Cualquier aficionado que hubiera entrado en Anoeta en los cinco últimos minutos del partido sin saber el resultado, hubiera pensado que la Real Sociedad había doblegado al Barcelona y era el rival al que se tendría que enfrentar el Real Madrid en la gran final de la Copa del Rey. Los cánticos, la alegría, los aplausos, se los llevaban los jugadores txuri-urdin pero no eran más que el premio a un encuentro, en realidad a dos encuentros, jugados de tú a tú, con gran esfuerzo, intensidad y orgullo. Lamentablemente para los blanquiazules, el equipo que logró el pase a la gran final era el Barcelona.

Eso poco importaba ya, en realidad dejó de importar desde el minuto 26 de encuentro, cuando en uno de los pocos errores que cometió la zaga de la Real Sociedad fue aprovechado por Leo Messi para poner el 0 a 1 en el marcador. Es verdad que fue una decepción para los 32 mil aficionados que poblaban las gradas de Anoeta, pero eso no hizo que sus gargantas callaran, que dejaran de jalear todas las acciones de su equipo y abuchearan a los adversarios azulgranas.

Primer tiempo muy táctico

Tanto Jagoba Arrasate como el Tata Martino hicieron pequeñas variantes tácticas en sus respectivos equipos pretendiendo sorprender o maniatar a su adversario. La Real Sociedad, rompiendo su dibujo habitual, salió con un claro 4-4-2 en busca de la recuperación rápida de la pelota en la zona más adelantada posible pero se encontraron con un Barcelona que también había variado su esquema. Martino introdujo un pequeño cambio, un centrocampista más que le diera la superioridad numérica en la medular y controlar mejor así tanto la salida como las perdidas de balón.

Ambos conjuntos modificaron sus esquemas habituales de juego

Estas modificaciones hicieron que los primeros minutos fueran más de contacto y ninguno de los dos equipos mostrara todas sus cartas. La Real Sociedad presionaba bien la salida del balón pero el Barcelona tocaba y tocaba sin arriesgar los pases para no recibir una de las contras tan letales marca de la casa. La Real Sociedad salía con balones largos y rápidos pero el Barcelona se encontraba cómodo y la labor de Piqué y Busquets, con las ayudas de Mascherano, desbarataban todas las acciones de posible peligro de los locales. Los blaugrana tocaban y tocaban hasta buscar un hueco por el que atacar el área rival y no tenían demasiada prisa por hacerlo. Más si es el equipo contrario quien te da facilidades para generar una ocasión de gol. Fue José Ángel quien tras la presión de Pedro en la banda realizó un pase al centro del campo, hacia Gaztañaga, con tan mala fortuna que su pase fue recogido por Leo Messi. Este, sin pensárselo dos veces, arrancó y realizando uno de sus habituales slaloms se llevó a cuatro defensas, lo que no fue problema para con un disparo fuerte y certero, batir a un Eñaut Zubikarai que estuvo a punto de detener el balón.

Fue ese el momento cuando los aficionados, congregados a miles en Anoeta, se dieron cuenta de que aun no pudiendo ganar la eliminatoria había que apoyar a su equipo y animarlo para levantar, por lo menos, el resultado adverso del partido. No se vinieron abajo, siguieron animando, aplaudiendo y presionando, y los jugadores se lo recompensaron con fútbol, ocasiones y entrega.

En uno de esos momentos de inspiración, uno de los mejores hombres del partido en las filas de la Real Sociedad, el joven lateral Zaldua, buscó la banda para profundizar y lanzar un balón medido a Carlos Vela, quien tras controlarlo y bajarlo a ras de hierba, no pudo conectar el disparo en condiciones y, aunque superó a Pinto, el balón llegó mansamente a los pies de Alves, quien resolvió el momento de peligro. Fue la ocasión más clara de los txuri-urdin en una primera parte en la que el Barcelona se empleó a fondo y firmó una de las mejores primeras partes que se le recuerdan últimamente.

Mismo guión, mismos protagonistas

Poco cambió en la segunda mitad del choque. Los donostiarras seguían empeñados en dar una alegría a su parroquia pero los momentos de peligro se vivían cuando el Barcelona se acercaba tocando y tocando hasta el borde del área y generaba varias situaciones de peligro.

Zubikarai fue un muro infranqueable

Pero en ese momento, aunque siempre estuvo ahí, aparecieron los reflejos y las cualidades de un portero que siempre ha estado a la sombra de Claudio Bravo. Eñaut Zubikarai sacó lo mejor de sí mismo y demostró que es un guardameta de primera división, un portero de grandes cualidades, sobre todo bajo palos. En más de media docena de ocasiones que tuvieron los jugadores del Barcelona no pudieron volver a perforar la meta defendida por el de Ondarroa, que realizó grandes paradas de mérito, sobre todo a Messi y a Alves.

Con el candado echado en defensa, la Real Sociedad se volcó a lograr, por lo menos, un resultado que no evidenciara la superioridad del Barcelona amén de dar una pequeña y fugaz alegría a sus aficionados. Por ello, incluidos los hombres de refresco que entraron en el campo, se volcaron contra la meta defendida por Pinto y generaron varias ocasiones que, a veces por el cansancio y otras por la buena defensa barcelonista, no supieron llevar a buen término. Ni Carlos Vela con un gran lanzamiento con su pierna izquierda pudo perforar la meta defendida por el guardameta gaditano. Su gran golpeo se fue a la madera cuando los aficionados estaban cantando el gol del empate.

Los aficionados tuvieron que esperar hasta casi el final del encuentro para poder festejar el gol que ponía la igualada en el marcador. Sergio Canales, que había entrado a falta de diez minutos para el final, tuvo grandes destellos de calidad y en una de sus acciones, en la que comenzó una contra letal de las que le gusta realizar a esta Real Sociedad, envió en largo a Chory Castro para que este cediera raso y fuerte a Griezmann, quien viniendo desde atrás empaló el balón para batir irremisiblemente a Pinto y hacer estallar la rabia contenida desde aquel minuto fatídico en el Camp Nou donde a la Real Sociedad se le escatimó un penalti.

Una igualada que buscó el conjunto de Arrasate y que encontró cuando el partido languidecía, aunque no por eso en los cinco últimos minutos la Real Sociedad dejó de buscar la victoria. Era un animal herido y a pesar de caer, quería hacerlo de la forma más digna posible.

La Real Sociedad tiene en Zaldua y Gaztañaga dos joyas a cuidar

Y esa fue la actitud que premiaron los aficionados, la actitud de defender una camiseta, unos ideales, una filosofía de trabajar y de hacer cantera. Una cantera que vuelve a estar de enhorabuena tras ver en un auténtico partidazo a dos jóvenes jugadores que firmaron una soberbia actuación, el defensa Zaldua y el centrocampista Gaztañaga, dos potrillos con pocas horas de vuelo en primera división pero que han pasado con un sobresaliente los dos encuentros más difíciles que habrán jugado en sus cortas carreras, dos enfrentamientos ante uno de los mejores equipos del panorama futbolístico mundial.