Marina Agoües, tras su periplo italiano, volvió a incorporarse en diciembre a la que hasta el pasado verano fue su casa, aunque el transfer no llegó hasta entrado el nuevo año, que fue cuando la Real Sociedad pudo hacer público su fichaje. Cinco meses en los que ha compartido, convivido y conocido a gente con otro estilo de ver el fútbol, una liga competitiva y exigente como la italiana y que le han aportado la experiencia necesaria para volver con un carácter aguerrido, fuerte y capaz de liderar a esta Real Sociedad desde su posición en el centro del campo.

La jugadora zarauztarra recibe a Vavel.com con un café en Lukas Gourmet, el comercio que regenta su familia y al que acude casi todos los días desde que llegara de Italia, y comienza una charla cercana y calurosa que contrasta con el desapacible y gris día de lluvia que se observa desde la cristalera.

"Mientras el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve"

A lo largo de la entrevista habla de Italia, de su fútbol, de la Real, de la clasificación y de sus sensaciones, pero antes reflexiona sobre su vuelta...

Pregunta: Dejó la Real Sociedad para fichar por el Riviera di Romagna el pasado mes de julio aunque cinco meses más tarde ya está de vuelta. Cualquiera podría pensar que la experiencia italiana no ha sido del todo satisfactoria...

Respuesta: En absoluto. Lo que ha ocurrido es que se han dado una serie de situaciones, una serie de razones, tanto en Italia como en Donostia, para que se haya abierto la posibilidad de volver.

P: Pero reconocerá que el no haber terminado la temporada cn el Riviera pueda dar que pensar...

R: Firmé un contrato de un año y yo estaba dispuesta a cumplirlo. Estaba muy a gusto con el equipo, con las compañeras y tenia la confianza del mister, de hecho, estuve jugando todos los partidos hasta que decidí volver a Donostia. Mi intención cuando dejé la Real Sociedad fue la de buscar nuevas experiencias, ver mundo, crecer como persona y futbolista. Y creo que el objetivo está cumplido; ¡se poner hasta la lavadora! (risas).

P: Entonces, ¿cuáles fueron esas circunstancias que abrieron la puerta para dejar Italia y volver?

R: Al principio todo es muy bonito. Llegas, entrenas, juegas, cobras... pero poco a poco las cosas se van torciendo y no es tan idílico como parece. Deportivamente ha sido una experiencia muy enriquecedora, me he encontrado con gente fantástica y una forma de jugar al fútbol que nada tiene que ver con el nuestro, pero cuando empiezan las dudas, a no cobrar, a ver que tus compañeras llevan meses sin ver un duro, te preguntas qué haces allí. Si a eso le sumas que se abrió otra vez la puerta para volver a la Real... Simplemente, tomé una decisión y ni me arrepiento de haberme ido ni de haber vuelto.

La Serie A femenina, una liga muy competitiva

P: Hablemos de la Italia deportiva, del futbol femenino en el país transalpino. ¿Es tan diferente a la liga española?

Re: Sí que lo es. No me atrevería a decir si mejor o peor, pero sí diferente, muy diferente. De hecho, me tuve que adaptar en todos los sentidos. Tan pronto como llegue allí me dijeron que la que se tenía que adaptar era yo, que tenía que aprender el idioma y adecuarme a su forma de jugar.

"En un partido amistoso, por no hacer lo que me dijo el entrenador, me cambió al minuto diez de partido"

Me acuerdo que el entrenador, Enrico Buonocore, exfutbolista del Napoli, me repetía una y otra vez que tenía que soltar el balón mucho antes porque el de allí es un fútbol rápido, de toque y velocidad. Su filosofía era, "correre avanti, correre forte, andiamo a vincere" algo así como correr fuerte hacia adelante y a ganar, y en un partido de pretemporada, por no hacer lo que él me dijo, me cambio. Así era él.

P: A partir de ese día, seguro que hizo lo que él le decía...

R: Esa no fue más que una anécdota. Enrico es un hombre de gran temperamento pero confiaba en mí. Hasta que no tomé la decisión de venir a Donostia estuve jugando todos los partidos y metí más de un gol. Lo que ocurre que en Italia, en general, no entienden el fútbol con balón, lo que les importa es correr y presionar. Al principio se me hizo duro, pensé que no iba a aguantar pero poco a poco me fui sintiendo mejor y, ahora mismo, te puedo decir que creo que soy mejor futbolista de lo que fui.

P: Hablando de irse, ¿por qué Italia?

R: El pasado verano tenía claro que quería cambiar de aires y dejé la Real. Me apunté en una especie de casting futbolístico para aquellas que querían ir a jugar a Italia y jugamos un amistoso contra el Harvard estadounidense. Tengo que decir que fue uno de mis mejores partidos y, gracias a ello, me pusieron encima de la mesa ofertas de equipos italianos, franceses e ingleses. No lo dude ni un segundo, yo tenía claro desde la Eurocopa que jugamos en Cervia que quería jugar en Italia; me gustó el estilo de vida, su gente, el idioma y además estudiaba historia del arte. ¿Qué mejor que Italia? Así es como llegué. También te digo que cuando deje de jugar al fútbol volveré, ¡me encanta Italia!

Segunda etapa en la Real Sociedad

P: Ha fichado por la Real Sociedad para lo que resta de temporada. Teniendo en cuenta cómo está actualmente el equipo, ¿seguirá el año que viene?

R: He firmado hasta final de temporada para ayudar a la Real Sociedad a salir de los puestos en los que está. No tengo otra cosa en la cabeza. Es cierto que no son más que unos meses y hay que ir pensando en el futuro, en la temporada que viene, pero cuando llegue el momento estoy segura que tanto la Real Sociedad como yo nos sentaremos a hablar y seguramente podamos llegar a un acuerdo. Ahora mismo mi objetivo es entrenar bien, jugar el mayor número de minutos y junto a mis compañeras sacar al equipo de los últimos puestos de la clasificación.

P: Teniendo en cuenta las circunstancias que rodean al equipo. ¿cómo ha encontrado a sus compañeras?

R: La situación no es nada fácil. Llegas a un equipo que dejaste en otras circunstancias (la Real Sociedad la pasada temporada se clasificó para la Copa de la Reina)  y cuando ves que va decimotercera, entiendes por qué la gente está así. Y no solo es tristeza, he notado que muchas de ellas no creen en sus propias posibilidades. Mi corta experiencia en Italia me ha enseñado que hay que seguir luchando, levantar la cabeza y creer en las posibilidades de uno mismo, porque es la única forma que tenemos de revertir esta situación. 

P: Con muchas de ellas compartió vestuario, ¿cómo le explican esta situación?

R: Con Aintzane, Maialen... con las veteranas del equipo tengo una buenísima relación. Hemos compartido muchos momentos juntas y cuando se lo he preguntado no encuentran explicación a lo que les está pasando. Ellas me dicen que dé lo mejor de mí misma y poco más, es que tampoco hace falta más. Es verdad que la mala fortuna y las lesiones han hecho mella en el equipo pero el resto tenemos que apechugar y sacar el equipo del agujero.

P: Tras dos partidos como titular, ¿ha cambiado su opinión respecto al equipo o coincide con lo que le han contado?

R: Con lo que he visto del equipo, los entrenamientos que he compartido con mis compañeras, creo que tenemos nivel para estar entre las ocho primeras. Pero somos muy frágiles en el campo, basta que las cosas no nos salgan para agachar la cabeza y perder un partido que quizás, con otro ánimo y en otras circunstancias podríamos ganar.

"Miraba a mi alrededor y no veía más que cabezas gachas y compañeras abatidas, y no lo entendía"

Ante el Atlético de Madrid, por ejemplo, yo estaba con ganas y tuve la suerte de jugar todo el partido. Empezamos ganando gracias al gol de Nahikari y pensé, de verdad, que íbamos a ganar el partido. Me decía a mí misma que trabajando como lo estábamos haciendo no se nos iba el partido, pero nos empataron y todo cambió. Miraba a mi alrededor y no veía más que cabezas gachas y compañeras abatidas, y no lo entendía; quedaba aún casi todo el partido y algunas parecía que lo habían dado por perdido. Me acerque a la que tenía mí lado e intenté animarla, abroncarla incluso para que levantara la cabeza y volviera al partido. Cuando en la segunda parte nos metieron el segundo poco más había que hacer.

P: No es fácil tener confianza en uno mismo cuando como les ha ocurrido a sus compañeras un equipo que no es capaz de generar ocasiones de gol y tú haces más de diez, te gana el partido...

R: Pero es que hay que jugar los partidos, cada minuto de los noventa que duran. No solo es cuestión de suerte que de un ocasión te metan un gol o que en el 89 te hagan el 0-1. Eso se trabaja, y se trabaja mucho.  En Italia, por ejemplo, eso lo he visto muchas veces estos meses. Ir 0-0 y gracias a una falta, a un córner o una jugada de estrategia hacer un gol y hacerte con los tres puntos. Es cuestión de fe, de garra, de constancia y de concentración; de meter el pie y pelear cada balón como si fuera el último. Yo tenía una compañera de 40 años en Italia que era pura casta, metía el pie, peleaba, contagiaba ganas y esfuerzo como la que más. Eso es lo que nos hace falta.

P. Sus palabras irradian mucha fuerza y determinación. ¿Cree que podrá trasmitirlo a sus compañeras?, que desde su posición en el campo, ¿podrá hacer creer a sus compañeras en sus propias posibilidades?

R: Como he dicho antes, yo he venido a la Real Sociedad ha aportar todo lo que pueda. Mis compañeras me dicen que sea yo misma y el entrenador que sea yo misma, que juegue como sé, sin presión y sin la responsabilidad de tener que levantar a todo el equipo. Si puedo lo haré, creo además que la experiencia italiana me vendrá bien en estas circunstancias. Necesitamos confianza, sobre todo para competir y rendir al nivel de este equipo. Estoy convencida de que lo vamos a conseguir.