Ayer era uno de esos días para disfrutar, para pasar nervios, para sentir más que nunca los colores de tu equipo, y lo más importante; para ganar. Esta última premisa no se pudo dar, pero el espectáculo y lucha que ofrecieron ayer los jugadores, y afición, txuri-urdin fue digno de enmarcar en el salón de la fama del fútbol. Los donostiarras llegaban a este partido con la moral muy alta después de ganar al Sevilla la semana pasada, como hándicap, la temporada que han cuajado, donde han conseguido tres puntos ante rivales como: Barcelona, Atlético de Madrid, Valencia, Málaga…derrotar al Real Madrid no parecía una cosa tan alocada. Pero en frente estaba el todopoderoso equipo de Chamartín, que a pesar de no jugar de inicio con sus principales estrellas; Cristiano y Xabi Alonso en la grada, y Di María, Özil y Benzema en el banco. El técnico luso dispuso un once con jugadores que apenas habían disputado minutos este año, pero que salieron con hambre de jugar a fútbol.

Error garrafal de Mikel y 0-1

El partido comenzó de dulce para los realistas, el "Chory"  tuvo una ocasión a los pocos segundos para abrir el marcador, pero su disparo se fue unos metros desviado. La Real quería dominar desde los primeros minutos e imprimir esa velocidad en el ataque que tanto le caracteriza, pero entonces llegó el jarro de agua fría. Mikel González, que ha cuajado una magnífica temporada, erró en un envío hacia De la Bella, dejando a Higuaín  solo ante Bravo, el argentino no falló y puso por delante a los de Mourinho. Lejos de amilanarse, la Real se fue a muerte a por el empate, y tres minutos tardó en tener una ocasión clarísima, Agirretxe "rompió" a Carvalho con un control orientado y se quedó delante de Diego López, optó por una vaselina que se fue alta, no sería la noche de Imanol.

Hasta ocho ocasiones de gol

Desde el minuto 8, tras la errada vaselina del de Usúrbil, hasta el descanso, la parroquia txuri-urdin se acordaría del bendito día en el que Mourinho trajo a Diego López. Sacó dos remates de cabeza a bocajarro a Griezmann y Agirretxe, que ya estaban dentro, y también realizó una meritoria estirada a un tiro del "9" de Montanier desde dentro del área. Cuando no era el guardameta madridista, era el poco acierto o la mala fortuna; en el 42 un “pase de la muerte” de De la Bella fue rematado con un escorzo por Griezmann, que no vio que tenía detrás suyo a Agirretxe, el balón se fue fuera.  Así pues, se llego al descanso, con el Real Madrid por encima y una Real que tuvo hasta ocho ocasiones claras de gol.

Mal comienzo de la segunda parte 

Si la primera parte fue de color txuri-urdin, no se esperaba menos de la segunda, pero no comenzó así la cosa. La Real pareció sufrir mal de altura por unos instantes, le temblaban las piernas, estaban imprecisos y no conseguían hacerse con la posesión del balón, fueron los mejores minutos del Madrid, y ahí es cuando llego el 0-2 gracias a un envío de Kaká que Callejón se encargo de rematar llegando desde atrás. El encuentro se ponía más que cuesta arriba para los de Montanier, que veían como el sueño de la Champions se difuminaba junto con la lluvia que caía en Anoeta. Pero este equipo es capaz de todo, esta temporada, ya lo demostró remontando al todopoderoso Barcelona cuando perdía por 0-2.

Comienza la remontada

Montanier comenzó a mover el banquillo y dio entrada a Zurutuza en detrimento de Illarra, que llegaba algo tocado a este encuentro. Cinco minutos después del cambio, la Real comenzaría a reescribir la historia del partido. Un envío al área fue interceptado con la mano por Khedira, penalti y amarilla. Xabi Prieto se encargaría de resolver, Diego López adivinó el lado, pero el disparo estaba muy bien colocado. La Real se metía en el partido con media hora aún por delante. Cinco minutos después del penalti, Griezmann tendría posiblemente una de las más claras del partido, consiguió regatear al guardameta blanco pero su disparo, un poco forzado, se fue al lateral de la red, otra más. Los de Montanier acusaban el esfuerzo físico, pero las ganas y el empuje de la afición daban aliento a los jugadores en cada jugada de ataque, especialmente a Carlos Martínez, que no se cansó de incorporarse por la banda durante todo el partido. Precisamente gracias a un pase de la muerte del de Lodosa, llegaría el empate. Griezmann en el segundo palo pondría el 2-2 a falta de quince para el final. Anoeta retumbaba. La remontada estaba cerca.

Jarro de agua fría

Fue entonces cuando llegó uno de esos mazazos que hacen "injusto" el fútbol. Dos minutos después, el Madrid realizaría una de las pocas buenas jugadas al borde del área, comandados por Özil, el alemán asistió a Khedira para que batiera a Bravo con una sutil vaselina. 2-3 y diez minutos para el final.

Sabiendo que el empate no era un buen resultado, la Real no bajó los brazos y se fue a buscar la meta de Diego López. Primero fue Xabi Prieto con un planchazo de cabeza que el cancerbero blanco se encargaría por enésima vez de desbaratar. En el 88 Griezmann enviaría a las nubes una ocasión clara. También se le anularía al francés un gol legal en el 90. Un minuto después, Agirretxe, completamente solo, remataba fuera de cabeza, el esférico se iba rozando el palo. Y ya en el 93, el de Usúrbil, remataría de cabeza un balón, Xabi Prieto llegaría desde atrás, y su remate, de cabeza también, sería de nuevo parado por Diego López, pero en segunda instancia, medio cayéndose junto con el portero, introduciría el balón dentro de la portería, 3-3 y final del encuentro.

La Real perdió anoche el cuarto puesto en detrimento del Valencia. Tendrá que ganar en A Coruña y esperar el empate o derrota del Valencia frente al Sevilla. Fue una de esas noches que a pesar del sabor agridulce que dejó el resultado, el espectáculo y tesón que pusieron los jugadores sobre el terreno de juego fue tal, que la afición donostiarra solo tiene una frase con la que definir a su equipo: ORGULLOSO de ser txuri-urdin