El año ha comenzado como a Kiko Casilla le gustaría que fuera su temporada: con galones de titular y disputándose los títulos desde el campo. El portero catalán volvió al Real Madrid el pasado verano, tras siete años lejos de la Casa Blanca, y en la pugna con Navas por la titularidad quedó por detrás del costarricense, viendo su participación limitada - más si cabe por la temprana eliminación en Copa - aunque dejando buenas sensaciones siempre que se puso los guantes.

Kiko Casilla jugó el año pasado siete partidos con el Madrid, en los que recibió diez goles

En este curso, la situación ha cambiado, al menos de manera provisional, para Casilla. La lesión de Keylor, que le tendrá hasta principios de septiembre fuera de los terrenos de juego le abrió las puertas ya de la Supercopa de Europa, y lo hará también de los primeros compromisos ligueros. En estos encuentros, Kiko tendrá que convencer a Zidane de que su rol en la plantilla debe cambiar, puesto que sobre el papel, una vez que el meta tico vuelva a jugar, será él el elegido para ocupar la portería madridista.

Casilla ha demostrado en la pasada temporada ser un recurso útil, y su entendimiento con Yáñez y el propio Keylor ha sido valorado muy positivamente por Zidane, que les pidió a los tres continuar una campaña más formando el trío bajo palos, contento con el rendimiento de los tres tanto en los entrenamientos como también sobre el campo cuando hubo que escoger. Kiko es uno más de los muchos canteranos que poblan el primer equipo, aunque es uno de los que más complicado tiene jugar.

El pasado curso el catalán apenas disputó siete partidos en los que recibió 10 goles, aunque dejó gratas sensaciones como en la última jornada liguera en el Bernabéu ante el Valencia, dónde sostuvo al equipo después de que los chés se acercasen en el marcador. En Champions pudo saborear las mieles de la máxima competición continental al darle Benítez los partidos frente al Shakhtar Donetsk y el Malmö, ambos en fase de clasficación.