Finalizado el mercado de fichajes, y sin tiempo para recuperarse de la acción desarrollada en las últimas horas del día 31 de enero, febrero comenzó y con ello una nueva jornada liguera para Real Valladolid y Getafe. Un choque que tenía a Javi Guerra en él, dado que el malagueño decidió no abandonar el buque pucelano a mitad de temporada; pero sin Lopo, quien sí lo hizo en dirección A Coruña, desde el Coliseum.

El choque comenzó, y el balón echó a rodar. Los primeros minutos sirvieron como tanteo, con dos equipos que no querían enseñar sus bazas desde pronto. Apenas duraban unos segundos con la posesión a favor, sin llegadas importantes a las áreas rivales. Pasados los cinco minutos de juego, el Getafe creó la que fue primera opción de gol. Diego Castro caracoleó en banda zurda, hasta tres veces ante un confuso Rukavina que no sabía por dónde saldría el pontevedrés. El centro del jugador gallego fue directo a Marica, quien remató con la testa; Peña, bien posicionado, evitó que el remate viera portería.

Se decantaba el Getafe como dominador, con mayor intensidad, pero el Real Valladolid no sufría en exceso, esperando su momento. Poco a poco volvía la igualada a nivel de juego. Fue el instante en el que apareció el Pucela. La primera ocasión visitante llegó desde la estrategia, al igual que sus tres puntos en la jornada anterior, y con el mismo protagonista. Omar centró en jugada ensayada, hacia la cabeza de Rueda, quien remató cruzando el cuero. Demasiado, puesto que el remate impactó con la cara externa del palo, con Moyá como espectador de lujo.

Volvían los fantasmas del pasado al Getafe, recordando el triste bagaje en puntos en los últimos dos meses, con tan solo 1 de 21 posibles. El Valladolid ganaba confianza, y su juego se empezaba a plasmar sobre el césped. Precisos pases y combinaciones rápidas, para superar líneas azulonas. Esa era la premisa que Juan Ignacio dio a sus hombres, y que estos llevaron a la perfección. Una combinación en la frontal, dejó el cuero franco para que Víctor Pérez disparara de media volea. El chut del manchego se iba desviado, pero volvía a mostrar a Moyá que iba a tener mucho trabajo.

Control total de la posesión, el que tenía el Real Valladolid, apagando la tenue luz del ataque local. Una nueva jugada combinativa, dio lugar a otra clara ocasión de gol. Tras varios toques, Rubio servía un centro templado al corazón del área, donde Larsson prolongó y Guerra remató. Ante él, se alzó un muro llamado Moyá, desbaratando la mejor oportunidad blanquivioleta hasta ese momento.

Todo continuaba igual, con un Getafe que apenas generaba peligro, y un Real Valladolid volcado al ataque. Y todo pudo cambiar, fruto a un error de cálculo de Mariño. El guardameta gallego, poco acostumbrado a ser protagonista por sus fallos, erró al esperar un desplazamiento largo de Borja, viéndose superado por el balón. Por suerte para él, el cuero no fue hacia la portería, y pudo reaccionar para evitar un tanto, que de haberse dado, hubiera sido foco de numerosas repeticiones.

Los compases finales de la primera mitad apenas tuvo mayor incidencia. Los del Coliseum tan solo se acercaron mediante tímidas contras y desplazamientos en largo, a los cuales la dupla de centrales formada por Rueda y Mitrovic respondió a las mil maravillas. El serbio, con apenas una semana y media en España, manejaba la comunicación de la defensa pucelana como si de un veterano de guerra se tratase. El Valladolid tuvo una última oportunidad, con un peligroso lanzamiento de falta de Víctor Pérez, que fue despejado por los zagueros azulones. Acto seguido, Lafita pudo contragolpear, pero Rukavina cortó la avanzada de este. Con un lanzamiento de falta de Pedro León, atrapado por Mariño, el colegiado señaló el camino de los vestuarios con el empate en el electrónico.

Se repite la historia

Los segundos 45 minutos dieron aire nuevo al Getafe, que a diferencia con la primera mitad, mostró mayor intensidad. Sin generar un juego fluido y vistoso, apretaron un poco más sus líneas en busca de mejorar su rendimiento. A pesar de ello, existía demasiado espacio entre el centro del campo y la delantera, donde se encontraba Marica solo, como si de una isla desierta en el vasto océano se tratase.

Pero el Real Valladolid se encontraba a gusto, con el control del balón y la confianza de hacer las cosas bien. Los minutos avanzaban, y la posesión volvía a decantarse a favor de los pucelanos, que se mostraban superiores de nuevo, pero sin generar peligro. Tan solo Rukavina, convertido en carrilero, encontraba el camino hacia la portería de Moyá. El serbio, que tuvo en la diestra un auténtico pasillo, no cesó de subir la banda para poner centros hacia sus compañeros.

Javi Guerra, en una acción de ser el más listo de la clase, se aprovechaba de una indecisión de Lisandro y Rafa para probar fortuna. Su disparo, desviado, se marchó a córner. El propio jugador malagueño cometió una acción precipitada, realizando una entrada a destiempo en campo rival, y viendo la amarilla; cartulina que le acarreará sanción en el próximo encuentro de Liga.

El Getafe seguía con su única idea de contraatacar, dado el control tiránico que ejerció el Real Valladolid sobre la posesión. Los minutos avanzaban, las ocasiones no llegaban. Todo estaba por decidir, con ambos conjuntos optando por sus armas. La ocasión local llegó gracias a una jugada a balón parado, sin generar juego y con un centro directo. A 20 minutos del final, Lisandro controló en el área con dificultad, y remató más forzado aún. Su disparo, fue tocado también por Rafa, quedando finalmente el esférico lejos de la portería de Mariño. Los azulones mostraban su incapacidad de cara a puerta con esta acción, muy caótica y sin claridad.

Ofensiva de Juan Ignacio

Con poco más de 15 minutos para el pitido final, Juan Ignacio Martínez tomó cartas en el asunto y dio entrada a Manucho. El sustituido, fue Larsson, pasando su equipo a jugar con dos delanteros y lanzándose a por el gol. Con el angoleño, las ocasiones se buscaban por lo alto. Y fue precisamente, en un córner, cuando el Pucela pudo adelantarse. Pero fue Javi Guerra, de espaldas y con la espuela, quien remató. Por centímetros se escapó el tanto, quedándose con la miel en los labios.

Más madera metía el técnico pucelano, con la entrada de Valdet Rama. El encuentro entraba en su recta final, y se abría con todo por resolver. En la grada, también se daba la lucha. Las dos aficiones se batían en duelo coreando a sus equipos.

Tímidos intentos del Getafe, con Sarabia como protagonista, coparon los últimos 5 minutos. Mientras, Manucho peleaba en el ataque pucelano para ganar alguna ocasión. Pero como en el resto del partido, las grandes ocasiones brillaron por su ausencia. El Getafe apretó más, fruto de la necesidad y la dinámica que atravesaba, pero sin suerte. Diego Castro disparó alto justo cuando se cumplieron los noventa reglamentarios. Un minuto después, el gallego volvió a probar fortuna. Esta vez, con mayor potencia, acertó en la dirección. Su chut, impactó violentamente con el palo, con Mariño observando desde la lejanía. Perdió así el conjunto madrileño su mejor opción, y el Valladolid se salvó de lo que hubiera sido el gol del triunfo local.

Finalmente el marcador no se movió, y el árbitro decretó el final. Un empate que deja distinto sabor de boca, puesto que el Getafe acumula una jornada más sin ganar; mientras que el Real Valladolid, a pesar de no salir del descenso, suma su segundo choque sin perder y sin encajar gol, sumando 4 puntos, y confirmando las sensaciones positivas comenzadas una semana atrás.

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Fotos: EFE