El Real Madrid selló su clasificación a cuartos de final gracias a un solvente 4-0 en el marcador global contra la Roma. Tras la ventaja obtenida en el Olímpico de Roma, los blancos volvieron a repetir el mismo marcador en el Santiago Bernabéu. Lejos de ser una clasificatoria fácil, los italianos pusieron contra las cuerdas al conjunto merengue en varias fases del partido, por lo que los jugadores madridistas tuvieron que emplearse a fondo, incluido James.

Fuera de la Copa italiana y con la Serie A más que complicada, las esperanzas romanas pasaban por la Champions League. El equipo de Luciano Spalletti estaba dispuesto a alargar la maldición blanca en la máxima competición europea contra los conjuntos italianos, más de 29 años cayendo eliminados en una ronda clasificatoria a doble partido a manos de un equipo de Italia. Para ello, los giallorossi corrieron 113,758 kilómetros sobre el verde del Santiago Bernabéu, aunque no obtuvieron su recompensa.

La distancia recorrida por la Roma obligó a que el Real Madrid tuviera que sudar de lo lindo para poder contrarrestar la enorme movilidad romana. Los de Zinedine Zidane supieron estar mejor situados y en el momento correcto para no tener que desgastarse tanto como los italianos y 111,825 kilómetros fueron suficientes para conseguir doblegarles. Un registro superior al cosechado en la ida y a la media protagonizada en la fase de grupos (106,686 km).

James se levanta a base de esfuerzo

Como es habitual, Toni Kroos volvió a encabezar la lista de los máximos corredores del Real Madrid, con 12,086 kilómetros. El jugador alemán fue el que más distancia recorrió en una nueva posición para él con la elástica blanca, por delante de Casemiro y acompañando a Modric, tuvo más recorrido en posiciones ofensivas. A pesar de las apariencias, James Rodríguez fue el segundo que más corrió en el partido del martes.

El jugador colombiano está pasando una temporada complicada en el Real Madrid. La falta de confianza que le otorgó Rafa Benítez y las lesiones han hecho que el cafetero dejara de ser un jugador indiscutible en el once blanco, ya que su rendimiento dista bastante del James superlativo de antaño. La llegada de Zinedine Zidane ha permitido que el ‘10’ recupere la ilusión de volver a ser quien era, y para ello se emplea al máximo. Su zancada no es la más veloz, ni la más potente, pero James quiere volver a ganarse el puesto, tal y como lo demuestran los 11,149 kilómetros que protagonizó frente a la Roma.

Desempeñó su papel en la banda derecha durante la primera mitad, pero su duelo particular con Digne no obtuvo el resultado deseado por Zizou, ni por James, ni por el madridismo. La afición es soberana y el Santiago Bernabéu quiso dejar constancia de su descontento por el bajón que ha pegado el colombiano durante esta temporada con una notable pitada. Lejos de amedrentarse, James siguió luchando entregándose a fondo. Un esfuerzo que obtuvo su recompensa en la segunda parte en la banda izquierda, marcando el segundo gol del partido.

Un entrenador que sabe de fútbol

Zinedine Zidane no ganó un Balón de Oro por casualidad. El técnico francés es uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol y hay cosas que no se pierden. Vistiendo de corto, hizo gala de su inigualable técnica y calidad. Sin embargo, bailar con el balón, acariciar el cuero como si fuera su hijo y hacer magia no era lo único que se le daba bien sobre el terreno de juego. El galo tenía una cabeza muy bien amueblada y entendía el fútbol a la perfección.

Una cualidad que sigue manteniendo, aunque ahora se vista de largo. Contra la Roma dio una lección de fútbol y de confianza. Durante los primeros 45 minutos James estuvo negado en la banda derecha, no le salía ninguna jugada y estaba empezando a desquiciarse; algo que también vio Zizou. Por ese motivo, el francés decidió aprovechar el descanso para mover ficha. Por el bien del equipo y del colombiano, en lugar de sustituirle decidió cambiarle de banda.

De esta manera, empezó la segunda mitad en el carril izquierdo, por delante de Marcelo. Como bien se sabe en el mundo del fútbol, hay partidos en los que los defensores le cogen la medida al atacante y consiguen prever cada uno de sus movimientos y regates, por lo que es conveniente que haya un cambio de posición. Y eso fue precisamente lo que hizo Zidane. En la izquierda, James comenzó a dar síntomas de mejoría y su actuación fue mejorando a costa de Florenzi, hasta tal punto de acabar marcando.

Lejos de quedarse en eso, el colombiano tuvo que llevar a cabo un papel menos vistoso. El hecho de jugar en la izquierda también se convirtió en un motivo para aumentar su rendimiento y su entrega dentro del terreno de juego, ya que compartía la banda con Salah, el velocista de la Roma. El jugador egipcio se convirtió en una pesadilla para Marcelo, tanto en la ida como en la vuelta, por lo que James tuvo que emplearse a fondo para ayudar en tareas defensivas, algo que repercutió en que fuera el segundo jugador del Real Madrid que más corrió.