Los lunes no es un día que agrade especialmente a los futbolístas para jugar un partido. Los lunes es el día para que se haga recuperación, sesión de entreno suave, charlar sobre el fin de semana, etc... La Real, en lunes, viajaba a Málaga para disputar su partido de Liga que cerraría esta jornada 24. Lo bueno de jugar en lunes y cerrar la jornada, es que sabes lo que han hecho tus rivales.

En el caso de la Real, había presión. Presión porque tanto Villarreal como Athletic habían perdido, y el Sevilla no fue capaz de derribar el muro brasileño llamado Diego Alves, por lo que el partido se presentaba vital para reducir diferencias con los que van delante y aumentarla con los que van detrás. La Rosaleda dictaría sentencia. 

Inicio arrollador

El conjunto donostiarra demostró que era lo que quería que pasara desde un buen principio. Salió a arrollar a un Málaga que no las veía venir, y no encontraba la manera de taponar los balones ni de fijar las marcas de Vela, Griezmann, Seferovic y Canales, estos dos últimos, novedades en el once de Jagoba. Así fue, que en un balón largo de Rubén Pardo hacía Griezmann, tanto el lateral como el interior del equipo andaluz, llegaron tarde a la marca, lo que permitió que el extremo francés picara por encima de ellos dos para la llegada de José Ángel, que puso un centro medido para que Vela marcara el único tanto del partido. 

Dudas y mas dudas

A partir del gol, la Real tenía la idea clara de lo que quería: tener el balón, mantenerlo lejos de la portería y aprovechar los desmarques en ruptura tanto de Griezmann como de Vela. Pero este plan no salió todo lo bien que se suponía, ya que la Real poco a poco le iba dejando crecerse al Málaga, que tenía a Amrabat como principal arma y que poco a poco se iba haciendo dueño del partido y de las ocasiones. Aún así, se llegó al descanso con la sensación de partido controlado. 

En la segunda mitad, Schuster dio entrada a Duda en el minuto 46 con una idea clara: centros, centros y centros. La zurda de Duda empezaba a entrar en calor, pero hacía falta un "9". Sin problema para Bernd: entra Santa Cruz. La Real a todo esto, incapaz de dar tres pases seguidos, Griezmann y Vela muy lejos el uno del otro, y un Seferovic que ya había dado todo lo que tenía que dar. Arrasate contrarrestó todo este vendaval llevado por Duda y Amrabat, con un cambio puramente de control de balón dando entrada a Xabi Prieto y Zurutuza, pero ni con esas la Real dejaba de ser superada por un Málaga que cada vez llegaba con más peligro. 

Emerge la figura de Bravo

Con todo el vendaval de centros y ocasiones para el conjunto andaluz, la figura de Claudio Bravo se hizo grande, enorme diría Santa Cruz, al que le sacó dos balones que La Rosaleda ya los cantaba como gol. La tranquilidad y la sensación de tenerlo todo bajo control del guardameta chileno, y la también destacable labor defensiva y de ayudas constantes de Markel, hizo que el partido acabara con 0-1 y con estos tres puntos vitales para los donostiarras. 

Con estos tres puntos, se aferran a la zona europea y recortan tres puntos al equipo que marca la zona Champions, que está a cuatro puntos. Que empiece otra vez la batalla.