Antonio Santos se ha convertido en historia viva del Real Valladolid tras 40 años dándolo todo por el club. Desde que era un chaval, se ha entregado en cuerpo y alma por y para la entidad blanquivioletapasando de ser un jugador más, a llegar a hasta los puestos de entrenador, consejero, director deportivo e incluso llegó a copar los puestos más altos de la dirección.

En su etapa como jugador llegó a conseguir junto a sus compañeros el volver a la Primera División tras más de 16 años sin estar en ella. Además estuvo presente en  el equipo que consiguió el único título que el club posee en sus vitrinas, la Copa de la Liga de 1984.

Tras colgar las botas tuvo su paso por el banquillo del filial y después, de la mano de José  Luis Saso, llegó a los despachos. Allí ejerció de “todoterreno”, haciendo todo lo necesario para el Real Valladolid, desde director deportivo a ejercer de entrenador cuando cesaba al técnico que estaba en esos momentos llevando las riendas del equipo.

Después de ocupar el puesto de vicepresidente y otros cargos administrativos, sus últimos años los ha dedicado a la administración deportiva junto a Alberto Marcos. Ahora ha decidido poner punto y seguido a su relación con el Real Valladolid para que otro pueda tomar el relevo. Su nueva función no estará en las oficinas del José Zorrilla, sino en los asientos del estadio con la única preocupación que su Pucela gane.

El club le ha expresado su gratitud por la entrega y dedicación que siempre ha demostrado y por ello le ha querido recompensar con la insignia de oro y brillantes.

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