El Real Valladolid sumó un nuevo empate, el decimotercero en lo que va de curso, ante el Valencia, sin goles en el marcador. Un punto que ayuda al equipo albivioleta a salir del descenso, pero no agrada del todo dada la imperiosa necesidad que tiene el conjunto de Castilla de sumar de tres en tres. Más vale no perder, que dirían los más optimistas, más aún cuando el rival de esta jornada ya pasada tuvo más ocasiones para anotar el primer tanto. Pero la realidad es diferente, la opción de vencer en Zorrilla, para un club que se juega cada encuentro el ser o no ser en Primera, es siempre la primera, y cuando no se logra, queda un ambiente enrarecido.

Con los resultados dados, las derrotas y empates de rivales directos, todo parecía de cara para que el Real Valladolid diera un vuelco a la situación y se aupara a posiciones más elevadas. Con el empate, el conjunto pucelano huye de las posiciones de descenso, debido al golaveraje ganado ante el Getafe, pero no sirve para acudir con algo más de tranquilidad a Pamplona, donde se disputará una auténtica batalla por la supervivencia entre dos equipos necesitados.

Durante el choque ante el Valencia, se pudo ver a un Real Valladolid serio, intenso y seguro en defensa. A diferencia del sector ofensivo, en el que parece vivir una parálisis temporal que impide encarar con facilidad la portería rival. Lo que antes era sencillo, ahora es complicado. La Liga expira sus últimas jornadas, y ningún conjunto quiere cometer un error que le aleje de sus objetivos, por lo que es aún más complicado el materializar un gol. Pero la explicación no es solo esa.

Pocos espacios en la delantera

Juan Ignacio volvió a apostar por la dupla de delanteros formada por Javi Guerra y Manucho, quienes habían completado un buen encuentro ante el Almería, generando constantes problemas a la defensa rival, que no supo como atar en corto a dos delanteros que se compenetran a la perfección, aprovechando los espacios que generan uno y otro. Frente al Valencia, todo parecía de cara para volver a explotar esta situación, dadas las bajas en defensa que traía el conjunto ché. Sin embargo, Manucho no estuvo igual de acertado que siete días atrás, perdiendo muchos balones y pasando desapercibido en el juego blanquivioleta; únicamente aparecía en los balones en largo, demasiados constantes en un momento del partido, pues parecía la única vía para superar el medio campo valencianista.

Guerra tampoco tuvo su mejor encuentro, actuando más en zona de tres cuartos que en el interior del área, donde verdaderamente es su zona de influencia. Sus caídas a banda fueron constantes, incluso cuando el técnico alicantino substituyó al angoleño para dejarle solo en punta. En ese momento, cuando salía a recibir, la zona de delantera queda huérfana de jugador blanquivioleta, por lo que el remate en los dominios de Guaita era aún más imposible.

Cabe destacar la actuación de Óscar, nuevamente desconocido y desaparecido sobre el verde. El salmantino apenas tuvo incidencia en el juego, en especial cuando actuó en la banda zurda, lugar en donde no termina de aclimatarse debido a que no es su mejor demarcación. Una vez cayó a la media punta, intentó acciones diferentes, pero sin suerte. El ‘mago’ pucelano sigue una semana más sin el toque de balón necesario para generar diferencias y acciones de peligro, mientras su equipo adolece principalmente de eso, un último pase que no aparece en el marco ofensivo castellano. Jeffren tampoco tuvo su mejor actuación, pues el hispano-venezolano entró en la primera parte por la lesión de Larsson, y apenas pudo percutir por su costado. Estos dos jugadores son muy necesarios para un Real Valladolid que necesita esa chispa en la parcela de ataque, para filtrar balones a Javi Guerra y Manucho.

La defensa da un paso adelante

Pero no todo son reproches en el encuentro del Pucela. Cuando un choque finaliza con empate a cero, es porque ni tú ni tu rival han marcado. O lo que es lo mismo, la defensa pucelano consiguió retener las ofensivas ché. Cierto es que el Valencia tuvo varias claras ocasiones de marcar, pero en el resto del encuentro la pareja de centrales se mostró segura en la retaguardia albivioleta. Fue Marc Valiente quien llevó la voz campante, cortando un sin fin de jugadas de peligro de todas las maneras posibles, con entradas radas, saltos por los aires o simplemente por un buen posicionamiento.

Marc Valiente fue el más destacado en la zona defensiva

Con la línea de tres cuartos que Pizzi situó de inicio, el Valencia buscaba la velocidad por banda y desborde. Tanto Peña como Rukavina lograron tapar a su par, especialmente el serbio con las entradas de Feghouli, desconocido en el tapete de Zorrilla. Como nota algo negativa, estos no lograron generar tanto peligro como otras ocasiones en sus subidas por los carriles, ya que los centros no fueron tan acertados como suele ser habitual.

Y en portería esperaba Jaime. Arquero que se ha ganado, y con razón, al confianza de Juan Ignacio. El de Valdepeñas no ha desaprovechado la ocasión, y al igual que la temporada pasada, ha entrado con confianza en el equipo en la recta final del campeonato. Sus paradas ante el conjunto ché ayudaron al Real Valladolid a mantener la portería a cero por segunda vez consecutiva, arrancando un punto que pudo no ser nada si Alcácer o Vargas hubieran acertado en sus disparos, o Jaime no lo hubiera estado tanto en sus despejes.

El empate logrado, puede ser positivo a final de temporada, pero no ayuda por el momento a las aspiraciones de permanencia del Real Valladolid. Además, obliga a vencer en un difícil campo como es El Sadar, lugar donde no han conseguido ganar ninguno de los tres gigantes que combate por alzarse con el triunfo liguero. Un choque, el vivido ante el conjunto de la capital del Turia, que es positivo por los aspectos defensivos, mejorados en las últimas jornadas; pero deja ciertas dudas en el camino por la dificultad que tiene un equipo, con jugadores de calidad como Óscar, Guerra y Jeffren, de lograr marcar en partidos igualados.

Fotos: Real Valladolid