Mucho se ha comentado siempre sobre si en una eliminatoria beneficia jugar el partido de vuelta en casa. La tendencia siempre fue considerar que tener una bala extra en tu casa jugando el segundo partido era beneficioso, pero algunas estadísticas recientes demuestran todo lo contrario, que es el equipo visitante en la vuelta el que mayor cuota de éxito posee.

Este tema lo sometemos a debate en VAVEL, y dos redactores de la sección del Real Madrid se sientan para departir acerca de los pros y los contras que esto tiene. Ellos exponen cada uno su punto de vista, ventaja o desventaja; punto a favor o hándicap; jugar la vuelta en casa o hacerlo fuera. Hagan juego.

Juanfran Moreno: la vuelta en casa es una ventaja

El jugar la vuelta en casa siempre te da un margen de error mayor. Un mal partido en la ida en el campo contrario puede quedarse en un mal recuerdo si en casa con el apoyo de tu afición logras darle la vuelta a la eliminatoria. Precisamente, esa fue la trama que siguieron los cuartos de final ante el Wolfsburgo. No siempre se tiene porque sacar un mal resultado en campo contrario, si logras marcar tienes muchas opciones de lograr el pase.

Da igual si marcas y ganas, empatas o pierdes, un gol fuera de casa puede allanar y mucho el camino. Además, jugando primero fuera, puedes arriesgar más ya que el otro equipo estará más agarrotado y sobre todo muy pendiente de no recibir un gol en contra. Ahí es donde un entrenador debe tener una mentalidad ofensiva pero a su vez no muy alocada, pero me atrevería a decir que si se logra marcar un gol fuera de tu feudo y no tener un ventaja en contra de más de dos goles, se tiene un 65% de opciones de pasar.

Otro factor es que la eliminatoria se alargue a prorroga o penaltis. Siempre es más fácil jugar esos minutos donde el oxigeno ya no llega a las piernas con el aliento de tu público haciendo acto de presencia. En definitiva, la vuelta en casa es todo un seguro de vida si se sabe afrontar con inteligencia.

Fernando Navarro: la vuelta en casa es una desventaja

¿Quién no recuerda aquellos partidos de fútbol de los años 80 con el público jadeante de pie sobre las gradas alentando a sus ídolos? Esos metros de cesped, cimientos y asientos que, más que parecer un campo de fútbol, parecían una caldera, una auténtica olla a presión. Pues bien, ese espíritu se está perdiendo. El fútbol se ha convertido en ocio (y negocio), dejando atrás la pasión desenfrenada.

Los equipos visitantes ya no sienten la presión local de antaño de jugar en estadios como el Santiago Bernabéu o el Allianz Arena. Tan sólo algunos privilegiados como el Atlético de Madrid o el Borussia de Dortmund pueden decir que juegan con doce jugadores. La presencia de cada vez más jugadores internacionales en los onces hacen que los sentimientos por el escudo se disipen. Si es cierto que en antaño el factor campo en una eliminatoria podía llegar a ser trascendental.

Los jugadores se amedrentaban y sucumbían ante la presión de estar ante un circo de leones. Sin embargo, hoy en día es más factible tener la oportunidad de disputar el partido de vuelta de una eliminatoria fuera de casa. Poder disputar el encuentro de ida de una eliminatoria en casa te otorga el poder de estudiar y tantear al rival. Los equipos suelen mostrarse cautos sobre el verde durante el inicio de una eliminatoria.

El partido de vuelta es aquel en el que se pone toda la carne en el asador; en el que se arriesga, en el que se busca a toda costa la victoria. Si tienes la suerte de ser el equipo visitante durante la vuelta de una eliminatoria, da igual que te encuentres en el estadio rival ante la presión de la afición, es mucho más poderoso el 'factor gol'. Y es que este factor es determinante en el devenir de una eliminatoria, este factor por el cual los goles en campo contrario valen el doble. Por muy bien que la afición local haga su labor, la importancia de marcar gol en campo rival en el momento en el que vas con todo, es algo insuperable. Por ello lograr disputar la vuelta de una eliminatoria como visitante es una auténtica bendición.