Que el Real Valladolid es un equipo con necesidades futbolísticas es ya conocido, y que las posibilidades económicas son reducidas, es pan de cada día. Es por ello que se ve obligado a peinar mercados de fichajes exóticos, desconocidos y en muchos casos, truculentos. Pocas han sido las incorporaciones “de la casa” realizadas por el equipo pucelano, de jugadores de Primera y Segunda División, en los últimos tiempos.

Y precisamente, un modelo para llevar a cabo estos fichajes arriesgados, ha sido el que lleva integrado un proceso de prueba previo que el jugador ha de superar con éxito si quiere lograr un contrato profesional con el Real Valladolid. Así fue el caso de Heinz Barmettler, quien deslumbró este verano a Juan Ignacio, pero nada más lejos de la realidad, tan solo engañó con ardides para plasmar con su firma un contrato que le permitiera gozar de un sueldo y la pegatina en su trayectoria de haber jugado en la Liga española, aquella llamada la mejor del mundo. El jugador suizo-dominicano, procedente del Inter de Bakú azerbaiyano, responde a la perfección a la clase de operación que ha predominado en las oficinas de Zorrilla en el último año.

Pero, ¿fue esto siempre así? Echando la vista atrás, hace exactamente once meses, cuando corría el mes de marzo, se intentó una operación así. Labinot Harbuzi era el escogido, un sueco errante que llegó a Valladolid con más aspecto de competidor en concursos de comer de tartas, que de futbolista profesional que cuida su imagen. Alberto Marcos intentó esa incorporación, sometiendo al jugador a un proceso de prueba previo. Su llegada, se relacionaba con los fichajes previos de Daniel Larsson y Valdet Rama, quienes poseían la misma agencia de representantes. Es por ello, que los intereses, sin ser oficiales, parecían claros. ¿La respuesta de Miroslav Djukic, por aquel entonces entrenador? Un rotundo no.

El serbio, conocido por decir lo que piensa ante un micrófono, no cortó ni una sola sílaba de su opinión. “En mi equipo no vendrá alguien a prueba. Trabajo en la mejor Liga del mundo, pueden venir los mejores, no puede venir cualquiera”, afirmó con rotundidad. El míster balcánico fue tajante y cortó todo tipo de intentos de este calibre para lo que restaba de temporada. Él mismo mostró su disconformidad, llegando a comentar que de concretarse la operación, no presentaría a dicho futbolista: “Si llega uno así que lo presente la secretaría técnica”. Para concluir, cerraba el tema con una de sus ya conocidas frases, que dejó atrás tras su paso por Pucela. “Esto es un club de alto rendimiento, no un centro de estética”.

Y ahora, ¿qué es?

Con el adiós de Djukic, y la llegada de Juan Ignacio Martínez, volvieron los periodos de prueba. Al del ya nombrado Heinz durante el verano, se le suma el de Jaouad Zairi, quien tan solo entreno un par de días con el Real Valladolid, con un estado de forma paupérrimo, luciendo una figura en la que predominaban las curvas. Un nuevo ejemplo que pone en duda la realidad del Valladolid: ¿Centro de estética o Club de alto rendimiento?

El caso Sissoko, en el que el jugador sí estaba en buen estado físico, no entra en este aspecto; pero sí demuestra la debilidad de la Secretaría Técnica para realizar operaciones “normales” en relación a otros equipos de la Liga BBVA.

Ahora, con la llegada de Quincy, se vuelve a repetir la película. El holandés se someterá a un proceso de prueba, en el que se valorará si es apto para formar parte de la plantilla, aunque Alberto Marcos ya ha declarado que tiene muchas posibilidades de firmar. ¿Es necesario este tipo de pruebas? Para el Real Valladolid sí. El Club presidido por Carlos Suárez ha decidido hacer práctica de este modelo, que usado una vez cada varios años puede estar considerado como acertado, pero que tantas veces repetido cuestiona la labor de los responsables del área de incorporaciones.

Es difícil declinarse por una de las dos opciones, puesto que dar tantas oportunidades a jugadores que llegan a tierra castellana pasados de forma, significa bajar las pretensiones y convertirse en lo primero. En definitiva, el Real Valladolid dará la oportunidad a un nuevo jugador, que lo más seguro es que esté en perfectas condiciones, pero que pone en duda la práctica llevada a cabo para realizar incorporaciones. Mientras, OML Sports Management SL, continúa a la espera de la llamada para otro futbolista

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