Rulli es un gran portero. Hasta ahí todo correcto y evidente. No cabe la menor duda de que Rulli debe ser el portero titular de la Real Sociedad, pero tampoco cabe la menor duda de que no está pasando por su mejores días como txuriurdin. 

A pesar de su temporada floja y algo irregular, seguía siendo un fijo tanto para entrenador, compañeros y afición. Tras la debacle de Gijón, donde Rulli falló en algunos de los goles y en balones fáciles que no conseguía blocar, ya se puso en duda su titularidad para el siguiente partido en Anoeta ante el Betis. Eusebio le ratificó en la portería y le dio confianza. En el partido contra el Betis se le vio seguro, tranquilo y consciente de la situación del equipo durante el primer tiempo. 

Pero con el gol de Rubén Castro todo se torció. Los balones aéreos en los que mostraba seguridad, ya no los cogía- una jugada así estuvo a punto de propinar el gol tonto de la jornada y el empate a dos del Betis-. Con los pies, si en la primera parte había mostrado seguridad en el pase (debido también a la falta de presión de los verdiblancos), en la segunda parte fue un flan. Despejaba todos los balones sin la intención de jugarla, y eso la defensa lo notó, e hizo que tiraran metros atrás. 

Aún así, y pese a que Oier Olazabal jugó muy bien en Copa ante Las Palmas y en Liga ante el Granada, parece que Rulli sigue un escalón por encima, y que tanto Eusebio, como el resto de jugadores siguen confiando en el portero argentino, esperando a ver si recupera el nivel de la temporada pasada, ese que hizo que grandes equipos se interesaran por él.

El lunes, en Cornellà-El Prat ante el Espanyol, es probable que se vuelva a ver a Rulli en la portería de la Real Sociedad.