El gol de Luka Modric cuando el encuentro agonizaba sirve al Real Madrid para superar una mala racha que ya duraba demasiado: la de llevarse los tres puntos en un partido de Liga lejos del Santiago Bernabéu, algo que no se producía desde el 29 de noviembre del pasado año 2015, cuando el Real Madrid derrotó por cero goles a dos al Eibar en Ipurúa.

Los goles de Bale en la primera mitad, y de Cristiano Ronaldo al final del partido desde los once metros significaron la última victoria blanca lejos de su feudo. Desde entonces, ni Rafael Benítez en dos ocasiones, ni el nuevo entrenador Zinedine Zidane habían conseguido ganar un partido lejos de Chamartín.

Problemas en Villarreal y Valencia

Primero sería en Villarreal. Un gran Bakambú privó de puntos a un Madrid necesitado tras el pinchazo del Barcelona en casa ante el Deportivo de la Coruña. Tres semanas más tarde, el Madrid volvería a la Comunidad Valenciana, esta vez para hacer frente a un Valencia en decadencia que se creció para lograr el empate a dos final.

El partido de Valencia significaría la destitución de Rafa Benítez. Con la llegada de Zidane el optimismo se instauró. Con dos goleadas ante Deportivo y Sporting, el Madrid encaraba una salida a Sevilla, ante el Betis, que debía resultar no muy difícil para los blancos. El empate a uno final dejó en evidencia que existían problemas para el Madrid como visitante.

Tres puntos ante el Granada, pero con una pobre actuación que sigue arrojando dudas sobre el Madrid y la figura de Zidane.

La victoria ante el Granada arroja puntos, pero la enfermedad no está 100% curada. El Madrid ha sufrido en exceso ante un rival que ocupa puestos de descenso. La victoria se produjo cuando el partido ya agonizaba, insuficiente actuación para un equipo cuyo objetivo es ganar la competición liguera.