El encuentro comenzó muy igualado y trabado en el centro del campo, debido en gran parte a que ambos conjuntos querían imponer su filosofía en el terreno de juego con la intención de amedrentar a su oponente desde el pitido inicial del colegiado. Aun así, los pupilos de Juan Ignacio Martínez se mostraban más incisivos y con ganas de demostrar a su afición que deseaban cortar de raíz la racha negativa que llevan afrontando durante las últimas semanas de la presente campaña.

El primer acercamiento peligroso de los pucelanos a las inmediaciones de la portería custodiada por Cobeño fue a balón parado, siendo Patrick Ebert el encargado de probar fortuna con un lanzamiento de falta directo que obligó a esforzarse al guardameta franjirrojo para blocar el cuero en dos tiempos con motivo de la potencia del chut del talentoso futbolista alemán, si bien es cierto que su disparo salió un tanto centrado. El cuadro castellano se arrimó de nuevo con el objetivo de inaugurar el electrónico en la parcela del campo de los madrileños, aunque la acción acabó siendo repelida por la zaga vallecana después de una buena triangulación colectiva del bando local.

No obstante, el conjunto dirigido por Paco Jémez no se echó atrás y comenzó a merodear el área de Jaime Jiménez tratando de controlar y dirigir el balón con la precisión y el criterio que suele acostumbrar al Rayo Vallecano. Su primer disparo entre los tres palos vino también por medio de una jugada a balón parado, donde Gálvez se ha especializado en estas lides después del tanto de bella factura en los Juegos Mediterráneos en el que dio la victoria a los suyos por la mínima tras batir a Esteban con un preciso lanzamiento. Esta vez su golpeo salió muy centrado y demasiado blandito, por lo que Jaime no tuvo ninguna dificultad a la hora de atajar la pelota con gran seguridad.

Tímidos arreones pucelanos

El partido se desarrollaba un tanto a trompicones, puesto que ninguno de los dos contendientes era capaz de implantar su estilo con la finalidad de derrocar a su contrincante haciendo efectivas sus bazas fundamentales. Pero el Real Valladolid se iba acoplando poco a poco al escenario y a la situación que requería el choque, poniendo en serios aprietos a la zaga madrileña sobre todo gracias a la velocidad endiablada por los costados merced a la calidad y a los grandes detalles técnicos tanto de Omar Ramos como de Ebert. De hecho, una magnífica acción conjunta llevó al extremo canario a internarse en el área y realizar el pase de la muerte para servirle en bandeja de plata el cuero a Manucho, aunque el delantero angoleño no pudo rematar como le hubiera gustado y los franjirrojos pudieron detener la ocasión de los blanquivioletas al mandar el esférico a saque de esquina.

Daba la sensación de que los pucelanos se sentían cada vez más cómodos en el campo, principalmente porque el Rayo no era capaz de zafarse de la incesante presión de su rival en el tapete verde. Los pucelanos estaban muy espoleados por su hinchada porque todos eran plenamente conscientes de la trascendencia de este duelo copero, teniendo en cuenta además que los locales tan sólo habían sido capaces de sumar dos puntos de los quince últimos que ha habido en juego en el campeonato doméstico. Pero en un intento del conjunto vallisoletano por pillar desprevenida a la defensa rayista se encontró con que, al perder el cuero en un error de bulto, los visitantes tuvieron la ocasión de enviar el balón en largo para habilitar a Nery Castillo y dejarle mano a mano ante Jaime. Pero el cancerbero albivioleta no se amilanó, aguantó a su rival en todo momento sin ceder a sus amagos y pudo desbaratar la clamorosa oportunidad del ariete mexicano.

Daba la sensación de que los pucelanos se sentían cada vez más cómodos en el campo

A raíz de esta acción de los madrileños, los pucelanos bajaron un poco su rendimiento y el Rayo se vino arriba viendo que podía hacerle mucho daño a su contrincante sin hacer un esfuerzo demasiado elevado. El cuadro vallecano empezó a dominar el control del esférico, llevando a cabo una preciosa triangulación entre varios de sus integrantes más técnicos para aproximarse con serio peligro a la portería defendida por Jaime. La defensa blanquivioleta anduvo muy inteligente a pesar de todo y pudo anular la ocasión de los hombres de Paco Jémez no sin complicaciones, justo cuando Adrián se relamía para superar a un Jaime que estaba prácticamente vendido.

Los madrileños empiezan a inquietar a su oponente

Los franjirrojos comenzaban a manejar a su antojo el encuentro con el transcurso de los minutos, haciendo gala de sus principales cualidades que tantas alegrías les han dado a lo largo de las anteriores temporadas. En una jugada que aparentemente no entrañaba excesivas complicaciones ni preocupaciones para los castellanos, el cuero fue colgado en largo y Jaime tuvo que salir para evitar el remate de Adrián, debiendo para ello despejar el esférico con un preciso remate de cabeza que fue a parar a las botas de Arbilla. Sin embargo, el chut del jugador del Rayo se marchó alejado cuando los aficionados madrileños estaban casi cantando la primera diana de los suyos en la gélida noche a orillas del Pisuerga.

Eran sin duda los mejores instantes del conjunto vallecano en la ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, mientras que el Pucela daba la impresión de permanecer en estado de shock con motivo de las numerosas arremetidas de su rival para romper la igualdad en el electrónico. De hecho, Gálvez volvió a intentarlo en una acción a balón parado bastante más próxima que la que probó con anterioridad, aunque de nuevo su remate se marchó muy alejado de las inmediaciones protegidas por Jaime. Tras esto, picados también en parte por los pitos de un amplio sector de su propia parroquia, los blanquivioletas se acercaron al área de su oponente después de realizar una de esas conexiones con las que lograron enamorar a muchos amantes del deporte rey tanto en nuestro país como en el extranjero. Omar fue quien se fugó de la marca de su defensor y pudo poner el cuero en la frontal del área, una zona en la que apareció como un ciclón Fausto Rossi aunque el italiano no fue capaz de apuntar con precisión debido a que trató de golpear de primeras la pelota nada más recibir el pase de su compañero.

Una vez que el Real Valladolid dio con la tecla correcta para evitar que los madrileños dejaran de arrinconarles en su porción del terreno de juego se demostró la máxima igualdad existente entre los dos equipos, si bien es cierto que a los pupilos de Juan Ignacio se les consideraba un poco más favoritos por el hecho de jugar en su fortín y por los precedentes más recientes en sus enfrentamientos directos contra los franjirrojos. Los compases finales del primer acto fueron un toma y daca continuo, bastante estancado de todos modos en la medular del césped, siendo los visitantes quienes pretendieron golpear inicialmente con un testarazo de Adrián que no fue muy bien dirigido y no entrañó ninguna dificultad a Jaime para atajarlo. Acto seguido, fueron los pucelanos quienes se acercaron al área vallecana después de efectuar una bonita acción colectiva, pero el cabezazo de Manucho se marchó desviado por encima del travesaño y Mateu Lahoz decretó el camino hacia el túnel de vestuarios.

Prosigue el dominio franjirrojo

Tras la reanudación, el Rayo Vallecano salió realmente enchufado con el objetivo de asestar un golpe a su rival que podría allanarle mucho el camino de cara a encarrilar la eliminatoria y afrontar con optimismo la vuelta en poco más de diez días en la capital de España. Los de Jémez dieron síntomas de una clara superioridad en los cinco primeros minutos de la segunda mitad, especialmente en la faceta aérea y en la estrategia, llevando mucho peligro por medio de un par de córneres que a punto estuvieron de costarle caro a los locales. Sobre todo debido a la ocasión de la que dispuso Saúl Ñíguez a través de un excelente saque de esquina botado por Alberto Perea, aunque el testarazo del futbolista del plantel madrileño se fue lamiendo la cepa del palo de la portería custodiada por Jaime.

Los de Jémez dieron síntomas de una clara superioridad en los cinco primeros minutos de la segunda mitad

Pese a ello, el Real Valladolid daba muestras de inquietar a su contrincante mediante un conjunto de chispazos de sus integrantes más talentosos, tales como Ebert y Omar Ramos. Y fue Manucho el que tuvo una clara oportunidad de haber aventajado a los suyos tras un magnífico centro de Patrick Ebert, el cual fue controlado ayudándose de su mano por el delantero africano pero no tuvo el privilegio de disparar a puerta con motivo de la gran anticipación de Gálvez, quien hizo esfumarse la magnífica ocasión de los castellanos cuando la parroquia albivioleta estaba prácticamente celebrando el que podía haber sido el tanto inaugural del envite.

El choque ganó poco a poco tanto en ritmo como en intensidad, siendo un constante intercambio de golpes entre los dos contendientes del que se presuponía que saldría más favorecido el bando vallecano al jugar en territorio hostil y contar con el factor del valor doble de los goles fuera de casa. Los franjirrojos se aproximaron nuevamente a las cercanías del área castellana, entrando Mojica por el flanco izquierdo y conectando con Lass Bangoura ante el estrecho marcaje de Antonio Rukavina. Nada más recibir el esférico, Lass no lo dudó ni un instante y decidió realizar un potente lanzamiento que obligó a Jaime a lucirse y sacar los puños para desviar el duro disparo del jugador rayista. Y pocos minutos después volvieron los vallecanos a la carga, esta vez por el costado diestro, una parcela perfectamente ocupada por Perea para regatear a Bergdich y ceder el cuero a Arbilla, quien recortó a su defensor y probó fortuna con un disparo que se fue un tanto desviado.

El Pucela volvió a tranquilizar el partido tratando de manejar la posesión de la pelota y evitando con ello los diversos arreones que estaba realizando su adversario cada dos por tres. Manucho era la referencia más adelantada de los blanquivioletas, además del que entrañaba un mínimo de peligro a la zaga visitante debido a su corpulencia y estatura, lo que incomodaba en exceso a los franjirrojos al no saber exactamente cómo frenar y detener al poderoso ariete angoleño. Fue precisamente el ex del Manchester United el que tuvo la intención de superar a Cobeño y enviar el balón directamente al fondo de las mallas con una especie de chilena, aunque su vistoso gesto técnico fue repelido a la perfección por una segura y férrea defensa vallecana.

Cambios en busca del triunfo

Los dos entrenadores decidieron mover el banquillo con la idea de aportar algo de frescura a sus respectivos conjuntos, junto con el hecho de marcar un gol que les permitiera romper la igualdad en el luminoso y disputar con mayores garantías el duelo de vuelta en tierras madrileñas. Juan Ignacio Martínez decidió dar entrada a Javi Guerra en detrimento de Humberto Osorio, mientras que Paco Jémez hizo un doble cambio al tomar la decisión de ingresar en el terreno de juego a Larrivey y a Jonathan Viera en sustitución de Nery Castillo y de Lass, éste obligado con motivo de un fuerte golpe en el que dio la sensación de que se le había dislocado el hombro.

Los dos entrenadores decidieron mover el banquillo con la idea de aportar algo de frescura a sus respectivos conjuntos

No obstante, fue Patrick Ebert el que volvió a internarse por la banda, esta vez por la izquierda, con la firme pretensión de sorprender a Cobeño y darle una alegría a una afición que está atravesando unos momentos muy difíciles como consecuencia de la pobre imagen que están demostrando sus ídolos en los compromisos que han afrontado en las últimas jornadas en la competición liguera. El astro germano quiso disparar a primeras con una extraordinaria volea al recibir el cuero en largo, pero su lanzamiento salió un poco desviado y además el asistente decretó que el '20' albivioleta se encontraba en posición antirreglamentaria. La acción se desarrolló muy deprisa y era complicado de apreciar, pero la parroquia castellana protestó la decisión del cuerpo arbitral al considerar que la ubicación del futbolista teutón era totalmente correcta.

El cuadro blanquivioleta siguió buscando una solución para vencer al menos el encuentro, entrando en el césped Daniel Larsson y Álvaro Rubio en el lugar de Osorio y de Zakarya Bergdich, pareciendo que el franco-marroquí fue quien solicitó directamente el cambio a su míster a causa de unas molestias de las que se resintió en los compases finales del segundo acto. Aun así, fueron los franjirrojos los que se aproximaron con mucha insistencia en una internada más por el costado derecho, donde aparecía en esta ocasión Cueva al haber reemplazado a Alberto Perea, poniéndola de primeras al punto de penalti ante la aparición de Joaquín Larrivey que también golpeó el esférico según le llegó. Pero el remate del delantero fue adivinado y parado en segunda instancia por un inconmensurable Jaime Jiménez, el cual se mostró muy sólido durante los 90 minutos de la confrontación.

Y poco más dio de sí el enfrentamiento entre ambos conjuntos. Tanto pucelanos como madrileños trataron de acercarse con criterio a las inmediaciones de su contrincante, aunque sus intentos de adelantarse en el tanteador para derrocar a su oponente se vieron frenados por las buenas actuaciones de las defensas o, en más de una oportunidad, por la falta de acierto de los miembros más ofensivos de las dos escuadras. Por lo que todo quedará por decidir en el encuentro de vuelta en el Estadio de Vallecas, un duelo que se disputará el miércoles 18 de diciembre y que estará cargado de emoción y de tensión para averiguar cuál de los dos seguirá en pie en el torneo del K.O.

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Fotos: EFE