Una vez llegados al ecuador de la temporada, es más que evidente que la situación deportiva del Pucela es francamente mala. El equipo no termina de carburar y ha vuelto a caer a los puestos de descenso tras empatar en casa ante el colista y caer goleado de manera vergonzosa ante un rival directo como es el Granada en las útlimas dos jornadas. No hay que ser un erudito para darse cuenta de que los blanquivioletas van a sufrir para mantener la categoría de aquí a final de temporada. La plantilla es limitada y anda corta de efectivos. Varios jugadores no cuentan para el técnico Juan Ignacio Martínez y otros tantos parece que no durarán mucho más tiempo en Zorrilla debido a los siempre dichosos motivos económicos. Como ocurre con la inmensa mayoría de los clubes de fútbol del panorama nacional, el Real Valladolid sufre la crisis con violencia, lo que hace muy difícil confeccionar cada año una plantilla competitiva que esté a la altura de las exigencias propias de la Liga BBVA. Y por si esto fuera poco, varios jugadores del primer equipo no tienen nada claro su futuro.

Ocho jugadores de la plantilla vallisoletana finalizan su contrato con el club este mes de junio y por tanto desde el pasado 1 de enero ya son libres de negociar un nuevo compromiso con otros equipos. Los susodichos son Javi Guerra, Patrick Ebert, Víctor Pérez, Álvaro Rubio, Jaime Jiménez, Manucho Gonçalves, Gilberto García Alcatraz y Javier Baraja. Uno más y otros menos, todos ellos son futbolistas de cierta importancia en el engranaje pucelano y no lo tendrá fácil el Real Valladolid para construir un bloque de garantías para la campaña 2014-2015. Cada caso es diferente y no todos tienen las mismas probabilidades de permanecer en Zorrilla.

Guerra y Ebert, principales incógnitas del equipo

Javi Guerra mantiene en vilo a la afición vallisoletana. A sus 30 años, el ariete malagueño pasa por su mejor momento como futbolista profesional y se ha convertido en el buque insignia del equipo esta temporada a base de goles y más goles. Con bajas importantísimas como las de Óscar, Víctor Pérez o Ebert durante estos primeros meses, él ha tirado del carro. Si tiempo atrás su rendimiento fue puesto en entredicho por sus frecuentes sequías goleadoras, hoy nadie le discute.

Está que se sale y lleva ya 11 tantos en Liga, un registro únicamente superado por Cristiano Ronaldo, Diego Costa y Antoine Griezmann. El Real Valladolid no quiso atarle antes de tiempo y ahora es una de las joyas más codiciadas del mercado. Si con el temporadón que se está marcando se marcha gratis en junio, supondría una pifia estrepitosa por parte de la directiva; el club necesita el dinero. En cualquier caso su baja sería dificilísima de reemplazar. La única opción de mantenerle en la capital del Pisuerga es subirle el sueldo y la economía del club no da para mucho más. Su porvenir, por tanto, es una incógnita.

Guerra y Ebert pueden salir hacia un equipo de mayor nivel

Patrick Ebert, por el contrario, ha seguido una trayectoria totalmente opuesta a la del “9” pucelano. El germano llegó al Real Valladolid la pasada temporada con la carta de libertad bajo el brazo sin hacer mucho ruido y sin ninguna garantía, pero desde el primer partido de pretemporada demostró su inmensa calidad. Un guante en su diestra, gran habilidad técnica, potencia, un disparo magistral, visión de juego, etc. Hacía las delicias de una afición rendida a su talento que veía en él al mejor fichaje que la entidad blanquivioleta realizaba en muchos años. Si el equipo lo pasaba mal, él aparecía. Pronto se le calificó como una de las estrellas de la Liga española y su caché se disparó. Fueron muchos los equipos que se interesaron por él, de hecho estuvo muy cerca de dos grandes clubes como Atlético de Madrid y Borussia Dortmund, pero al final no se movió de Valladolid. Este curso, sin embargo, la historia ha cambiado.

El extremo ya no muestra la frescura y el dinamismo del pasado curso, ni desborda con la misma facilidad, ni marca tantos goles, ni da tantas asistencias. Se le nota menos involucrado con el proyecto y la afición se lo empieza a recriminar. Y también está su calvario con las lesiones musculares. El año pasado ya sufrió bastante en ese sentido pero esta campaña la cosa se ha vuelto preocupante: no aguanta más de tres partidos seguidos sin caer lesionado y cuando se resiente suele quedar fuera de combate demasiado tiempo. Es el mejor jugador del Real Valladolid, eso es irrefutable, y es por ello que a él se le exige lo máximo. A pesar del bajón en su rendimiento, sigue siendo un hombre clave y el equipo le necesita más que nunca. De todas maneras, parece que su intención es marcharse a un club de mayor importancia. Estando al 100% es un auténtico “jugón” y si de aquí a junio ha recuperado su mejor nivel no le faltarán novias. Su renovación está difícil.

El centro del campo, otro mar de dudas

Con Victor Pérez parece que no hay dudas. Cualquier persona con unos mínimos conocimientos sobre el deporte rey sabe que el albaceteño es un pilar básico en este equipo, sea cual sea el esquema de juego. Lo fue con Djukic y parece que con Juan Ignacio Martínez seguirá la misma tónica. El ex del Huesca cuenta con el apoyo incondicional de la afición y de la directiva, tanto es así que, tras pasarse lesionado los últimos seis meses, nadie duda de que es uno de los pocos intocables del once pucelano.

Víctor Pérez es un fijo en el Real Valladolid, a pesar de las lesiones

Una vez que ha dejado atrás sus problemas con la dichosa tibia, volverá a ser el faro del equipo en la medular. Hace de todo y todo lo hace bien. Siempre decisivo, ya sea cuando el equipo tiene el balón o a la hora de defender. Toca y distribuye con una facilidad envidiable, algo que el conjunto vallisoletano ha echado muchísimo de menos durante su ausencia. De los futbolistas que le han reemplazado, únicamente Rossi ha mantenido cierto nivel. El canterano madridista ha manifestado en muchas ocasiones que se encuentra muy a gusto en el Real Valladolid y las intenciones del club son muy claras: renovarle por todos los medios.

En el caso de Álvaro Rubio, su continuidad dependerá de su evolución en la segunda parte del campeonato. El veterano mediocentro cumplirá 35 años en abril, una edad más que considerable para un futbolista que se desempeña en una competición tan exigente como nuestra Primera División. El riojano le ha dado muchísimo a este club, qué duda cabe, y partido a partido -acumula ya 14 partidos y 11 titularidades en Liga este año- sigue demostrando su calidad y su notable importancia en el equipo desde la medular.

Es cierto que ya no es el mismo de hace dos o tres temporadas, pero su experiencia y su facilidad para hacer jugar al equipo siguen siendo de gran utilidad. En cualquier caso, Rubio es indiscutiblemente uno de los pesos pesados del vestuario y tras 7 temporadas en las filas del Real Valladolid cuenta con el respeto de compañeros, aficionados y directiva. El cuerpo técnico está muy pendiente de su condición física y a final de temporada evaluará si las piernas aún le responden. Si se le amplía el contrato, siempre sería por un período corto de una única temporada.

Y nos encontramos con la polémica que siempre suscita el futuro del capitán Javier Baraja. El vallisoletano es el líder indiscutible del vestuario y es canterano, un hombre de la casa, que siente los colores como nadie, que se deja la piel en cada minuto que disputa. Ya sea en la zaga o en el centro del campo, Baraja trabaja como el que más y suple sus carencias técnicas con sacrificio, concentración y oficio. No será el próximo Balón de Oro, pero no hay nada que se le pueda reprochar. Cada entrenamiento, cada partido, les demuestra a sus detractores (que son muchos) que es merecedor de portar el brazalete.

Desde su llegada al primer equipo del Real Valladolid en 2001, siempre ha permanecido en el foco de las críticas pero ya son 10 las temporadas que lleva en el club que le ha visto crecer, "su casa" como él dice, y cada año termina disputando un amplio número de minutos, así que es obvio que algo estará haciendo bien. Su trascendencia va mucho más allá del terreno de juego y eso el club lo sabe, sin embargo, la continuidad del pequeño de los Baraja está condicionada a la disputa de un determinado número de partidos, número que el club no ha dado a conocer públicamente.

En cualquier caso, esta temporada ya ha saltado al campo 8 veces y solo él sabrá si le salen las cuentas. Pero todo esto al capitán no le quita el sueño, él solo piensa en ayudar al club. No le debe de resultar nada fácil hacer su trabajo cada día sin tener asegurado un sitio en el equipo la campaña que viene, y más a alguien sus galones dentro del mismo, pero cuando alguna vez los medios de comunicación le han preguntado cómo se sentía con esta situación, él, con toda la calma del mundo, se ha limitado a responder: “Implicado”.

Finales que parecen claros

Tras renovar el pasado verano, todo apunta a que esta será la última temporada de Jaime en Valladolid

Jaime, por su parte, no vive una situación agradable esta temporada. El cancerbero renovó por un año este pasado verano pero la irrupción de Diego Mariño le está poniendo las cosas muy complicadas. El internacional español sub 21 ha sorprendido a todos y se ha ganado sin discusión la titularidad en la meta pucelana a base de grandes actuaciones y nadie duda ya de sus magnificas cualidades. Además, el arquero vigués cuenta con la juventud como baza importantísima. Tiene tan solo 23 años por 33 de Jaime, por lo que mientras uno prácticamente está comenzando su prometedora carrera, el otro apura sus días como portero en la élite del fútbol español. Jaime es un suplente de lujo, pero siempre ha dejado claro que, por encima de todo, quiere jugar, y aún interesa a varios equipos de Segunda División, por lo que lo más probable es que su futuro esté lejos de Zorrilla.

El de Manucho es un caso peculiar. Es el jugador que más cobra de toda la plantilla con una ficha de 600.000 € anuales y, debido al magnífico estado de forma del titularísimo Javi Guerra, su participación en el equipo ha disminuido considerablemente. El club ya intentó su venta en dos ocasiones en cursos pasados debido a que su alta ficha no se correspondía con su rendimiento, pero el internacional angoleño permaneció el Valladolid. También hay que tener en cuenta que ya no es un jugador joven, cumple los 31 este mes de marzo.

Las razones de que aún siga en el club son principalmente dos. En primer lugar, cuenta con un valor muy preciado para todo futbolista: el cariño incondicional de la afición. Tras cinco temporadas en el Real Valladolid se he erigido como el mayor ídolo de la grada, que corea su nombre más alto que el de sus compañeros. En segundo lugar, y a pesar de no disponer de demasiados minutos, es un jugador diferente al resto de atacantes de la plantilla que aporta unas habilidades únicas y resulta una variante interesante a Guerra. Es un delantero corpulento y poderoso, con una potente zancada, que gana todos los balones por alto, ideal para realizar un fútbol directo cuando la situación lo requiera. Tras cinco temporadas en el club, finaliza contrato y su renovación sólo fructificará si acepta condiciones a la baja. Cabe destacar que La Palanca Negra conserva un buen cartel, sobre todo en la Premier League inglesa.

Los casos excepcionales

La situación de Alcatraz es distinta a la del resto. El lateral colombiano fue fichado este verano por una temporada con opción a otra, así es que su continuidad dependerá únicamente de Juan Ignacio Martínez. Internacional por su país en 5 ocasiones, las pocas oportunidades que le ha brindado el míster este primer tramo de temporada ha intercalado buenas actuaciones, como ante el Valencia en Mestalla, con partidos en los que no ha dado la talla y no se le ha visto cómodo sobre el terreno de juego.

Hoy por hoy, Rukavina, a pesar del bajón de rendimiento que ha sufrido respecto a la pasada campaña, es el dueño y señor del lateral derecho, pero parece que Alcatraz es un recambio más que válido. Todavía no termina de adaptarse completamente al alto nivel de competitividad de la Liga, sin embargo parece que tiene aún mucho margen de mejora y puede resultar útil para el equipo, y más con el déficit de defensas que padece la plantilla. Quizá algún día se haga con un puesto en el once blanquivioleta. En sus manos está.

Por último, hay que recordar la situación en la que se encuentran dos jugadores importantes de este plantel. En primer lugar, el italiano Fausto Rossi permanece en Valladolid en calidad de cedido y al término de la temporada volverá a la Juventus. En el conjunto turinés seguramente no tenga cabida y se puede intentar una nueva cesión de cara a la próxima campaña que le garantizaría un gran número de minutos. Y en segundo lugar, el Villarreal guarda una opción de recompra por Diego Mariño de 300.000 € y tras el gran rendimiento del internacional sub 21 es probable que el “submarino amarillo” pague para volver a contar con los servicios de su canterano.

Fotos: Real Valladolid