El fútbol, ese deporte que en apenas 72 horas puede llevarte desde la más humillante eliminación ante el Krasnodar a la gloria en tu propio estadio humillando por 4-2 a todo un Real Madrid de Sergio Ramos, Toni Kroos, Gareth Bale y compañía. Lo que vivió ayer la Real Sociedad, y sobre todo sus aficionados, fue la gran esencia de las vueltas que da el fútbol en un espacio de tiempo muy pequeño.

Si hace menos de una semana los seguidores donostiarras estaban hundidos tras la derrota en Ipurúa y la eliminación en Rusia, el partido ante el conjunto merengue no era el más propicio para resurgir. Los aficionados llegaban con el cuchillo entre los dientes a Anoeta y el comienzo del partido auguraba una noche terrorífica en San Sebastián.

El 0-2 de los de Carlo Ancelotti en apenas diez minutos dio paso a los abucheos para los jugadores locales, que no comparecieron en la primera media hora sobre el terreno de juego. A partir de entonces, las vueltas que da el fútbol. La tristeza y decepción se transformó en esperanza con el gol de Íñigo Martínez y en realidad con el empate de Zurutuza antes del descanso.

La segunda parte fue para enmarcar de la Real Sociedad, tanto para los aficionados como para los jugadores. Un vendaval de buen fútbol llegó a Anoeta y Zurutuza se erigió como héroe para culminar una remontada que cerraría Carlos Vela con el 4-2 en el minuto 75. En el mismo día, en el mismo partido y con poco más de una hora de diferencia, los abucheos se convirtieron en aplausos que no tenían fin.

Los aficionados Txuri-Urdin, que ni olvidan ni perdonan lo ocurrido en Krasnodar, vieron a su equipo renacer cuando estaba hundido y tumbar con todo merecimiento al reciente campeón de la Champions League. En una noche que estaba destinada al sufrimiento viendo lo ocurrido, los donostiarras llenaron de sonrisas a los espectadores, que disfrutaron como hacía meses que no lo hacían con su equipo.