En la presente temporada parece que el Real Valladolid pone un circo y le crecen los enanos, como se dice coloquialmente. La mala suerte ha sido aliada principal del equipo pucelano, convirtiéndose en un factor determinante en el devenir del conjunto albivioleta. Las lesiones, pan de cada día durante los primeros meses, han regresado. Y el causante, más allá de los sobreesfuerzos realizados por algunos jugadores, parece tener un único sospechoso. Los Anexos del José Zorrilla, campo habitual de entrenamiento del Pucela, no han dado la talla. Su estado, inadecuado en estos meses, ha sido el quebradero de cabeza principal de la directiva vallisoletana.

Es un hecho, el césped de los Anexos no está en óptimas condiciones para la práctica del fútbol. Ni tan siquiera para entrenar, como ha sido aparente en los últimos meses. Lo habitual, y que sería extravagante en cualquier otro conjunto de Primera División, ha sido ver a los hombres de Juan Ignacio ejercitarse en el Nuevo José Zorrilla. También, los ocasionales viajes que realizan los equipos de la máxima categoría del fútbol español, para entrenar en localidades o instalaciones cercanas, por motivos de publicidad y marketing; se ha convertido en un tópico para el Real Valladolid.

Media del Campo, Íscar y Zaratán, han sido los destinos. Un problema que afecta directamente al rendimiento de los jugadores. El no entrenar en el lugar habitual, es un dinamitarte, pues los desplazamientos, aún siendo pequeños, minan el trabajo físico. Cualquier estudioso de la materia podría dictaminar que variar las costumbres, los hábitos de un deportista, afectan a su rendimiento.

A principios de temporada se vio esta situación, pues los jugadores que dirige Juan Ignacio Martínez se vieron afectados físicamente por el paupérrimo estado del verde, siendo constantes las entradas y salidas de la enfermería blanquivioleta. Ahora, sin solución a esta situación, el equipo decidió dejar de lado los Anexos, no sin críticas como las de Jesús Rueda, que explicó que los jugadores se cansaban más al estar el césped duro, tosco e impracticable.

Así amaneció el José Zorrilla. (Foto: Real Valladolid).

Pero un equipo de Primera División no puede ejercitarse día sí y día también en su estadio, el lugar que debe estar radiante para la disputa de los encuentros oficiales. Y menos en una ciudad como Valladolid, donde el frío invierno arrecia con lluvias y nevadas. La primera de ellas, obligó al conjunto pucelano a mudarse a un poliderportivo durante un día, siete días atrás. Como el que dice, por una jornada no se han de preocupar el patio, y esto se tomó como un factor puntual. Pero la nieve volvió a la capital castellana en la noche de hoy, y el Estadio José Zorrilla amaneció teñido de blanco. De nuevo, había que buscar soluciones.

El destino fue Zaratán, donde existe un campo de césped artificial, donde el Real Valladolid fue incapaz de ejercitarse, puesto que la helada y la nieve blanca lo hacían imposible. El resultado, segundo día en una semana en la que un equipo del máximo nivel del fútbol español tiene que entrenar, preparar un choque de Liga, en un polideportivo, donde los futbolistas no están acostumbrados a jugar, puesto que el parquet y el césped tan solo se parecen en la cualidad de ser una superficie transitable.

Zorrilla, convertido en un barrizal

Otra de las consecuencias de haber entrenado demasiados días en el José Zorrilla, sumado a las lluvias caídas durante el fin de semana, fue la trnaformación de un césped impoluto en un auténtico lodazal. Un campo que se convirtió en marrón, propio del barro que surgió por el aguacero y el exceso de uso.

El choque ante el Elche fue una lucha titánica, en la que los jugadores terminaron exhaustos por el sobre esfuerzo realizado, y en donde el barro perjudicó al Real Valladolid en el segundo tanto ilicitano. Además, Jeffren Suárez sufrió una lesión, que también pudo ser consecuencia al verde que pisaba. El mal tiempo continúa en la capital castellana, y el estado del terreno de juego seguirá yendo a peor.

(Foto: LFP).

Un compendio, en definitiva, que augura problemas para la entidad que preside Carlos Suárez, puesto que tanto el lugar de entrenamiento, como el propio estadio, se encuentra en condiciones desfavorables para pa práctica del fútbol. Las soluciones, se han de buscar y encontrar lo más rápido posible, ya que Juan Ignacio no podrá estar preparando un choque bajo el techo de un pabellón durante una semana, y el Real Valladolid deberá volver a jugar en su casa dentro de dos semanas. Mientras, Zaratán será el destino a la espera de que mejore el tiempo.