La llegada de David Moyes a la Real Sociedad supuso un bálsamo para afición y jugadores. La etapa liderada por Jagoba quedaba atrás. Atrás quedaba el rombo de la posesión que quería instaurar el técnico de Berriatúa, como también lo hacía la principal característica del orgullo e identidad de la Real Sociedad. Un equipo llamado a competir por las plazas europeas, que tras el primer tercio de temporada, quedó claro que no aspiraría a nada más ambicioso que una salvación holgada.

Con Jagoba el equipo sumó seis puntos en diez partidos

Con el recuerdo de la eliminación de la UEFA Champions League, la Real encaraba la temporada 14/15 con la posibilidad de colarse en la Europa League. Nada más lejos de la realidad. el Krasnodar se encargó de devolver a la Real al mundo terrenal. El equipo quedó deslabazado tras la marcha de Griezmann y no se supo reinventar sin la aportación del habilidoso extremo francés. Comenzaba la temporada y los problemas continuaron.

Un inexplicable triunfo frente al Real Madrid en Anoeta (cosechado por demérito de los blancos y por el pundonor de los jugadores) permitieron a Jagoba mantenerse a flote en un mar de dudas y críticas. La apuesta por un sistema totalmente distinto a aquel que les había llevado al éxito poco tiempo atrás, así como la elección de jugadores poco adecuados para su desempeño (La apuesta por Gorka Elustondo terminó por salirle cara). La posesión era la obsesión de Arrasate, y fue esa obsesión la que terminó con él. Finalmente, con tan sólo seis puntos de 30 posibles en el casillero, el 2 de noviembre la Real hacía oficial su destitución. Una decisión que quizás debió tomarse tras finalizar la temporada 13/14.

Destituido Jagoba, el abanico de candidatos se abrió. Pepe Mel y David Moyes fueron los elegidos, el primero por la afición, y el segundo por la directiva. La llegada del técnico escocés generó un impacto pocas veces visto. En su primera rueda de prensa Moyes se ganó a la afición con un discurso que hacía años que no se escuchaba en el seno de la Real. Un discurso cargado de realismo, ganas de trabajar y sinceridad.

Moyes ha conseguido sumar 37 de 81 puntos posibles

Con él el equipo mejoró, el cambio no fue inmediato, pero semanas después de su llegada, empezaron a verse los primeros efectos provocados por la mano de David Moyes. Dobles sesiones de entrenamiento, regresar a los orígenes y recuperar la solidez defensiva fueron las tres máximas que el ex del Manchester United se marcó en sus prmeras semanas. Acostumbrado a la intensidad con la que se trabaja en la Premier, Moyes encontró un equipo que estaba lejos de su mejor rendimiento físico y con los ánimos por los suelos. Recuperar a aquel equipo no era tarea fácil.

Con lo poco que tenía, Moyes empezó a reconstruir un equipo, del que poco o nada quedaba de aquel equipo competitivo que dejó Montanier. La herencia que le había dejado Jagoba, obligaba al escocés a afrontar la segunda mitad de la temporada con lo puesto. Cerró filas entorno a Gero Rulli, el portero se convirtió en la piedra sobre la que Moyes edificaría un equipo con el objetivo de la permanencia. La lesión de Vela, lastró aún más los recursos de los que dispuso, y le alejó de una utópica posición europea en la tabla. Moyes consiguió su objetivo, salvar al equipo. Ni más ni menos. Llegó con lo puesto y terminó con una versión algo mejorada de aquello que se encontró. Moyes ha conseguido sumar 37 de 81 puntos posibles, menos de la mitad de los puntos en liza. No ha habido milagro, solo trabajo y planes de futuro. 

El papel de Moyes como apagafuegos ha quedado testado y probado. La temporada 15/16 servirá para comprobar la verdadera talla del entrenador realista, que contará con medio curso de experiencia extra. La exigencia de la próxima temporada promete ser máxima. Entrenar a la Real siempre lo es.