía", dijo, en una suerte de justificación que quedó desmontada el domingo en el Villamarín. 

Pateando 'Twitter' durante el Betis - Madrid, los aficionados se topaban con observaciones cuanto menos tajantes del tipo "Cristiano no está para ser titular en este equipo" u "hoy no ganamos por culpa de CR", huelga decir que todas ellas de merengues confesos. La visión de que el triBalón de Oro se ha transmutado en un jugador más terrenal debido al paso del tiempo, coge cuerpo en el respetable.