La Real Sociedad sigue en horas bajas, muy bajas. Tras conseguir tan solo ocho puntos de los últimos 30 en juego, su agonía se prolonga una jornada más. Lo más preocupante para los aficionados txuri-urdin es que aún faltan otras cinco jornadas de la Liga BBVA por jugar, en total 15 puntos, y que de no recuperarse de su larga convalecencia, puede llevarle a morir en la orilla.

Y es que los enfermos que compartían habitación, Sevilla, Villarreal y Valencia, dan muestras de mejoría. Todos ellos ganaron sus respectivos encuentros, consiguieron los tres puntos que son oro a estas alturas de la temporada, y los blanquiazules no lo hicieron. Éstos siguen jornada a jornada, como el enfermo que da muestras de mejoría, con momentos de lucidez, pero que minutos más tarde vuelve a tener mucha fiebre y se ve envuelto en una especie de vigilia en la que no distingue realidad y sueño.

Y esta Real Sociedad, enferma, lo ha estado haciendo a lo largo de esta Liga. Ha logrado lo que parece más difícil en el fútbol, adelantarse en el marcador como en los partidos contra Getafe, Valladolid, Rayo, Osasuna, Celta… ha dominado los encuentros pero, sin aparente razón alguna, comienza a flaquear y mostrar todas sus debilidades, actualmente muchas, tanto en el terreno de juego como fuera de él.

Terapia de choque

No es suficiente como en el estadio de Balaídos decir que “se tuvieron buenos momentos” como hizo Jagoba Arrasate. “Está claro que lo que hemos hecho no es suficiente”, decía al término del encuentro. No es que esté claro, es muy evidente, puesto que el equipo dejó pasar la oportunidad de lograr los tres puntos tras adelantarse en el marcador por dos veces consecutivas ante un equipo que jugó con 10 toda la segunda mitad. 

Ese comentario, de Perogrullo, lo podría haber firmado cualquier aficionado de la Real Sociedad que vio el encuentro y fue testigo de como su equipo dilapidaba por dos veces la ventaja que tuvo tanto en el marcador como en el terreno de juego. Pero no, lo hizo el entrenador de la Real Sociedad, el máximo responsable deportivo del equipo, el que supuestamente debe encontrar el diagnóstico para sacar al enfermo de la unidad de cuidados intensivos. 

Buscar ganar el partido cuando casi no hay remedio, es un acto desesperado

Cierto es que Jagoba Arrasate no tiene por qué compartir las claves del encuentro ante los micrófonos, no hable de su equipo y subraye las debilidades del mismo, pero la poca profundidad de sus comentarios ofenden a los aficionados.  Decir que tras encajar el segundo gol, minuto 81 de partido, sustituyó a Zurutuza por Chory Castro para ir a por los tres puntos es insultar la inteligencia de los aficionados de la Real Sociedad, más cuando hasta entonces los blanquiazules ya estaban con el agua al cuello y, más pronto que tarde, todo el mundo sabía que el Celta iba a hacer gol en alguna de sus múltiples llegadas. Y, quizás, lo diga con el corazón, incluso convencido, nadie duda de ello, pero su reacción fue un acto absolutamente desesperado.

Sufrir para morir en la orilla

No es hora de palabras, de declaraciones bienintencionadas o de análisis que ofenden la inteligencia de los aficionados. Es hora de hechos, de resultados que corroboren las declaraciones, de acciones visibles que hagan recuperar la fe a los aficionados, de ver una Real Sociedad que aún no siendo la mejor de sus versiones, sea capaz de ganar un partido con solvencia.

Si la maquinaria no funciona, Jagoba Arrasate debería empezar a pensar en cambiar algunas piezas

Para ello, Jagoba Arrasate deberá empezar a mirar más hacia su banquillo, pero no en el minuto 83, puesto que si hubiera algún jugador capaz de hacer reaccionar al equipo en 7 minutos, la pregunta que deberíamos formularnos es qué hacía hasta entonces en la suplencia. En él hay jugadores capaces de sustituir a aquellos que no están dando su mejor versión, aquellos que están, por su mal momento de forma o falta de implicación,  lastrando el juego del equipo.

De no tomar medidas drásticas, de no hacer algo para que el encefalograma de este equipo vuelva a la normalidad, la Real Sociedad tiene el riesgo de echar por la borda todo el trabajo realizado. 33 jornadas nadando, 33 jornadas coqueteando con Europa, 33 jornadas tocándolo con la yema de los dedos para que ahora en 5 Jagoba Arrasate y su equipo no sean capaces de mantener el ritmo. ¡Tanto nadar para morir en la orilla!

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