El sueño del ascenso debe esperar

Los playoffs de ascenso a la categoría de plata siempre dejan imágenes para el recuerdo. Nunca son fáciles y siempre acaban con un vencedor y un vencido. En esta ocasión, la imagen fue la del equipo vencedor, el UCAM Murcia, que militará el año que viene con los más grandes de Segunda. El Castilla deberá esperar a otra ocasión para alcanzar el sueño del ascenso.

El inicio de partido fue fulgurante, tal y como se estipulaba en el guion previo. Los de Luis Miguel Ramis necesitaban ganar el partido y no recibir goles para pasar la eliminatoria y lograr el ascenso a la Segunda División mientras que el UCAM Murcia tan solo tenía que jugar con la ansiedad local para sacar adelante su eliminatoria y conseguir un sueño realmente histórico.

Aguilar aprovecha un error de Héctor

El Castilla dominó el esférico desde el primer minuto e intentó realizar rápidas transiciones para inquietar la meta de Biel Ribas, pero el equipo de José María Salmerón tenía clara su estrategia y se defendió atrás con uñas y dientes. Por eso, la sorpresa y el enfado del Alfredo Di Stéfano fue mayúscula cuando el primer gol llegó del lado visitante ante un Carlos Abad que se mostró inseguro toda la primera mitad.

Un pelotazo defensivo. Esa fue la jugada maestra de un UCAM Murcia que, consciente de la superioridad técnica castillista, aprovechó lo poco que tuvo para adelantarse en el marcador. Iván Aguilar fue el encargado de hacer bueno el pelotazo tras un error de un Héctor que no acertó a despejar. El balón le golpea en el hombro y le queda franco para que Aguilar bata a Carlos Abad con un potente disparo pegado al palo corto. Los cerca de 500 aficionados murcianos desplazados a la capital estallaron de júbilo con un tanto que bien podía valer el ascenso.

Con el tanto, la afición merengue entendió que era el momento de levantar a los suyos y empezó a animar con mayor fuerza. Marcos Llorente tuvo la oportunidad de empatar con una volea a la salida de un córner y Mayoral pidió penalti por mano en una jugada embarullada en el área, pero los de Ramis no encontraron la forma de crear peligro real sobre la meta de Biel Ribas. El descanso llegó con muchas dudas en los locales y una idea clara en los visitantes, que tenían la final exactamente donde querían.

Mariano rema por todos

El segundo tiempo empezó con mucha más intensidad que el primero, con un Castilla volcado en ataque en busca de la remontada histórica. La gesta no era imposible, pero si improbable en vista de lo ocurrido en el primer tiempo.

Álvaro, que había entrado en el terreno de juego por Javi Muñoz, fue el encargado de hilar la jugada del empate a uno. El canterano se marchó por banda derecha y puso un balón perfecto para que Mariano, tras librarse de su marcador, rematara picado para que Biel Ribas no pudiera sacarla de la escuadra. El estadio se vino arriba y sacó su voz más potente para alentar a unos guerreros que no querían tener que jugar de nuevo para ganarse su puesto en Segunda.

Y de nuevo la oscuridad

Cuando el equipo parecía venirse arriba en busca de la remontada, la oscuridad volvió a cernirse sobre el Alfredo Di Stéfano. En la primera llegada del UCAM Murcia sobre la portería local en el segundo tiempo, de nuevo perforarían la red. Una falta de entendimiento defensivo protagonizado por Marcos Llorente fue el preludio del final de la eliminatoria.

Iván Aguilar, artífice de los tres goles de su equipo, se iba a poner el traje de asistente en esta ocasión para regalar una pelota rasa al punto de penalti para Pallarés. El 9 visitante remató con el alma para hacer imposible la estirada de Abad, quien a pesar de tocar el balón no pudo evitar el tanto.

Los minutos finales fueron similares a los iniciales del encuentro. El Castilla puso intensidad, quiso jugar, pero los de Salmerón se defendieron muy bien y apenas tuvieron que sacar balones del área ante un Castilla impotente en ataque. Solo Mariano con un disparo de libre directo pudo sumar el empate al marcador, empate que ya no serviría de nada. El UCAM alcanzó la gloria y el RM Castilla deberá esperar otra oportunidad.