El Real Madrid vivió un nuevo capítulo en su historia de amor con la UEFA Champions League. Como si de un idilio sempiterno se tratase, el club de Concha Espina alzó al cielo de Milán su undécima Champions League, y lo hizo en un partido similar al de hace dos años en Lisboa, pero con los papeles cambiados. Sergio Ramos adelantó a los blancos al cuarto de hora de partido y en el tramo final, Ferreira-Carrasco igualó la contienda. El partido tuvo que decidirse desde la tanda de los once metros, y allí apareció el poste para evitar el tanto de Juanfran y el posterior gol de Cristiano Ronaldo para que los madridistas sumaran a sus vitrinas un nuevo título de la máxima competición continental.

Daño al corazón

Los primeros minutos fueron los típicos de un partido de estas características, con mucho juego en el centro del campo y sin llegar al área rival. Ningún equipo tenía el control del mismo, pero los rojiblancos tenían muy claro que debían cortar cualquier intento claro de salida de balón del Real Madrid. Una de estas faltas provocó la primera gran ocasión del encuentro. En el minuto 5 de partido, un libre directo botado por Bale desde el pico del área cayó en los pies de Casemiro, que rozó el esférico pero se encontró con la pierna de Oblak cuando la afición madridista ya cantaba el tanto.

Los blancos llevaron mucho peligro a balón parado

A partir de esta jugada llegaron los mejores minutos del equipo entrenado por Zinedine Zidane, que superaba sin demasiadas dificultades la presión atlética y llegaba con comodidad al campo rival, si bien no crearon ninguna ocasión clara. Sin embargo, la historia del partido cambió al cuarto de hora. Una falta lejana lanzada por Kroos fue peinada en el primer palo por Bale y el balón, tras tocar ligeramente en Sergio Ramos, superó al guardameta del Atlético de Madrid y se introdujo en la portería. Los blancos se adelantaban en el marcador y, además, iban aumentando su comodidad sobre el césped de San Siro.

Sergio Ramos y Griezmann pelean por un balón | Foto: UEFA.com.
Sergio Ramos y Griezmann pelean por un balón | Foto: UEFA.com.

El Atlético de Madrid no se parecía a él mismo, pues había sufrido en dos acciones a balón parado y no recuperaba la pelota en campo contrario, por lo que se sentía perdido sobre el terreno de juego. Con el paso de los minutos, los rojiblancos fueron entrando en el partido y en la final, ajustando de nuevo la presión sobre la salida de balón del Real Madrid y, sobre todo, gracias a la aparición de Griezmann, que comenzó a recibir balones entre líneas y llevar cierto peligro al área defendida por Keylor Navas. De hecho, las únicas ocasiones del cuadro dirigido por Diego Simeone las protagonizó el futbolista francés con disparos desde fuera del área que fueron blocados sin dificultades por el portero costarricense o bien se marcharon fuera.

Premio al esfuerzo

Los minutos fueron pasando y los dos equipos parecieron darse una 'tregua', situación que benefició a un Real Madrid más preocupado en llegar con ventaja al final de los primeros 45 minutos. Tras la reanudación, Simeone retiró del terreno de juego a Augusto Fernández para dar entrada a Ferreira-Carrasco, pero el cambio más importante con respecto a la primera mitad fue la actitud de los rojiblancos, que salieron decididos a buscar el tanto del empate. Y sólo tardó dos minutos en disfrutar de una ocasión, prácticamente la más clara de todo el encuentro. Pepe derribó a Torres dentro del área y el árbitro señaló el punto de penalti. Griezmann fue el encargado de ejecutar el lanzamiento desde los once metros y tras un violento golpeo, el balón se estrelló en el larguero y salió repelido.

Ferreira-Carrasco fue el mejor jugador de la segunda mitad

Pero el Atlético de Madrid, fiel a su filosofía, no se vino abajo tras este error y asumió con mucha autoridad el control del partido. Los blancos dieron un paso atrás y el equipo de la ribera del Manzanares dispuso de numerosos acercamientos al área y alguna ocasión manifiesta de gol, pero el balón no quería entrar en la portería. El Real Madrid fue 'despertando' con el paso de los minutos, y fruto de este mayor asentamiento sobre el terreno de juego gozó de una clarísima doble ocasión, primero en las botas de Cristiano Ronaldo y después en las de Bale, pero Oblak primero y la defensa después evitaron la posible sentencia de la final.

Griezmann supera a Marcelo en un lance del encuentro | Foto: UEFA.com
Griezmann supera a Marcelo en un lance del encuentro | Foto: UEFA.com

Y en ese instante apareció Ferreira-Carrasco. El belga ya había demostrado sus capacidades futbolísticas desde su salida al terreno de juego y, a falta de 12 minutos para el final, apareció en el segundo palo para rematar un preciso centro raso de Juanfran para introducir el balón en la portería y llevar la igualada al marcador. Desde ese momento, blancos y atléticos fueron alternando su dominio en el tramo final, pero el cansancio comenzó a hacer acto de presencia y apenas hubo ocasiones para ningún equipo. Dos años después, la final de la UEFA Champions League volvía a irse a la prórroga.

Fortuna blanca

En el tiempo extra, los protagonistas fueron los problemas físicos y los calambres, que comenzaron a perjudicar a varios jugadores. Simeone gastó sus cambios para sustituir a dos hombres lesionados y Zidane, que ya había agotado las sustituciones, vio cómo sus hombres soportaban enteros los 30 minutos de prórroga e incluso, en algunas ocasiones, dominó y gozó de buenas oportunidades, pero el ejercicio defensivo del Atlético de Madrid fue impecable una vez más, por lo que el partido se encaminó a la siempre incierta tanda de lanzamientos desde los once metros.

Cristiano Ronaldo anota el penalti decisivo | Foto: UEFA.com.
Cristiano Ronaldo anota el penalti decisivo | Foto: UEFA.com.

Lucas Vázquez, Griezmann, Marcelo, Gabi, Bale, Saúl y Sergio Ramos anotaron sus lanzamientos. Llegó entonces el turno de Juanfran, que apostó por el mismo lado que sus compañeros de equipo, pero el balón se estrelló en la madera. Cristiano Ronaldo tenía en sus botas dar al Real Madrid su undécima Champions League y el portugués no erró desde los once metros. Dos años después, el Real Madrid vuelve a proclamarse campeón de Europa.