Pasan las jornadas y la Real Sociedad continúa en caída libre, Arrasate no acaba de dar con la tecla y el equipo con algo de oficio maquilla los resultados frente a sus rivales para que el esperpento no sobrepase los límites. Markel, Zurutuza, Xabi  Prieto, Granero,  Canales, Gaztañaga… las probaturas se suceden, pero no acaban de cambiar el rumbo de la Real. ¿Y Rubén Pardo?  

Una de las promesas del conjunto txuri urdin contempla desde el banquillo tropiezo tras tropiezo de sus compañeros,  hasta la fecha tan sólo ha disputado dos partidos de liga (Celta y UD Almería), siendo este ultimo el partido en el que salió desde el banquillo ya entrada la segunda parte. Se antoja cuanto menos extraño que el jugador con más talento en el centro del campo y con mayor proyección de los últimos años en la Real,  no esté gozando de una titularidad casi asegurada, viendo el centro del campo tan variopinto y aleatorio que alinea Jagoba en cada partido.

Por su visión de juego, su capacidad de leer los partidos, su conocimiento de los compañeros que le rodean, por sus pases y asistencias. Rubén Pardo merece un lugar en el once.  Su lugar no está en el banquillo, la temporada pasada Jagoba también terminó alternando a Pardo, coincidiendo con el mal final de temporada del conjunto donostiarra. El riesgo de detener de manera tan súbita la proyección de Rubén puede desembocar en un estancamiento que puede perjudicar a la Real a largo plazo. 

Ya sea por una cuestión de sistema de juego o por desavenencias internas, Rubén no entra en los planes de Jagoba, ni siquiera en el momento en el que el equipo requiere de un jugador con las ideas claras. Dado el buen momento de David Zurutuza, aunque pase desapercibido por los malos resultados del equipo, parece junto a Rubén y Markel Bergara sería una opción a considerar en la sala de máquinas donostiarra. 

Mientras el equipo se lame las heridas aprovechando el parón liguero y Arrasate baila en la cuerda floja que parece unir su destino con el club de San Sebastián, Rubén Pardo espera su oportunidad para regresar a la titularidad y ayudar a enderezar el rumbo de un equipo maltrecho en este inicio de competición.